Residencia Tugendhat, joya funcionalista de Mies van der Rohe

Villa Tugendhat (Foto: Autorin)

La Residencia Tugendhat en Brno es la obra mejor conservada del renombrado arquitecto alemán Ludwig Mies van der Rohe en el continente europeo. La proyectó a finales de los años veinte del siglo pasado para los esposos Greta y Fritz Tugendhat. En 2001 esta construcción funcionalista fue inscrita en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.

En 1928 se casó por segunda vez la hija del empresario judío de Brno Alfred Löw Beer, Greta. Contrajo matrimonio con el fabricante Fritz Tugendhat. Como regalo de boda recibió de su padre un terreno en el barrio residencial Černá Pole, Campos Negros.

Barrio 'Černá Pole'  (Campos Negros) Foto: Martina Schneibergová
Situada en una pendiente con una vista preciosa al casco histórico de la ciudad con la catedral de San Pedro y el castillo de Špilberk, era el área ideal para una residencia familiar.

En septiembre de 1928 visitó Brno el arquitecto alemán Ludwig Mies van der Rohe para ver el terreno para la futura construcción. En diciembre de ese mismo año presentó al matrimonio Tugendhat el primer esbozo de la residencia, según nos cuenta Dagmar Černoušková, del centro de documentación del museo de la Residencia Tugendhat.

“La señora Greta tenía un gracioso recuerdo relacionado con ello. Viajaba con su esposo a una fiesta de Noche Vieja en casa de unos amigos de Berlín. Tenían acordado que a las once de la mañana pasarían por el taller de Mies para recoger los planos para su casa en Brno. Se quedaron conversando con el arquitecto hasta la una de la madrugada”.

La empresa de los hermanos Eisler inició los trabajos de construcción en el verano de 1929. La residencia fue acabada en 14 meses y antes de la Navidad de 1930, la familia Tugendhat pudo instalarse en su nuevo hogar.

Los arquitectos locales reaccionaron con cierto bochorno ante la nueva construcción, apunta Dagmar Černoušková.

“Los arquitectos de Brno, y los arquitectos checoslovacos en general, condenaron la residencia. La llamaron ´fruslería´ del arte moderno, ´construcción opulenta´, ´palacio moderno´, porque los arquitectos en esa época se ocupaban, sobre todo, de los aspectos sociales de las viviendas. Entonces, advirtieron cuántas casas familiares simples o apartamentos pequeños para distintas familias se podrían construir por ese dinero”.

Las revistas especializadas alemanas dedicaron a la residencia Tugendhat una gran atención. En las páginas de la revista Die Form, publicada en Berlín, se desató incluso un debate sobre el tema si era posible vivir en la residencia Tugendhat.

En la discusión participaron también los Tugendhat, quienes destacaron que la casa estaba construida a medida, que se sentían en ella libres y muy a gusto.

Mies van der Rohe visitó la Residencia Tugendhat en febrero de 1931. Fue probablemente su primera y la última visita. Con posterioridad anunció otra venida, pero al final no llegó. De todas maneras causó dolores de cabeza a los propietarios del inmueble.

La Residencia Tugendhat  (Foto: Martina Schneibergová)
Fritz Tugendhat compartía con el arquitecto el rechazo contra las sobremesas y figuritas con las que la gente solía decorar su casa. Sin embargo, en las fotos de aquella época se puede ver que estas decoraciones descansaban sobre los muebles de la residencia.

“Cuando en el transcurso de los años treinta Mies anunció su próposito de venir otra vez de visita, retiraron todo rápidamente. Por ejemplo, en la habitación de la niñera había un piano cuya ubicación allí no estaba planeada. A los dueños de casa les ponía tan nerviosos que trasladaron ese piano al sótano para esconderlo de Mies”.

La Residencia Tugendhat tiene el mismo concepto arquitectónico que el pabellón alemán que Mies van der Rohe proyectó para la Exposición Mundial de Barcelona en 1928.

La casa está construida sobre 29 pilares metálicos. Se sitúa en una pendiente con orientación al suroccidente. La fachada que da a la calle sorprende al visitante por su aspecto austero.

La planta superior está dividida en dos secciones por el suelo de travertino italiano, una es la de los padres y la otra de los hijos.

Foto: Martina Schneibergová
Las habitaciones de los niños dan a una terraza con una pérgola de acero que ofrecía sombra en los calurosos días de verano, explica Iveta Černá, directora del museo de la Residencia Tugendhat.

“Las fotografías históricas documentan que la terraza realmente fue utilizada para los juegos infantiles. Los niños tenían allí un pequeño cajón de arena y una piscina. Tenemos una foto en la que los chicos corretean por la terraza en triciclos y coches para niños”.

Una planta más abajo se encuentra el espacio vital principal con 223 metros cuadrados. Con muros parciales está dividido en cuatro unidades con distintas funciones, como salón u oficina de trabajo del padre.

Los Tugendhat amaban las áreas verdes. En este sentido, la conexión de los espacios exteriores e interiores fue muy importante para ellos, apunta Iveta Černá.

“Sabemos que hasta otoño tardío solían sentarse junto a las ventanas abiertas cuyos cristales se podían bajar hasta el suelo. Una ventana tenía unas dimensiones de 5,5 por tres metros. El jardín de invierno estaba en manos del señor Tugendhat que cultivaba plantas exóticas, así que desde su mesa de trabajo podía ver una pendiente cubierta con nieve a través de orquídeas y camelias”.

Foto: Martina Schneibergová
La Residencia Tugendhat no fue solamente un fenómeno artístico por el manejo del espacio y de la luz, sino que también fue considerado todo un monumento técnico.

Fue la primera residencia familiar que dispuso de un equipo de aire acondicionado. El sistema original se ha conservado en el subterráneo de la casa. Aspira y limpia el aire que después pasa por una cámara con piedras marinas recibiendo así el perfume del mar, agrega Iveta Černá.

“En 1930 la entrada de la casa fue protegida con una célula fotoeléctrica. Fue el deseo de la señora Greta para que pudieran tener abiertas por la noche las puertas de los dormitorios y no fueran disturbados por un visitante no invitado”.

Foto: Martina Schneibergová
Los Tugendhat disfrutaron de las comodidades de su residencia apenas ocho años. Fueron una de las primeras familias judías de Brno que decidió exiliarse para huir de Hitler. En mayo de 1938 se fueron a Sankt Gallen, en Suiza, y en enero de 1941 partieron hacia Caracas, Venezuela.

En octubre de 1939 la residencia fue ocupada por la Gestapo. Posteriormente fue alquilada al constructor de aviones militares Walter Messerschmidt, quien vivió en la casa y tenía allí también su oficina, según precisa Dagmar Černoušková, del centro de documentación del museo de la Residencia Tugendhat.

“Messerschmidt realizó los primeros cambios arquitectónicos de la residencia. Tapó parcialmente con una pared parte de la entrada de la casa y dividió con paredes algunas salas más grandes. Es verdad que los espacios grandes de la residencia pueden llegar a ser muy fríos y los gastos para la calefacción son bastante altos. También fue por motivos de seguridad durante la guerra”.

Durante los combates de liberación de Brno a finales de abril de 1945 residían en la casa del matrimonio Tugendhat las tropas del mariscal del Ejército Rojo Malinovski. En la residencia se encontraban caballerizas y los soldados usaban los restos de los muebles empotrados para la calefacción, agrega Dagmar Černoušková.

Villa Tugendhat
“Existen documentos en el archivo en los que podemos leer que en la parte residencial principal, en la cocina y en el piso subterráneo había montones de bosta. Fue destruido el suelo en el salón principal, cubierto con linóleo fabricado con resina y corcho”.

Después de la Segunda Guerra Mundial había en la Residencia Tugendhat una escuela de danza, en los años 50 se convirtió en un centro de rehabilitación para niños con defectos en la columna vertebral. En 1969 fue proclamada monumento nacional.

En 2001 la Residencia Tugendhat fue incluida en el Patrimonio Mundial de la UNESCO, pero todavía no puede cantar victoria. En las paredes aparecen grietas, las ventanas están por caer, las instalaciones eléctricas se encuentran en un estado deplorable. La reconstrucción de la singular obra de Ludwig Mies van der Rohe, hoy propiedad de la ciudad de Brno, se ha ido postergando debido a disputas judiciales.