El encanto funcionalista de la Villa Tugendhat de Brno
Han pasado más de 70 años, pero al fin a la Villa Tugendhat, ícono del funcionalismo arquitectónico reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, le ha sido devuelto el esplendor que marcó tendencia en la década previa a la Segunda Guerra Mundial. Construida por Ludwig Mies van der Rohe, la ciudad de Brno se enorgullece de haber podido abrirla al público para disfrute de todos los visitantes de la ciudad.
Múltiples usos y ocupantes ha tenido esa edificación única desde que la familia que la encargó, el matrimonio Tugendhat, tuvo que huir de Checoslovaquia por culpa de la persecución nazi a los judíos.
Ninguno de esos usos hizo honor al auténtico valor de la Villa Tugendhat, que explica la directora del centro en el que se ha convertido la casa, como parte del Museo de Brno.
“En los libros de texto especializados aparece la Villa Tugendhat junto a otros edificios como la Casa Robie de Chicago proyectada por Frank Lloyd Wright, o la Villa Saboya en París de Le Corbusier. Son iconos mundiales, cumbres de la arquitectura residencial. Es increíble que una de las estrellas de esta constelación surgiera precisamente en Brno”.
“Es la realización de un sueño abstracto de la vivienda ideal según una creación artística para una sociedad nueva”, dice el arquitecto Vladimír Šlapeta sobre la Villa Tugendhat.
Ese era también el sentimiento que provocó su nueva casa para el matrimonio de Fritz y Greta Tugendhat, orgullosos del proyecto que a su encargo había hecho el arquitecto alemán Ludwig Mies van der Rohe.
En una carta escrita por Greta Tugendhat en su día, describía la admiración que había despertado en ellos el arquitecto.
“Desde el primer momento de nuestra conversación con van der Rohe, ya estaba decidido que la casa la construiría él. Su personalidad nos impresionó mucho. Tenía una seguridad tranquila y una confianza que convencía al instante. La forma en la que hablaba de sus construcciones dejaba claro que estábamos ante un auténtico artista. Decía por ejemplo que los espacios ideales no se pueden proyectar, sino solo sentirlos cuando nos movemos por ellos. O sus ideas sobre los materiales. Ya que en la arquitectura moderna no hay adornos, decía que había que emplear materiales nobles”.
Cuando Ludwig van der Rohe proyectó el edificio aún no era el arquitecto mundialmente reconocido en el que se convertiría poco después.
Fue precisamente la Villa Tugendhat, y otro proyecto casi simultáneo, el Pabellón Alemán para la Exposición Universal de Barcelona en 1929, que puede visitarse hoy día al pie de Montjuic en la ciudad condal, los que lograron para van der Rohe la repercusión mundial de la que gozó.
Las estructuras y la organización del espacio de van der Rohe tuvo una gran influencia en la arquitectura realizada desde ese momento.
Además, tal y como explicaba anteriormente en su carta Greta Tugendhat, en materiales no se escatimó efectivamente para su vivienda en Brno: ónice de mármol del Átlas, de Marruecos, travertino italiano, maderas tropicales de Malasia e Indonesia, linóleos alemanes…
Sin embargo, lo que más elevó el precio de la construcción (unos cinco millones de coronas de la época, cuando el precio de una vivienda habitual era de 50.000 coronas) fue seguramente la perfecta estructura en acero de todo el edificio.Una estructura sólida pero imperceptible es la que le da la personalidad a la casa, marcada por la amplitud de espacios, la luminosidad y la libertad para decidir diversas soluciones arquitectónicas que transmitan paz y equilibrio, dice la directora de la Villa Tugendhat, Iveta Černá.
“La ventana que da al jardín, por ejemplo, va desde el techo al suelo, no tiene ninguna división a lo largo de toda su altura que moleste a la vista. También los 29 pilares de acero que soportan el pesado techo están escondidos”.
De nuevo sobre la organización del espacio habló en la inauguración de la Villa Tugendhat recontruida el director del Museo de Brno, Pavel Ciprián.“Yo destacaría lo extraordinario y radical de las ideas de su creador. Creó un espacio libre, destruyó los límites entre las distintas dependencias de la casa, creando un único espacio libre funcional. Es un concepto radical que influyó a todo el desarrollo de la arquitectura del siglo XX. Ese concepto lo llevó hasta el final al sustituir los muros exteriores por grandes ventanas. Así, la libertad del espacio no distingue entre interior y exterior”.
Los muebles también son obra de van der Rohe. La silla ‘Barcelona’, diseñada para el Pabellón Alemán de la mencionada Exposición Universal, está presente en la casa, así como el sillón ‘Brno’, hecho en particular para la Villa Tugendhat.
La historia del siglo XX se cuenta con la Villa Tugendhat
La mayor parte de los edificios de van der Rohe se encuentran en Alemania, Canadá o Estados Unidos, adonde tuvo que emigrar en 1937 por la progresión de los acontecimientos bajo el mandato de Hitler.También son suyas las Oficinas Bacardi en Ciudad de México, pero si existe una obra suya en la República Checa es exclusivamente por el empeño de la familia Tugendhat y los contactos que tenía con la intelectualidad berlinesa.
Las dos hijas del matrimonio que siguen vivas, nunca vivieron en la casa, nacieron ya en el exilio. Ambas estuvieron presentes en la reinauguración y recordaron como sus padres estaban literalmente enamorados de la casa que se hicieron y que fueron obligados a abandonar tan solo ocho años después de construirla.
La historia de la villa cuenta por si sola la del siglo XX. La familia Tugendhat, judíos acomodados dedicados a la industria textil, previeron la amenaza nazi y emigraron, primero a Suiza, y más tarde a Venezuela.Mientras, el edificio fue ocupado por alemanes durante la Segunda Guerra Mundial cumpliendo con toda clase de cometidos, por ejemplo militares, por los que su interior se resintió profundamente. Pero los peores daños los sufrió tras un bombardeo que afectó a su estructura.
Durante el comunismo la casa se utilizó de nuevo para diversos fines, sobre todo sanitarios, alojando por ejemplo un centro de rehabilitación física.
Solo en la década de los 60 las autoridades empezaron a tomar en consideración el valor arquitectónico del edificio y en 1963 fue declarada monumento nacional.Durante los 60 y 70 se realizaron algunos trabajos de remodelación y reconstrucción y pasó a ser un edificio utilizado para hospedar a invitados importantes de la ciudad de Brno en los años 80.
Algo después, en su interior, tuvo lugar un momento clave en la historia. En 1992, los primeros ministros de República Checa, Václav Klaus, y Eslovaquia, Vladimír Mečiar, allí reunidos, firmaron la separación de Checoslovaquia.
Tras el largo devenir del edificio, Ruth Guggenheim - Tugendhat, hija de Fritz y Greta, asegura estar feliz de poder verla tal y como fue construida y amueblada originalmente.“Nuestros padres estaban muy orgullosos de esta casa. Cuando veo la casa reconstruida, yo también estoy orgullosa de pertenecer a esta familia. Lo único que me preocupa un poco es que en esta casa vivía una familia, con niños. Aquí había libros, flores, se cocinaba, se comía, venían invitados… aquí había vida. ¿Cómo devolverle la vida a la casa? Aquí ya no vivirá ninguna familia, pero me gustaría que por ejemplo se realizaran reuniones de arquitectos, para que de nuevo hubiera vida”.
La nueva dirección del centro en efecto cuenta con toda una serie de actividades culturales y académicas, exposiciones y encuentros en la Villa Tugendhat, que harán realidad el deseo de la familia.“Los grandes espacios liberan. El espacio abierto tiene un ritmo tranquilo particular que no puede aportar un espacio cerrado”, decía en sus cartas Greta Tugendhat. Ninguna fotografía ni video pueden hacer entender eso, según la directora actual de la Villa, Iveta Černá.
Así pues, solo queda por tanto visitar la villa. Pero reserven con tiempo, porque actualmente la lista de espera para las visitas guiadas, que se realizan en grupos de 15-20 personas, tiene fechas libres solo a partir de abril.
Foto: Barbora Kmentová