¿Quién será el próximo presidente?

Gustáv Husák

Con este espacio, "Del Totalitarismo a la Democracia", Radio Praga trata de ofrecer un vistazo sobre lo que ha representado el proceso de transición en la República Checa. Este espacio está dedicado a todas las personas interesadas en conocer detalles sobre la transformación checa desde la dictadura comunista hasta la democracia, por lo que creemos que encontraremos muchos radioescuchas en Cuba, donde importantes sectores de la población se preparan también para un proceso de cambio pacífico en la Isla.

Al mismo tiempo, ciertos partidos eslovacos y organizaciones civiles eran contrarios a Havel en favor del símbolo político del año 1968, Alexandr Dubcek. Esto condujo a una situación paradójica: el Foro Cívico, en tanto que movimiento político revolucionario, quería que el Presidente fuera elegido, de acuerdo con la constitución comunista, por la Asamblea Federal dominada por los comunistas; mientras que el Partido Comunista se proponía llevar a cabo un cambio esencial en la Constitución mediante una restauración especial del sistema presidencial. Era lo que el Foro Cívico deseaba evitar, sin saber bien cómo.

Habiendo proclamado su legitimidad política y su disposición a aceptar cualquier instancia constitucional y estatal, era sin embargo incapaz de pacificar el Parlamento, en el cual no disponía de una sola acta de diputado. No tenía a su disposición ningún medio formal de intervención política; contaba únicamente con la movilización social. Se mostraba reacio, no obstante, a una nueva agitación de las masas, ya que esto podía suponer la disolución de la Asamblea Federal y empujar a la sociedad a una escalada revolucionaria, algo que el Foro Cívico estaba muy lejos de desear.

En esa situación, fue el primer ministro Marian Calfa el que ofreció una salida a la tensión que se estaba creando. En una entrevista confidencial que se celebró el 15 de diciembre en el despacho del presidente del Gobierno, llegó a un acuerdo con Václav Havel acerca de la solución. El objetivo de sus planes comunes era que la Asamblea Federal, con sus componentes constitucionales aún en 1989, eligiera a Havel como presidente de Checoslovaquia. La rápida y significativa intervención de Calfa en el Parlamento fue decisiva; los diputados comunistas abandonaron sus planes de elección directa en la sesión del 19 de diciembre, adhiriéndose sin excepciones al movimiento democrático.

Con el fin de que la elección presidencial no desatara una crisis en las relaciones checo-eslovacas, fue necesario que ambas partes, con una voluntad pacificadora, redujeran la tensión reinante entre los dos aspirantes a las funciones presidenciales: Havel y Dubcek. Los dos candidatos se reunieron varias veces en los días siguientes.

El resultado de las dificultosas conversaciones, acompanadas simultáneamente por reuniones de los partidos políticos en la "mesa redonda", fue la decisión de dividir las más altas funciones de la dirección del Estado: Alexander Dubcek fue elegido el 28 de diciembre de 1989 presidente de la Asamblea Federal y Václav Havel, un día después, presidente de Checoslovaquia, ambos por unanimidad. Sólo después de estos actos terminaron su huelga los estudiantes universitarios (que habían sido, desde el 17 de noviembre, la fuerza motora y el símbolo del movimiento de protesta), al considerar que el desarrollo de los acontecimientos no tenía vuelta atrás.

La eliminación de los artículos constitucionales acerca de la tarea directora, social y estatal del Partido Comunista de Checoslovaquia supuso la ocupación de los principales ministerios del Gobierno Federal; la elección de Václav Havel, el fin de la hegemonía política del Partido Comunista de Checoslovaquia. Entre enero y febrero de 1990, dicho Partido dejó también de ser la fuerza dominante en los más altos órganos legislativos. No obstante todo ello, siguió ejerciendo una influencia muy importante y estratégica hasta las primeras elecciones generales. Es posible hacerse una idea concreta mediante los resultados del proceso de optar a la representación en los más altos órganos legisladores.

Revolución de Terciopelo,  1989
Acerca de la extensión y forma de esa carrera por la representación, las llamadas "fuerzas políticas decisivas" llegaron a un acuerdo tras la reunión que mantenían desde el 8 de diciembre de 1989 en la "mesa redonda". Las "fuerzas políticas decisivas" formaban un conglomerado altamente heterogéneo, improvisado y compuesto ad hoc, de partidos políticos y organizaciones de mayor o menor significado, e incluso de algunos grupos de desestimable fuerza representativa.

Esencialmente lo componían partidos del Frente Nacional ya existentes antes de la Revolución de Noviembre, a los que se sumaban el Foro Cívico y la Opinión Pública contra la Violencia. El cambio más importante que se verificó en la Asamblea Federal de la República Socialista de Checoslovaquia se llevó a cabo en enero de 1990. De un total de 242 diputados del Partido Comunista de Checoslovaquia, 122 dimitieron o fueron retirados de sus funciones; el Foro Cívico y Ciudadanos contra la Violencia se hicieron con 114 escaños (hubo seis escaños que permanecieron sin ocupar); de un total de 64 escaños, 41 fueron ocupados por diputados independientes; los partidos checos o eslovacos integrantes del Frente Nacional se reservaron el mismo número de escaños que habían mantenido hasta entonces -18 el Partido Popular de Checoslovaquia y el Partido Socialista de Checoslovaquia, y 4 el Partido Democrático y el Partido de la Libertad.

A comienzos de febrero de 1990 se reconstruyó la Asamblea Nacional Checa, compuesta por 200 miembros. El Partido Comunista, que poseía 133 de ellos, renunció a 51 de sus diputados; en su lugar, el Foro Cívico situó a sus propios diputados dispuestos a labores de cooperación; 33 escaños se reservaron a diputados independientes y 17 fueron ocupados por el Partido Popular Checoslovaco y el Partido Socialista Checoslovaco.

Vladimir Dlouhý  (Foto: CTK)
Pocos días después, se llevaron a cabo cambios en la Asamblea Nacional Eslovaca, de 150 miembros: de los 106 diputados comunistas que originalmente la ocupaban, 21 de ellos presentaron su dimisión personalmente y el propio Partido Comunista Eslovaco dejó libres otros 20 escaños. Los restantes 85 sillones quedaron repartidos aproximadamente a partes iguales entre los partidos, asociaciones políticas y organizaciones civiles, por un lado, y por diputados independientes, por otro.

En febrero de 1990 se tomó una decisión política que pasó de la "mesa redonda" a los órganos legisladores; de esta manera, quedó formalmente constituida en Checoslovaquia la democracia parlamentaria. La Constitución y la estructura de los órganos estatales quedaban en vigencia. En enero, el Foro Cívico, a causa de la falta de unidad entre sus propias asociaciones, así como por un mal entendimiento con el movimiento Opinión Pública contra la Violencia, no fue capaz de imponer una reforma en la estructura organizativa del Estado Federal. Su objetivo era asegurar una mayor y más activa capacidad de diálogo ente sus elementos y mejorar la funcionalidad de los órganos estatales en las entonces actuales condiciones de libertad y pluralismo político.

Después de una serie de intentos, triunfó, no obstante, la inercia de la continuidad institucional, defendida por los funcionarios de la Asamblea Federal y por los políticos eslovacos, que consideraban la organización federal del año 1968 como uno de sus mayores logros políticos y no querían, por ello, permitir ningún cambio en sus estatutos. Tanto en el Gobierno como en el Parlamento, parcialmente reconstruidos, y ahora compuestos por políticos y diputados de la más variada experiencia, orientación e intereses, algunas de las medidas que se tomaron llevaban su propio signo.

Marián Calfa
El carácter eminentemente político de los tiempos inmediatamente anteriores ejerció su influencia sobre ciertos casos bien definidos. De los políticos que dominaban el panorama, aquellos que se situaban en la esfera ideológica del comunismo o del socialismo se distribuían en cuatro grupos: a) excomunistas (o antiguos comunistas reformadores), que después de veinte años de retiro obligatorio tras haber sido condenados al ostracismo, regresaban a la política, como por ejemplo el presidente de la Asamblea Federal, Alexander Dubcek, o el vicepresidente del Foro Cívico, Zdenek Jicinský; b) nuevos comunistas, como los representantes del "nuevo" Partido Comunista de Checoslovaquia, surgido tras la Revolución de Noviembre; c) viejos comunistas, que conservaban sus ideas así como su estilo político, de los cuales la mayoría había abandonado sus altos cargos bien por voluntad propia, bien por haber sido destituidos; d) post-comunistas, políticos de talante pragmático que se distanciaban del Partido Comunista y de sus ensenanzas a favor de otras doctrinas políticas (como, por ejemplo, el presidente del Gobierno Federal Marián Calfa, el vicepresidente del Gobierno Federal Vladimir Dlouhý, el presidente de la Asamblea Nacional Eslovaca Rudolf Schuster, el presidente del Gobierno eslovaco Milan Cic, etc.).

Por otra parte, a esta división en cuatro tipos se unía otra más integrada esencialmente por dos sectores: e) representantes de una política civil, activistas que pertenecían a la disidencia y a la zona gris (el presidente Václav Havel, el presidente del Gobierno checo Petr Pithart, el primer adjunto del Ministro Federal de Interior Jan Ruml, etc.; y f) activistas pragmáticos, que se incorporaron a la política en el momento de la Revolución. Por último, también ejercieron una importante influencia política una serie de funcionarios procedentes de los cuatro partidos del antiguo Frente Nacional, dominado por los comunistas.

Jirí Suk realizó estudios de Historia y Archivística en la Facultad de Filosofía de la Universidad Carolina de Praga. En la actualidad es investigador en el Instituto de Historia Contemporánea de la Academia de Ciencias de la República Checa.

Autor: Jiri Suk
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