“Que estén bien vestidos no significa que los refugiados sufran menos”

El número de refugiados que llegan de Ucrania es cada vez mayor. La capacidad de alojamiento se agota y el Gobierno quiere motivar a los checos a que acojan a ucranianos en sus hogares. Expertos con experiencia en la migración y el impacto psicológico de la guerra enfatizan que los recién llegados necesitan apoyo a largo plazo y también empatía.

Casi tres millones de personas han huido de Ucrania en las últimas tres semanas. Más de 200 000 se han dirigido a Chequia, y mientras que el país está intentando acomodarlas a todas, con la ayuda de estructuras estatales, regionales, diferentes ONG y hasta individuos, las capacidades no son suficientes.

Foto: René Volfík,  iROZHLAS.cz

En un esfuerzo de resolver la situación y, al mismo tiempo, facilitar la integración de los recién llegados en la sociedad, el Gobierno está buscando motivar a más checos a que acojan a ucranianos, en su mayoría mujeres con niños, en sus hogares.

De acuerdo con la jefa de la Asociación para la Integración y la Migración (SIMI), Magda Faltová, los refugiados necesitan un lugar donde quedarse durante un periodo prolongado, por ejemplo seis meses. No obstante, muchos de los interesados que han ofrecido ayuda no pueden o no quieren comprometerse para tanto tiempo.

Según explica Faltová, todos los que estén considerando hospedar a una persona o familia ucraniana, deben tener en cuenta que no es una tarea fácil.

Foto: René Volfík,  iROZHLAS.cz

“Desde el punto de vista práctico hay que entender que las personas no tienen nada. Han llegado con una bolsa de pertenencias, no tienen nada para el hogar, como toallas o sábanas. Hace falta conseguir bastantes cosas. Por supuesto existen colectas a través de las cuales se puede adquirir algo, pero los que llegan son muchos, por lo que la ayuda que ofrecemos solo puede ser parcial”.

Faltová afirma que, en un esfuerzo por “hacer algo”, muchos checos se lanzaron a la ayuda de manera impulsiva, saliendo a la frontera en coche y trayendo a personas de vuelta, sin haber pensado bien si pueden encargarse de ellas. Al mismo tiempo, hay quienes alojan a refugiados y después pierden su trabajo o algo más ocurre que les impide seguir acogiéndolos. Al tiempo que Faltová afirma que es completamente comprensible, admite que ofrecer ayuda resulta cada vez más complicado.

Magda Faltová | Foto: Jana Přinosilová,  Český rozhlas

La jefa de la Asociación para la Integración y la Migración cuenta que la organización está revisando actualmente alrededor de dos mil ofertas de alojamiento. Los contactos hay que verificarlos y categorizarlos ya que, según explica, no siempre se trata de opciones viables.

“Algunas ofertas no se pueden aprovechar porque el sitio no está equipado o no es adecuado. Hay también personas que quieren elegir a quién hospedarán en base a criterios poco éticos. Esperan recibir a cambio diferentes servicios que los refugiados deberían proporcionarles”.

Faltová llama a los interesados en alojar a refugiados ucranianos a que tengan paciencia, ya que el objetivo de todos es encontrar una solución segura y duradera para los recién llegados, para que puedan encontrar un hogar temporal estable y no estén buscando casa repetidamente.

Foto: René Volfík,  iROZHLAS.cz

Al mismo tiempo, Faltová enfatiza que los planes de las personas pueden cambiar y algunos pueden decidir marcharse, a pesar de la buena voluntad de sus anfitriones. En ese caso, insiste en que hay que aceptar la realidad.

“Están en una situación completamente nueva. Han tenido que tomar decisiones difíciles y todavía tienen más por delante. Hay que aceptarlo, contentarnos con que hemos hecho todo lo posible para ayudar a alguien en una situación complicada, algo que ha tenido sentido. Y no tomárnoslo de manera personal”.

Faltová recomienda establecer algunas reglas base y mantenerse abierto a los posibles escenarios que puedan suceder. Destaca que los refugiados son personas adultas que saben lo que necesitan, lo que les es agradable y lo que no. Y hay que respetarlo.

Escuchar y no forzar a las personas a que hablen de lo vivido

La llegada de los refugiados ucranianos a Chequia supone, sin duda, una situación complicada desde el punto de vista psicológico. Jan Vevera, jefe de la Clínica Psiquiátrica de la Facultad de Medicina y el Hospital Universitario de Pilsen y también antiguo psiquiatra militar, explica que no siempre será evidente que las personas están pasando por un momento difícil.

Jan Vevera | Foto: Luboš Vedral,  Český rozhlas

“La mayoría de las personas tendrá una apariencia y un comportamiento más o menos normal. Además, nos confundirá que, por ejemplo, están bien vestidas y tienen pertenencias comunes como teléfonos móviles. A primera vista, no cumplirán con nuestra idea de lo que es un refugiado, lo que hemos visto en diferentes películas de guerra. Pero esto no significa que sufran menos, por el contrario, su sufrimiento es enorme”.

En cuanto a estrategias de comunicación, Vevera recomienda sobre todo escuchar a los refugiados si es que deciden compartir sus vivencias, pero no forzarlos a que hablen. En caso de que decidan contar lo sucedido, conviene reaccionar con palabras de empatía y compasión como, por ejemplo, “lo siento mucho”, “ha tenido que ser muy difícil” o “qué bien que esté hablando de ello”, cuenta Vevera. Al mismo tiempo, aconseja evitar declaraciones como “todo estará bien”, dado que la situación actual es muy complicada, los refugiados han dejado a familiares en Ucrania y muchos otros aspectos.

A modo general, el experto explica que lo ideal es asegurar a las personas que su reacción es normal.

Foto:  René Volfík,  iROZHLAS.cz

“Es importante no psicologizar y no tratar el tema como algo patológico. Es decir, hace falta explicar a las personas que están actuando de manera absolutamente normal y adecuada. Que es comprensible que estén así, que se trata de una reacción normal a una situación completamente anormal”.

Al mismo tiempo, Vevera afirma que no sólo los que han vivido la guerra en persona sufren las consecuencias de lo que está pasando a solo unos cientos kilómetros al este. Muchas personas siguen los eventos en Ucrania con la misma intensidad que periodistas profesionales, decisión que, sin duda, tiene un impacto en la salud mental.

Vevera explica que lo que hace falta es regular la cantidad de noticias que consumimos.

Foto: René Volfík,  iROZHLAS.cz

“Hace falta recuperar el control. Controlen al menos lo que puedan. Es comprensible que queremos enterarnos de lo que está pasando, pero intenten establecer algunos límites”.

Vevera propone una media hora tres veces al día e insiste en que si las personas deciden seguir las noticias continuamente durante varias horas como si fuera su trabajo, simplemente no pueden contar con que dormirán bien.

Autores: Romana Marksová , Jiří Chum , Anna Horáčková , Jan Bumba
palabra clave:
audio

Relacionado