Profesor de alemán que nació con ansias de explorar tierras árticas
¿Qué fuerza es la que empuja al hombre a visitar regiones inhóspitas, caminar sobre el mar helado o escalar montañas inaccesibles? El profesor de alemán Ondřej Kotas, de 37 años, de Praga, no sabe contestar a esta pregunta. Atravesó en esquís el glacial continental de Groenlandia, descendió los ríos bravos Snake y Peel en Canadá y hace un año se dirigió al Archipiélago Svalbard para entrenar la caminata sobre hielos flotantes. Hace poco estrenó en Praga un corto documental que rodó con sus amigos durante la última expedición.
La estancia de Ondřej Kotas y sus tres compañeros en Svalbard terminó con una dramática evacuación por un helicóptero en un temporal de nieve. Escuchando el relato de los expedicionarios en un local caliente y cómodo de Praga uno diría que no fue para tanto. Sin embargo, al ver esos momentos en la pantalla, oyendo el rugido del viento cuya velocidad alcanzaba los 100 kilómetros por hora e imaginándose una temperatura de casi 50 grados bajo cero, está claro que los cuatro checos se jugaron la vida.
Ondřej Kotas afirma que no ha sentido miedo durante la expedición. Tampoco en el instante cuando se rompió bajo sus pies el hielo y él se hundió en el agua hacia la cintura.
“Yo diría que ni me di cuenta de lo que estaba pasando. Me esforcé por salir. No fue tan dramático porque estuve rodeado de una masa de hielos flotantes y no me sumergí bajo la superficie del agua. Hay que sujetarse a un bloque de hielo que es firme, subir arriba y luego andar a gatas a un lugar más seguro. Puede pasar, hay que contar con ello”.
Esto ocurrió en un terreno de difícil orientación cuando Ondřej buscaba un trineo que arrastró el viento.
“Fue mi idea ir a buscar el trineo. Fuimos dos, el amigo a quien le pertenecía y yo. En una situación tan extrema uno no puede convencer a los demás para que hagan algo si no lo quieren. Para mí, en ese momento fue imposible renunciar a ese trineo y dejarlo allí. Por casualidad lo encontramos”.
En su recorrido por Svalbard los cuatro exploradores checos disfrutaron de la compañía de un perro polar experimentado. A pesar de que el animal fue adiestrado para tales expediciones, se negaba a entrar sobre el hielo flotante. Ondřej Kotas dice que no les preocupaba.
“Sabíamos que el perro tenía una gran experiencia y que había recorrido un trayecto similar varias veces. Después de examinar el grosor de la capa de hielo nos parecía que nos podía sostener. Es verdad que había allí aguas desheladas. Pues, era necesario que uno de nosotros marcara el rumbo y el perro lo seguía”.
La aventura de Svalbard quedó registrada en una película que se proyectará en diversos festivales outdoor en la República Checa y también en Canadá.
En Svalbard Ondřej Kotas y sus amigos se encontraron con un oso polar, en su próxima expedición les podrán cruzar el camino los osos grizzly. A finales de agosto piensan recorrer la zona más septentrional de las Montañas Rocosas en Alaska, visitando el parque nacional que se llama “Puerta a la Ártida”. También esta caminata, igual que la anterior por el Norte de Europa, servirá como preparación para la primera expedición checa hacia el Polo Norte Magnético.
“Principalmente por motivos financieros, este destino se nos ha alejado por el momento, pero no quiero decir que se perdió de la vista por completo. Una expedición hacia el Polo Norte Magnético es muy costosa y tenemos que buscar a patrocinadores que nos ayuden a cubrir los gastos relacionados, ante todo, con el traslado del material. El precio del transporte llega a millones”.
Y ¿por qué Ondřej Kotas emprende todo esto?
“Es una pregunta a la que se contesta muy difícilmente. Yo no sé exactamente. Yo siempre digo que tengo la sensación de que uno nace así, que no es posible explicar por qué uno se dirige a un desierto o por qué sube a una montaña. Le atrae, le atrapa, le llena de satisfacción. No existe una fuerza que le detenga. Uno siempre encuentra una manera de cómo arreglárselas aunque cuesta un montón de dinero y tiempo. Uno se arriesga para alcanzar una meta que es fugaz. No es una propiedad material con la que podría quedarse, pero enriquece tanto que vale la pena“.
Es simplemente un anhelo que está presente y no les abandona. Por el contrario, va creciendo, concluyó Ondřej Kotas su relato.
Foto: www.cestynasever.cz