Presidente checo no pierde un minuto para criticar a la EU

El presidente checo no pierde un minuto para expresar su desacuerdo con la Unión Europea. Sus primeras declaraciones tras abandonar el hospital, donde fue operado de la cadera, estuvieron dirigidas contra el Tratado de Lisboa.

El ‘no’ irlandés al Tratado de Lisboa ha complicado las cosas en la Unión Europea. De los 27 países comunitarios, 18 ratificaron el documento, Irlanda dijo no y ocho están pendientes, entre ellos la República Checa.

Los checos enviaron el texto del Tratado de Lisboa al Tribunal Constitucional para que éste determine si no va en contra de los intereses o legislación del país. En la práctica eso significa que en la República Checa el proceso de ratificación ha sido temporalmente suspendido.

Foto: CTK
El anuncio del ‘no’ irlandés fue tomado con mucha precaución por los político checos, con excepción del presidente Klaus que cómo único mandatario europeo felicitó a los irlandeses por su decisión, al tiempo que asegura que se trata de un asunto muerto.

“El ‘no’ irlandés dijo claramente que el Tratado terminó, por lo que sobran los intentos por resucitarlo. Se deben resucitar los pacientes y no los tratados de la Unión Europea” aseguró el presidente.

Václav Klaus a manera de mofa agregó que en caso de haber tenido más tiempo durante su hospitalización hubiera redactado un nuevo texto del tratado.

Václav Klaus  (Foto: CTK)
Los líderes de las formaciones políticas que integran la coalición gubernamental mantienen una postura más modera. El primer ministro, Mirek Topolánek, anunció que no se tomará ninguna medida radical y que existe consenso para cooperar en la búsqueda de una solución.

El líder del Partido de los Verdes, Martin Bursík, insistió en que el texto del Tratado de Lisboa representa un importante aporte por lo que resulta indispensable superar la situación surgida tras el ‘no’ de Irlanda.

Por su parte, el líder del opositor Partido Socialdemócrata, Jiří Paroubek, expresó que su formación está a favor de que continúe el proceso de ratificación del Tratado de Lisboa, porque es indispensable para el buen funcionamiento de la Unión Europea.