Pequeño paseo cervecero por algunos rincones de la República Checa
José Castrillón lleva más de diez años radicado en Praga y una buena razón de su obstinación en quedarse es la cerveza checa y su excelente relación calidad-precio. Profesor de inglés y español de origen portorriqueño y ascendencia argentina, José ha viajado por toda la República Checa probando las distintas cervezas con las que el país prodiga a sus habitantes y visitantes.
Como dato, menciona un reciente estudio internacional que con estadísticas destacaba que la República Checa es, definitivamente, el paraíso cervecero, ya que sus trabajadores deben laborar apenas siete minutos para pagarse medio litro de buena cerveza en un bar.
Esa es la razón por la que José Castrillón no se mueve de Chequia. Pero antes de venir, hace más de una década, ya estaba interesado en la cerveza o pivo, como se le dice en checo.
En EE.UU., como comenta, ya sabía de la buena fama de la cerveza checa.
“Empezando por Praga, quizás, para dar un consejo útil a los turistas, en la capital checa hay una pequeña cervecería que se llama U Dvou Koček, o sea, En los Dos Gatos, que está en la Plaza del Carbón, o sea, Uhelný Trh. Y a pesar de que tienen solo dos tipos de cerveza, una rubia y otra negra, la rubia de doce grados es una de las mejores de doce grados que uno puede tomar en este país. Entre paréntesis, la de doce grados se conoce también como ležak, para distinguirla de la de diez grados que es la desítka. La producen ellos, es una microcervecería y es excelente, especialmente para el que está en Praga”.
“Esto que estamos tomando se llama Měšťanský Pivovar de Polička, que quiere decir la Cervecería de la Ciudad de Polička. No es un nombre muy original pero así se llama, es de once grados y también, claramente, está entre las mejores cervezas checas, en cualquier país sería excelente. Si uno anda inspirado la podría contar entre las primeras cinco, sin problema, es cuestión de gusto. Si uno ya conoce la Pilsner ese es el tipo de cerveza que esto emula. Lo que tiene es que no es ni demasiado dulce ni demasiado amarga, pero tiene que tener suficiente amargura para dar un pequeño kick, si me explico, una pequeña patadita. Tiene que ser un poquitín amarga y ciertamente no demasiado dulce y tener un cuerpo que se sienta el sabor a la cebada”.
“En Polička, que viene a ser Bohemia del Este, a unos 40 kilómetros de una ciudad importante que se llama Hradec Králové. Sí, la he tomado en el pueblo, al precio súper razonable de 15 coronas (60 céntimos de euro). Sí, es un poquitín mejor en el pueblo, pero por suerte en este café, que se llama Řehoř Samsa, la tienen bien mantenida, fresca y bien echada. Řehoř Samsa es el nombre en checo del personaje de ‘La Metamorfosis’, de Franz Kafka, que desafortunadamente se convierte en un insecto. Pero no se preocupen, uno ciertamente se siente superior tomando esta cerveza, no como un insecto, al revés, casi como un dios”.
“También podría recomendar otra de una cervecería que se acaba de abrir después de haber estado cerrada por al menos cien años, una aldea cercana a Praga que se llama Únětice, y la cerveza de nuevo, no muy originalmente, se llama Únětická, o cerveza de Únětice, diría que es una de las cervezas de diez grados, desítka, de las mejores que he probado en este país, y está solo a unos pocos kilómetros de Praga, se puede ir en transporte público”.
¿Qué quiere decir que sea cerveza de diez grados?, le preguntamos a José Castrillón.
“De diez grados quiere decir que es más suave, esa es la cerveza básica que más o menos el 80% de los checos bebe a diario. El checo en general aunque encuentra a su disposición cervezas más fuertes, pero cuando va al bar o a la hospoda, como se dice en checo, prefiere tomar la cerveza liviana, y de esa manera puede tomar varias. Es más liviana en cuerpo y también en grados de alcohol, las dos cosas”.
“Otra cerveza que podría poner en las primeras cinco es una que se llama Permon, de una cervecería de un pueblo bohemio que se llama Sokolov, es una cervecería bastante nueva. Abrió hace dos años atrás aproximadamente, no sé la historia cervecera de este pueblo anterior a la Permon, pero se puede encontrar en la misma plaza del pueblo, en el monasterio del pueblo, y también tienen una pequeña tienda a un par de cuadras de la plaza del pueblo”.
Y al norte de Bohemia hay otro pueblo que produce una cerveza digna de mención.
“Hay otra que podría mencionar, es que hay muchísimas buenas y seguro que se me escapa una de las que realmente debería recomendar, pero ninguna de estas recomendaciones va a ser mala. Acabo de venir de un pueblo que se llama Vrchlabí, ahí tienen una excelente microcervecería que en checo se llama Vrchlabský Medvěd, es decir, El Oso de Vrchlabí, y esta cervecería tiene excelentes cervezas. Evidencia de que son buenas es que se llena completamente de turistas alemanes. Ellos mismos en Sajonia y sus regiones tienen excelentes cervezas pero vienen a este pueblo a probar la cerveza local, El Oso de Vrchlabí. No es muy conocida porque la cervecería simplemente es muy chica, pero la gente que conoce de cervezas en este país, muchos sí la conocen”.
Para no alargar mucho más esta lista, José Castrillón quiere agregar una más, bastante más conocida que las anteriores: la Poutník de Pelhřimov.
“No sé si es una de mis favoritas pero una que quizás estoy repitiendo una opinión que escuché hace poco y también lo menciono porque el pueblo es muy bonito desde el punto de vista turístico. Tiene una plaza muy pintoresca. La cerveza se llama Poutník de Pelhřimov, la cervecería es de tamaño mediano, pero produce unas cervezas que son populares y buenas”.
Hay muchas cervezas más, pero esta es la lista de José Castrillón. Faltan algunas, pero las que están no sobran, asegura.
