Otto Placht narra con pintura los mitos de la Amazonía
Los últimos trabajos del pintor checo Otto Placht traen a Praga, bajo el nombre genérico de ‘El Hablador’, la cosmología de los indígenas de la Amazonía. Placht, que vivió varios años en Perú, pendula ahora entre ambos países.
Veinte años después nos encontramos un Otto Placht reconocido tanto en Perú como en la República Checa, involucrado en varios proyectos de la Universidad Nacional Intercultural de la Amazonía, y ampliando su labor creativa a otros campos como la arquitectura y las instalaciones.
Bajo el título de ‘El Hablador’ (‘Vypravěč’), Placht presenta este mes varios trabajos de su último ciclo creativo, denominado ‘Cosmovisión’ (‘Kosmovize’) en la galería Montmartre, en la Biblioteca Václav Havel de Praga. Se trata de una serie de óleos pintados de manera rápida, casi improvisada, durante los últimos tres meses, y en los que Placht se pone en la piel de un cuentacuentos indígena, que transmite y preserva los mitos de su comunidad.
Él mismo, por su vida entre dos universos, se ve a menudo convertido en un narrador, como describió en entrevista para Radio Praga.“Me he asentado en este tema debido a que constantemente voy de un lado al otro del mundo, y en cada hemisferio me piden que cuente cómo es en el otro lado. Y en esos casos siempre tengo que inventarme alguna historia. No es que me sienta como un narrador indio, no tengo la formación antropológica necesaria para contar mitos indígenas a los mismos nativos. Pero intento expresar metafóricamente esta experiencia, y trato, a través de estos cuadros, de llegar a temas más comunes a través de la cultura india”.
De hecho una de sus principales fuentes de inspiración, y que le sirvió para poner título a la exposición, fue el libro de Mario Vargas Llosa ‘El Hablador’, en el que se describe la pérdida de la cultura indígena de la Amazonía ante el avance de la modernidad y la importancia de los mitos orales para su conservación.
Las pinturas expuestas reflejan mitos fundacionales como la creación de las plantas, y otros todavía vivos en la actualidad, como el de las sirenas que moran en el lago Yaranicocha. Al mismo tiempo también podemos ver la sociedad india posmoderna, con alcohol y bares nocturnos.
Son historias en forma gráfica que se inician en el momento de tomar el pincel, explica Placht.
“Intento traducir todo esto en forma de colores y pintura. En mi caso la historia pierde significado mientras pinto y empieza a ganarlo el mismo proceso de pintar. Y en este proceso vuelve a entrar la historia de nuevo, porque en el fondo viene guiado por ella”
Placht se vio al principio de su carrera influido por el expresionismo y por las vanguardias más influyentes en Europa Central, como el simbolismo o el surrealismo. A esto se añadió posteriormente el descubrimiento de la filosofía holística de David Bohem, los fractales de Mandelbrot y el movimiento New Age. El salto al arte nativo amazónico fue así un paso natural, que dio a su obra un toque distintivo.
El resultado es una neofiguración que trata de aproximarse a la forma en como los indios del Amazonas conciben el mundo, como cuenta Placht.
“Soy un artista figurativo, y siempre me surge la figura como el elemento que lleva la historia. Las historias en la Amazonía tienen tres niveles: naturaleza, ser humano y espíritu. Y esta trinidad vive en una unidad total. Solo nosotros, que lo vemos desde fuera, podemos clasificarlo así. El mito en el que viven las gentes del Amazonas es experimentado como completamente vivo y real, a veces hasta un grado absurdo. Es algo que en Europa desapareció hace unos 200 años”.
De hecho las pinturas de ‘El Hablador’ comprimen en composiciones apretadas y floridas, formas, colores y acciones que se cubren unas a otras, y se desarrollan de forma paralela. Un universo intrincado, misterioso, lleno de contrastes de luz, como la misma jungla.Tras trabar amistad con el chamán Amaringo, Placht se trasladó al Perú, donde empezó a trabajar en la universidad de Pucallpa, en la Amazonía peruana. Más tarde se instaló en una comunidad indígena de la tribu Shipibo, donde formó familia con una mujer local y donde nacieron sus tres hijos. La experiencia duró hasta 1999, cuando decidió volver a la República Checa.
“La familia fracasó, como suele pasar, pero sigo intentando mantenerla a pesar de que trasladé a mis hijos a Chequia. No sé si fue una buena o una mala idea, pero los niños han crecido como checos y esta es su casa. A veces me los llevo de vuelta a Perú a algún viaje, pero para ellos esa experiencia no tiene el significado que tuvo para mí. Ellos nacieron allí, en ese ambiente, y para ellos el descubrimiento fue la República Checa”.
Actualmente Otto Placht se encuentra viviendo entre Praga y Pucallpa, y sus exposiciones suelen tener lugar en Perú o la República Checa, aunque también se han exhibido sus obras en España y Estados Unidos. La muestra ‘El Hablador’ permanecerá en la galería Montmartre hasta el 24 de marzo.