La Amazonía brota en la Casa Municipal de Praga
Otto Placht, el pintor de la selva, trajo a Praga a finales de 2024 sus obras de gran formato, creando en la Casa Municipal de la capital un laberinto de flora y fauna típicas de la parte amazónica de Perú. Con RPI conversó sobre sus técnicas artísticas, o lo que llama “el flujo automático imaginativo”.
¿Quieren viajar a Perú ahora mismo? Basta con visitar la galería Kmoch de la Casa Municipal de Praga (Obecní dům), y dejar que les absorba un laberinto de colores que no solo muestran imágenes de la Amazonía, sino que provienen de la riqueza que ofrece la fauna de aquel lugar. “La eternidad fugaz de la Amazonía”, en realidad, no es una exposición de pintura, es una escenografía de la selva. A RPI le abrió el paso entre los árboles el propio artista y uno de los habitantes de la jungla, Otto Placht.
“Empecé a pintar en la estación seca y mi intención era pintar todo el año, durante la estación de lluvias hasta la siguiente estación seca, para que las pinturas pasaran por todos los elementos. Así que, estas pinturas más pálidas ya están azotadas por los elementos, van desapareciendo. Y las pinturas más coloridas son las que hice al final, así que los colores permanecen aún. También hay un contraste en lo que creo, es decir, entre mi flujo automático imaginativo y los lienzos enormes que, en realidad, están impresos, yo no los toqué”.
El clima menos conveniente para pintar
“Intenté conservar los colores, pero no, no lo conseguí”.
La primera parte de la exposición de obras de gran formato ofrece telas que conllevan todos los tipos de marrón pensables. Como dice el autor, se trata, por una parte, de lienzos con calcomanías, que muestran distintos tipos de hojas que se pueden encontrar en la selva, igual que telas que crea a partir de su imaginación, dejándola hablar por medio de colores naturales. Explica el artista que estos colores se hacen a partir de corteza de caoba, mientras que el barro en el que crecen los árboles sirve para sombrear. Lo curioso es que el pintor no sabe qué es lo que pasará con los colores una vez que los coloca en los lienzos, en este caso son de algodón y lana. El agente principal en el proceso químico es el clima.
“Yo me fui a un ambiente que es el menos conveniente para la expresión pictórica y ahí empecé a pintar. Me trajeron de Paoyhan cuatro sacos de corteza. Antes no costaba nada porque crecía por todos lados, ahora ya es cara porque tienen que ir a por ella lejos en la selva. La corteza estaba fresca y, al principio, no teñía, parecía un café. Pero a la mañana siguiente la pintura ya era de color naranja y en una semana marrón. Pero otra corteza que utilicé permaneció muy naranja. Quién sabe cuál es el proceso que ocurre. Yo, además, lo combino con la chicha, o maíz morado, que ahora resulta gris pero cuando pinto con ella, es de un color violeta hermoso. Intenté conservar los colores, pero no, no lo conseguí. Ahora parece que ya se han estabilizado”.
En el umbral de la selva
Dichas pinturas surgieron entre los otoños de 2023 y 2024 en el nuevo taller del artista, situado en Cashibococha, cerca de la ciudad de Pucallpa. Ahí, a las puertas de la Amazonía, llegó por primera vez en 1993 gracias a conocer en Miami a un chamán peruano junto al que exponía en EE.UU. Visitando el norte de Perú con mucha frecuencia. Finalmente, encontró su nueva casa en el poblado de los Shipibo de San Francisco, casándose y teniendo hijos con una mujer de la tribu.
“Cuánto menos pienso en lo que hago, más el color dice solo qué es lo que quiere”.
“Cashibococha, en realidad, es un charco, no es el brazo de un río, tiene agua negra, negra y amarilla. Dentro hay rayas eléctricas, son de color rojo, naranja, verde, turquesa. Tienen que causar mucho dolor. Yo me bañé ahí cuando había suficiente agua, y luego, después de pintar, me fui a dormir y escuché chapotear a una criatura bastante grande y me dije que ya era mejor no meterse”.
Lejos del mundo que conocía, Otto Placht encontró en la selva una nueva inspiración artística que se vio apoyada también por la experiencia con los rituales chamánicos tradicionales. La naturaleza salvaje que no tiene límites, pero también la mitología y la espiritualidad de los Shipibo, por lo tanto, es lo que marca el estilo del artista quien como si quisiera pintar el mismo espíritu de la selva. Las pinturas, en general, están compuestas por muchas imágenes, por lo que se pueden contemplar durante largas horas y uno siempre encuentra nuevos elementos escondidos entre las plantas como rostros y animales.
“Para mí es muy agradable trabajar con estos colores porque huelen bien y uno siente que está conectado con ellos. Cuánto menos pienso en lo que hago, más el color dice solo qué es lo que quiere. Pero, por supuesto, las caras que aparecen son caras que ya he visto, no me las he inventado completamente. Esta cara está inspirada en Lorenzo de Médici, aquí hay un chamán de Siberia y este en medio está inspirado en Rembrandt”.
No querer dibujar nada
“He pensado que es una buena tautología pictórica porque con la corteza de un árbol pinto árboles y con el barro, del que crecen, los sombreo, entonces, es una conexión fácil que me mantiene en los límites para no irme con la imaginación por las ramas”, prosigue el artista contemplando sus pinturas.
Además de las telas pintadas con la corteza o impresas, Otto Placht muestra en la Casa Municipal pinturas muy coloreadas, hechas con pasteles al óleo sobre un fondo negro. Algunas de ellas, incluso, fueron bordadas, por lo que la exposición también ofrece un cilindro bordado a partir de su creación.
Asegura el artista que lo más importante para él es no querer dibujar nada con antelación. En este estado, dice, se siente más cómodo. “No me divierte imaginar de antemano qué es lo que voy a pintar”, concluye.
La exposición La fugaz eternidad de la Amazonía se puede visitar hasta el 16 de marzo en la galería Kmoch. Además, los días 27 de febrero y 3 de marzo pueden dejarse llevar por el laberinto selvático por el propio artista dentro del programa de visitas guiadas. Más detalles en galeriekmoch.cz.
Los cantos de los chamanes en el audio provienen de la película Otto Placht: el pintor de la selva (1999) de Alice Růžičková.
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