Los desafíos para conseguir una movilidad más sostenible en Praga
El creciente problema del tráfico en Praga no es nuevo. La resistencia política y las leyes de conservación del patrimonio arquitectónico impiden que la capital checa avance hacia un modelo más sostenible de movilidad. La experta Zuzana Poláková compartió con Radio Praga Internacional su visión de los desafíos a los que se enfrenta la ciudad.
Praga se enfrenta a un problema creciente de tráfico, principalmente en el centro de la ciudad. Estadísticas compartidas por Poláková sugieren que por cada 1000 ciudadanos existen aproximadamente 700 automóviles registrados. De hecho, contando autobuses y automóviles de mayor tamaño son unos 950. Por otro lado, la legislación de conservación del patrimonio arquitectónico dificulta el desarrollo de una infraestructura que facilite la introducción de modos alternativos de transporte.
“Desde el punto de vista del transporte sustentable en el que nos estamos concentrando, todavía es muy difícil abogar por un espacio adecuado para desarrollar buenas condiciones para el transporte activo en la planificación de nuevos proyectos; sigue siendo la lucha entre el uso de la tierra para las ganancias privadas de los inversores, las ganancias para toda la ciudad y las condiciones sostenibles para vivir en una ciudad”.
La urbanista se refiere a que el ancho de las calles, así como el propio espacio para los viandantes, tienden a mantenerse al mínimo para así poder maximizar el espacio para los edificios. Más allá de esto, es evidente que el número de automóviles seguirá creciendo. Aparte, la urbanista también expresa su frustración hacia la falta de voluntad política ante proyectos enfocados a la reducción de la cantidad de vehículos en el centro de la ciudad.
“Durante mucho tiempo, sobre todo desde la apertura del Túnel Blanka, la ciudad de Praga ha estado planeando regulaciones de tránsito en todo el centro de la ciudad. Pero desde el principio, no ha habido voluntad política para llevarlo a cabo”.
Aun así, Poláková se mantiene positiva ante el futuro, aunque admite que controlar el tránsito sigue siendo una tarea complicada.
“Pero si trato de ser positiva, la ciudad está planeando un proyecto que podría dar un gran paso, principalmente en el transporte en bicicleta. Se trata de la revitalización de una parte de la Magistrála de Praga en su tramo desde el Puente de Nusle hasta el Museo Nacional. El objetivo de la ciudad es cumplir la visión de transformar la carretera en una nueva avenida urbana. Eso significaría menos carriles para automóviles, aceras más anchas, más árboles y también un carril bici protegido”.
Esto depende de lo que se logre acordar entre actores clave y las autoridades públicas por un lado. Por otra parte, el principal desafío de estos proyectos son los responsables de la conservación del patrimonio arquitectónico. A pesar de estos retos, Praga sigue siendo considerada una de las ciudades con mejor infraestructura en transporte público entre países Europeos. Como sea, esto parece aplicarse sólo al centro de la ciudad, y no en su totalidad pues como Poláková menciona, hay una insuficiencia de ferrocarriles electrificados hacia algunas direcciones importantes. Aparte, en las afueras de la ciudad el acceso al transporte público está más limitado. Esto afecta principalmente a la gente de ciudades más pequeñas donde hay poco trabajo.
“Carecen de oportunidades efectivas y sostenibles de transporte al interior de Praga, donde tienen trabajos, escuelas, etc. Entonces, si necesitan transportarse allí, lo hacen principalmente en automóviles privados y la ciudad de Praga no es responsable de la planificación espacial alrededor de la ciudad. Pero el problema es muy complejo y no hay tiempo para hablar de todos ellos”.
Aun así, más de 160.000 personas siguen optando por viajar en coche. Los automovilistas por su parte se enfrentan a espacios de estacionamientos limitados.
“Otro problema central en Praga es que tiene un gobierno para toda la ciudad y 57 gobiernos pequeños en cada distrito, por lo que es muy complicado construir esta visión, por ejemplo, porque estos documentos estratégicos que está haciendo Praga, no son obligatorios para todos los distritos y todas las partes interesadas de la ciudad”.
Añade por último la urbanista que la organización del sistema de gobierno checo es posiblemente uno de los principales desafíos a los que se enfrenta el urbanismo sostenible en Praga.
"Creo que este es el principal problema por el que no podemos construir una ciudad mejor en su conjunto".