Antonín Dvořák y los lugares en Bohemia que marcaron su vida y su música

La música de Antonín Dvořák es universal. Al igual que el propio compositor, viajó por todo el mundo y lo sigue haciendo a día de hoy. Pero siempre permaneció ligada a la tierra en la que se crio y vivió el músico, los pueblos y los bosques del centro de Bohemia.

Estatua de Antonín Dvořák en Nelahozeves | Foto: Guillaume Narguet,  Radio Prague International

El compositor Antonín Dvořák es una de las personalidades checas que más fama internacional han logrado en toda la historia. Desde que fue descubierto por Johannes Brahms en Austria, su carrera tuvo una ascensión fulgurante especialmente en las dos últimas décadas del siglo XIX. Con sus melodías en la que se unían la música clásica y la romántica, se convirtió en referente mundial. Viajó para dirigir sus obras a Inglaterra o Alemania, fue invitado por Chaikovski también a hacerlo en Moscú y San Petersburgo y durante varios años fue director del Conservatorio Nacional de Nueva York. Allí, por ejemplo, estudió a fondo la música estadounidense, pero lo que influyó toda la obra de Dvořák fue, ante todo, la música folclórica checa y morava, en la que no dejan de sonar sus ritmos y otros de sus rasgos característicos.

La casa natal de Antonín Dvořák en Nelahozeves | Foto: Guillaume Narguet,  Radio Prague International

Según dijo a Radio Praga Internacional Vojtěch Poláček, director del Monumento de Antonín Dvořák en Vysoká u Příbramě, desde el mismo nacimiento, Dvořák estuvo empapándose de los sonidos de su tierra.

“Nació en Nelahozeves. Y allí ya se puedan encontrar algunos de sus puntos de inspiración. De hecho, nació entre un bar y un salón de baile, porque su padre František regentaba un restaurante en ese edificio, así que probablemente absorbió música desde el principio. Además, al lado está la Iglesia de San Andrés, en la que fue bautizado, lo que lo conformó en el plano religioso y en su relación con Dios, que es algo que también dejó plasmado en su música. Y por allí pasaba el tren, que es algo que amó toda la vida. Construyeron esa vía cuando era pequeño, la línea de Dresde”.

El segundo lugar de Bohemia Central que marcó la vida de Dvořák fue Zlonice, donde tenía a su maestro Antonín Liehmann y donde escribió su primera composición a los trece años, que tituló No me olvides.

El monumento a Antonín Dvořák en Zlonice | Foto: Miloš Turek,  Radio Prague International

Después, de mayor, ya se estableció en Praga, donde vivía en la calle Žitná. Praga es, por supuesto, una ciudad de Bohemia Central geográficamente hablando. Pero como actualmente Praga cuenta con el estatus administrativo de región en sí misma y estamos dedicando este recorrido a los lugares que marcaron a Dvořák de la región de Bohemia Central, pasaremos directamente al tercero de estos puntos. Y es, de hecho, uno de los lugares donde pasó más tiempo a lo largo de su vida y quizá el que más quiso: la población de Vysoká u Příbramě.

Vojtěch Poláček | Foto: Dana Josefová,  Český rozhlas

Hoy día, la residencia de verano que tenía allí en medio de un frondoso bosque, es una casa museo dedicada al gran compositor checo. Su director, Vojtěch Poláček, habla de la importancia de esa casa.

“En la segunda mitad de su vida, su relación con Vysoká es clave. Venía de abril a octubre, a veces llegaba más tarde, pero a veces también venía en invierno para comprobar que todo estaba en orden. Aquí se inspiraba en la naturaleza, sobre todo dando largos paseos durante los cuales de alguna manera desarrollaba ideas musicales en su cabeza. Así que estaba firmemente arraigado aquí, tenía amistad con muchos locales, por lo que no era simplemente alguien que fuera a su casa de verano a disfrutar de la naturaleza, sino que formaba parte de la comunidad”.

Como su apartamento de Praga solía quedarse vacío durante largas temporadas, se lo dejaba a sus amigos, cuenta Poláček.

Villa Rusalka,  la residencia de verano de Anotnín Dvořák | Foto: Hudební festival Antonína Dvořáka Příbram

“Se quedaba aquí en Vysoká la mayor parte del tiempo. Incluso se trajo sus muebles, por ejemplo, del apartamento de la calle Žitná de Praga. Janáček incluso vivió en ese apartamento de Žitná, porque Dvořák estaba aquí en Vysoká. Aunque, por supuesto, había muchos casos en los que tenía que ir a Praga, al conservatorio, o alguna reunión con un editor, por ejemplo”.

Los recuerdos de Dvořák de esta región lo acompañaron en sus viajes al extranjero. Sus composiciones contienen a menudo no solo motivos inspirados por la música folclórica, sino por la propia vida rural, por los ritmos de la naturaleza o el mismo sonido del cantar de los pájaros.

Un bohemio nada bohemio

En la casa museo de Dvořák en Vysoká tienen constancia de lo que echaba menos su tierra durante sus largas estancias en el extranjero, especialmente en esa de varios años en Estados Unidos, donde compuso su famosa Sinfonía del Nuevo Mundo.

El palacete Vysoká u Příbrami | Foto: Markéta Kachlíková,  Radio Prague International

“Hay muchas pruebas de que extrañaba su tierra, o incluso diría que extrañaba Vysoká en concreto. Tenemos cartas suyas enviadas a la persona que gestionaba su casa, le preguntaba por el jardín, por cómo le iba a los vecinos, les enviaba dinero para que se tomasen una cerveza en la taberna del pueblo. Y muchas veces repite que no hay nada como estar en casa en Vysoká, que era donde mejor trabajaba y componía”.

Parte de esa vida rural en los bosques de Bohemia que echaba de menos, se debía también a que en Estados Unidos no estaban con él todos sus hijos. Porque Dvořák era muy familiar. Tuvo un total de nueve hijos, aunque los tres primeros murieron a muy temprana edad. Esa faceta de la personalidad de Dvořák lo convierte en un caso más particular aún, opina Vojtěch Poláček.

Antonín Dvořák con su familia y amigos en Vysoká | Foto: J. V. Sládek,  e-Sbírky,  Národní muzeum,  CC BY-NC-ND 4.0 DEED

“Echaba de menos a sus hijos, era muy familiar y no todos su hijos estaban con él en Estados Unidos, y al parecer sufría mucho porque no estuviera junta toda la familia. Creo que Dvořák era bastante excepcional, porque a menudo los artistas tenían una relación problemática con la familia y con las responsabilidades propias de la paternidad, solían llevar vidas bohemias. Pero en su caso vemos un arraigo hacia su entorno familiar, hacia el paisaje de aquí, hacia su tierra natal”.

Villa Rusalka,  la residencia de verano de Anotnín Dvořák | Foto: Hudební festival Antonína Dvořáka Příbram

Poláček incide en que tampoco encajaba en el estereotipo del artista o intelectual que podría haberse mudado al campo para llevar una vida aislada. Todo lo contrario.

“No solo se movía por Vysoká, también por los pueblos de los alrededores, iba a las iglesias de Třebsko o Bohutín… No solo a misa o a tocar el órgano en distintas ocasiones. No era nada elitista, podía ir a tocar a una taberna música para que bailara la gente. O sea, no era solo un visitante, pertenecía a la comunidad. En las tabernas jugaba a las cartas, pero la verdad que la gente del lugar lo consideraba un poco un loco cuando estaba inmerso en la composición, porque no era muy consciente de lo que sucedía a su alrededor. La gente podía verlo golpeando los árboles con su bastón y componiendo melodías mentalmente".

El cuento del carnicero

La visita por la casa museo del Monumento de Antonín Dvořák en Vysoká no solo ofrece la clásica colección de objetos de época o personales para recrear cierto ambiente. Cuenta también, por ejemplo, con una exposición interactiva destinada a desmentir bulos creados sobre el compositor, demostrando que las fake news no son algo tan moderno. Uno de estos bulos durante muchos años fue, de hecho, prácticamente el dato biográfico más repetido sobre el autor. Poláček lo refuta.

Antonín Dvořák  (1868) | Foto: public domain

“El mito más común es que recibió formación de carnicero, lo cual no es cierto. El certificado que existe es una falsificación hecha en la década de 1930. Parece que en los círculos de la izquierda querían hacer ver a Dvořák como alguien más izquierdista de lo que era, a pesar de que ya era alguien muy cercano al pueblo, a la gente llana, que era de donde él procedía. Pero probablemente no era suficiente para ellos y querían hacerlo más de izquierdas, y se inventaron que su padre lo obligó a ser carnicero y que era alguien estricto. Pero no era así en absoluto. Su padre era profesor y tocaba la cítara, la tocaba por las tabernas y lo apoyó para que estudiara música. Así que en realidad era todo lo contrario”.

El Monumento a Antonín Dvořák también organiza conciertos tanto en la casa museo como en otros lugares ligados a Dvořák y cuenta con varios recorridos marcados por el espectacular bosque que tiene a su alrededor y por donde seguro paseaba el maestro. En varios de ellos incluso se trata de recorridos sonoros que utilizan elementos de realidad aumentada.

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