Siniaková y Macháč, la pareja de oro del deporte checo en París
Chequia ha podido celebrar por el momento un oro en los Juegos Olímpicos de París gracias a los dobles mixtos en tenis, en los que Kateřina Siniaková y Tomáš Macháč demostraron un perfecto entendimiento pese a su reciente ruptura sentimental. La tremenda remontada de Jakub Jurka en el duelo por equipos de esgrima por el bronce, es otro de los momentos épicos que dejarán estos Juegos para el deporte checo.
El tenis es siempre una fuerte apuesta checa, especialmente en la competición femenina individual y el dobles femenino. El tenis nacional logró medalla en los Juegos de Londres, los del Río, los de Tokio, y para no romper esa serie, también lo ha conseguido en París. En estos Juegos, la alegría ha llegado con el dobles mixto, gracias al que la experta doblista Kateřina Siniaková (ganadora del oro en Tokio y de 9 Grand Slam) y Tomáš Macháč han dado por el momento la única medalla de oro que suma la República Checa en estas Olimpiadas.
Y eso que motivos extradeportivos no hacían que pintara bien la asociación, ya que poco antes de que el fuego olímpico alumbrara París, la tenista aclaraba en una entrevista que Macháč y ella habían decidido poner fin a la relación sentimental que mantenían.
Si alguien podía pensar que una ruptura tan reciente no les iba a ayudar, los resultados dicen todo lo contrario. Una pareja que no había conseguido ningún gran éxito hasta la fecha, en París no ha dejado escapar ni un solo set en todo el torneo. Aunque precisamente el que les dio el oro, el segundo de la final, estaban a punto de perderlo, con un 6-8 en contra en el tie break contra China. La concentración y el dominio de la cabeza fue lo que obró la victoria en ese momento crítico, dijo Macháč a la Radio Checa.
“Estuvimos muy cerca de perderlo, pero no mentiré, en realidad no me di cuenta de la situación en absoluto. Sabía que íbamos perdiendo, pero no pensaba en el resultado. Intenté concentrarme en ganar cada bola y funcionó porque si me ponía a pensar en el resultado, no había dado ese golpe del 7-8, que era muy complicado. Lo jugué de memoria, como lo habría hecho en una situación normal”.
Ese emocionante tie break final en el que la pareja china parecía que lo tenía todo para empatar el encuentro, además tuvo el susto de un grito de dolor de Siniaková al restar un fuerte servicio de Zhang Zhizhen, el jugador de la pareja mixta rival. En caso de haberse llegado al tercer set, ese dolor ante golpes con una fuerza a la que no están tan acostumbradas las tenistas, podría haberlo complicado todo. Pero de repente, muy poco después, el partido ya había acabado con victoria checa. Misión cumplida para Siniaková y su brazo.
“Eso sucedió en el tie break, fue el mayor dolor, cuando más lo sentí. Por supuesto, fue duro jugar a una velocidad completamente diferente durante toda la semana y eso lo ha notado el brazo, pero me alegro de que haya sido sólo en las últimas bolas antes de la victoria. Lo he dado todo y siento un alivio enorme de que realmente haya funcionado. Estoy muy feliz de haber ganado, de que le hayamos dado la vuelta a ese tie break. Ni siquiera sé lo que estaba pensando, son muchas emociones, una gran alegría”.
A ambos tenistas checos se les ha oído decir varias veces a lo largo de todo el torneo que nunca habían jugado tan bien juntos. Pero mejor celebrar todos el oro sin sacar precipitadas conclusiones sobre lo conveniente de trabajar junto a la pareja.
Un bronce en esgrima para recordar siempre
A menudo los Juegos Olímpicos dejan grandes historias personales o deportivas, gestas que se recordarán pasadas generaciones. El esgrima, que a diferencia del tenis no es de los deportes que gozan de mayor cobertura televisiva habitualmente, aprovechó su gran momento de gloria de cada cuatro años para dejar en la retina de los checos una de ellas.
En el precioso Grand Palais de París, en el país de los mosqueteros, Chequia luchaba precisamente contra Francia por el bronce en la competición por equipos. Todo el público francés celebraba ya una medalla que parecía segura antes del último duelo, con cinco puntos de ventaja para Francia, entre Jakub Jurka y Yanick Borel, que fue plata en la competición individual y era claro favorito. Todo parecía terminado para todo el mundo, solo el experto en esgrima de la Televisión Checa advertía de que cometerían los franceses un error fatal si se confiaran ante Jurka. Resultó profético, porque el checo dio un auténtico recital al veterano Borel, ganador de un oro olímpico en Río, cinco campeonatos mundiales y seis europeos. En pocos segundos le había dado la vuelta a todo y, con un saber estar envidiable, mantuvo el resultado hasta el final, dando la que fue entonces la primera medalla a Chequia en estos Juegos.
De nuevo, fue todo una cuestión de concentración, dijo el héroe del equipo.
“Cuando los chicos me entregaron el relevo antes del último duelo, se me pasaba de todo por la cabeza. En situaciones así dicen que hay que encontrar a una persona del público y mirarla solo a ella. Eso no lo hice, pero encontré un botón rojo que tienen los árbitros y siempre lo miraba hasta que se apagaba, lo que quiere decir que puede continuar el enfrentamiento. Y mi rival se vino abajo. Sabíamos, lo estábamos viendo en ellos, en su esgrima y en su lenguaje corporal, que no era el mismo equipo francés que nos venció en Georgia, por ejemplo, donde nos pasó completamente por encima”.
Aparte de estas alegrías, lo cierto es que los Juegos no están saliendo según lo esperado para Chequia. Ni el judo ni el piragüismo, por ejemplo, han dado las alegrías que muchos esperaban. Pero aún queda una semana con candidatos fuertes como el escalador Adam Ondra.
