El equipo checo regresa de París con menos medallas de las esperadas
Terminaron los Juegos Olímpicos de París y el equipo checo regresa de Francia con un sabor agridulce. Dos oros en canoa y kayak y un bronce en jabalina en las últimas 48 horas de torneo mejoran un balance que, sin embargo, sigue siendo el más pobre de la historia olímpica checa.
Se apagó el fuego olímpico en unos Juegos que han dejado, como de costumbre, infinidad de momentos, imágenes e historias memorables para seguidores de todo el globo. Para la República Checa, sin embargo, posiblemente se quiera pasar página lo más rápido posible y pensar en cómo mejorar los resultados dentro de cuatro años en Los Ángeles.
Chequia, que hace solo tres años en Tokio consiguió su mayor cosecha de medallas desde la separación de Eslovaquia, de París se vuelve con el balance más pobre de su historia. Muchas esperanzas y apuestas claras no salieron. Ni en judo ni en vóley playa ni en escalada o tiro, por ejemplo, disciplinas donde se aspiraba a conseguir más, llegó a verse ondear la bandera checa. Sin embargo, que el país se despida de París en la posición 27 del medallero y no mucho más abajo, se debe a resultados inesperados hasta para sus propios artífices. Tres medallas, dos de oro y un bronce, que han logrado justo al final mejorar la sensación general de los aficionados.
El primero fue el viernes el canoísta Martin Fuksa, que se impuso en la final de mil metros en C1. En realidad, para este tricampeón mundial y once veces campeón europeo, la victoria no le es extraña, pero sí se sorprendió de la enorme ventaja que sacó a sus rivales, como reconoció a la Radio Checa.
“No esperaba sacar tanto a deportistas de semejante nivel en unos Juegos Olímpicos. Pero he estado entrenando para ello toda mi vida, así que ¿qué mejor momento para darlo todo que ahora? Hay carreras y entrenamientos en los que antes del final sólo quiero desplomarme ya y dejar de remar, pero no en una final olímpica. Tenía tanta ventaja en las últimas decenas de metros que todavía podía reducir la velocidad y disfrutar de la llegada al cien por cien. Pero ni siquiera quería que terminara la carrera. Quería disfrutar el momento el mayor tiempo posible, y cuando llegué a meta… siempre digo que el ganador nunca está cansado, y se confirmó aquí”.
Un día después, también en aguas tranquilas, llegó una alegría más, pero esta vez en kayak, igualmente en la distancia de mil metros. Josef Dostál sí que no esperaba subir a lo más alto del podio, a pesar de que en su haber tenía ya cuatro medallas olímpicas, tres de bronce de Londres, Río y Tokio, y una de plata también en Río en 2016. Solo le faltaba un oro olímpico en su palmarés que no creía poder conseguir ya. Aunque tuvo una premonición, explicó para la Radio Checa.
“Ni yo me lo esperaba porque fui quinto en los últimos tres eventos cumbres del año, así que contaba con que si hacía una buena carrera podría llegar a ser cuarto, tal vez quinto. Pero soñé con la medalla, soñé con ella varias veces y siempre me despertaba del sueño muy feliz. Aunque no me imaginaba que pudiera llegar tan lejos”.
Los sueños no fueron la única señal previa. Ya sobre su kayak antes de tomar la salida, Dostál dice que le dieron suerte unas carpas que pasaron por allí, porque siempre que ve peces antes de partir, eso le trae fortuna. Con algo tan checo como una carpa, estaba claro que nada podía salir mal.
Pocas horas después del tercer y último oro de la expedición checa en París, se cerró la cuenta del equipo nacional con un bronce, quizá el más inesperado, en una disciplina, eso sí, de enorme tradición en Chequia como es el lanzamiento de jabalina. Nikola Ogrodníková logró un lanzamiento a 63,68 metros que le dio posiblemente el trofeo más importante en la carrera de esta exsubcampeona de Europa. Una alegría, como decíamos, inesperada, contó.
“No estaba entre las favoritas ni como esperanza de medalla. En los últimos años mi desempeño no fue tan bueno, pero después de la clasificación sabía que podía lanzar lejos. Antes de la final, no pensaba en las medallas, tal vez solo en el fondo de mi mente. Solo quería lanzar como en la clasificación y ver qué pasaba”.
Estos éxitos de última hora se suman al oro de Kateřina Siniaková y Tomáš Macháč en el dobles mixto de tenis y el bronce del equipo checo de esgrima con espada, en dos momentos de gran emotividad en la primera semana de competición.
También Ogrodníková y Fuksa vivieron un momento extra de gran emoción en París al ser los elegidos por el Comité Olímpico Checo para ser los portadores de la bandera nacional en la ceremonia de clausura.