La gota de acero Acquae, una obra olvidada de Kaplický, se expone en Praga
Acquae, una obra del arquitecto checo Jan Kaplický, recobró vida después de permanecer olvidada unos 20 años en la ciudad de Milano, Italia. Ahora, se puede ver en la antigua fortaleza Bastion de Praga.
La enorme gota de acero titulada Acquae pesa 1,5 toneladas y mide nueve por cinco metros. Desde arriba se pueden observar numerosos agujeros en los que caben precisamente botellas de vidrio.
Jan Kaplický creó esta escultura hace más de 20 años por encargo de la Triennale di Milano. Entonces, 10 arquitectos renombrados a nivel mundial presentaron al museo milanés sus diseños de puestos de comida callejera. Kaplický participó con esta “barra de agua” en cuyo final se encuentra un depósito de hielo.
No obstante, la escultura quedó olvidada y destruida en Italia, según contó a la Radio Checa la viuda del arquitecto, Eliška Kaplický Fuchsová.
“Yo vi la estatua cuando llegó de Italia. Estaba cortada en tres partes y muy estropeada. Durante dos décadas estuvo en un jardín en Italia, esperando a ver quién la podría exponer y reparar para volver a ser un bar, un objeto funcional, tal y como es hoy en día”.
La gota de agua fue trasladada a la ciudad de Praga gracias a la compañía Art Lines y formó parte de la décima edición del proyecto artístico Sculpture Line que pretende fomentar el potencial cultural y artístico de distintos lugares públicos por medio de la instalación de esculturas.
“Me alegra que con motivo del décimo aniversario del proyecto Sculpture Line, que se celebra en junio, podemos presentar al público checo esta obra. Jan Kaplický fue un visionario y arquitecto de importancia mundial. Exponiendo Acquae, le rendimos homenaje a él y recordamos su legado en Praga, su ciudad natal”, dijo a la Radio Checa Ondřej Škarka, fundador de Art Lines y organizador del proyecto Sculpture Lines.
“Hasta hace poco se llevaba a cabo la restauración en el taller de Lukáš Rais. Ahora tenemos la oportunidad de ver la escultura en toda su belleza. En cuanto a mi opinión, no soy muy objetivo, porque la amo. Personalmente, estoy muy entusiasmado”.
La escultura fue instalada en la antigua fortaleza de la Ciudad Nueva de Praga, llamada Bastion, cerca del parque capitalino Folimanka con vistas a Vyšehrad o la torre de Petřín.
Como explicó Eliška Kaplický Fuchsová, la obra olvidada de su marido fue redescubierta por el arquitecto Norman Foster y su gran importancia está en el hecho de representar, en realidad todo el legado del arquitecto checo.
“Norman Foster, el arquitecto británico con el que empezó Jan Kaplický tras emigrar de Checoslovaquia, fue el primero en hablarme de esta estatua. Esta obra es simbólica. Comparte la forma de otras obras de Kaplický, sus estatuas y edificios. Él utilizaba las formas redondas en sus piezas en general. Es muy importante conservar esta estatua, repararla y exponerla de nuevo porque podría ser el símbolo del legado de Kaplický”.
Jan Kaplický es conocido como un visionario de la arquitectura moderna. Después de abandonar Checoslovaquia en 1968, fundó en Londres el estudio arquitectónico Future Systems. De su obra se pueden contemplar en la capital británica, por ejemplo, Docklands Floating Bridge o Lord's Media Centre por el que recibió el Premio Stirling del Real Instituto de Arquitectos Británicos.
Su gran obra en Praga debía ser el nuevo edificio de la Biblioteca Nacional, ubicado en la planicie de Letná. El proyecto en forma de un pulpo verde-amarillo-blanco con manchas violetas y un gran ojo dirigido hacia el Castillo de Praga ganó la licitación, sin embargo, en 2008, el Ministerio de Cultura checo anunció que el proyecto no se llevaría a cabo por cuestiones de espacio y finanzas y la UE constató que el concurso no cumplió los requisitos de un encargo público.
Jan Kaplický falleció un año después, en 2009 a la edad de 71 años.