Dos pastores alemanes encuentran un cuerpo a 44 metros de profundidad en un embalse
La Policía logró esclarecer un crimen gracias al sensacional olfato de dos de sus perros, que lograron detectar un cadáver hundido a 44 metros de profundidad en la represa de Slapy, cerca de Praga. Sus entrenadores creen que es un récord mundial.
Pita, una pastor alemán de la Policía de Praga, fue la primera en señalar el lugar donde detectó lo que los investigadores llevaba buscando meses. Después fue Akim, otro ‘compañero’ de la misma raza de Pita, quien lo confirmó, dando luz verde al trabajo de otros policías que con un dron submarino y un sonar dieron con el sitio exacto. Tal era la profundidad donde descansaban los restos humanos, 44 metros, que no podía ser cualquier buzo el que se sumergiera a rescatarlos y hubo que esperar la llegada de uno especializado de Brno para que los subiera a la superficie.
En declaraciones para la Radio Checa, el entrenador de perros de la Policía David Vedral, destacó la sorpresa que les provocó el hallazgo de Pita y Akim.
“Aunque los entrenamos para buscar en profundidad, nos sorprendió lo que fueron capaces de hacer y nos sigue sorprendiendo que sea posible lograr algo que los humanos pensábamos que no era posible”.
El entrenamiento para llegar a tener a perros al nivel de Pita y Akim dura tres años, aseguran. Solo la Policía de Praga cuenta con cuatro así. Este año, en sus ejercicios con buceadores habían llegado a encontrar un cuerpo a 15 metros de profundidad, pero creen que a 44 metros es algo que nunca nadie había logrado en todo el mundo, asegura Vedral.
“Ahora que hemos estado averiguándolo, hay más perros así entrenados, pero nunca ninguno había encontrado nada a tanta profundidad”.
Los mejores perros para este trabajo son los pastores alemanes, dice el entrenador. La Policía publicó en redes sociales el vídeo del momento en el que Pita daba con el rastro. David Vedral contó cómo transcurren estas búsquedas. Primero, la Policía divide la superficie del embalse por zonas y van navegando por ellas con el perro a bordo.
“Pita se sienta en la punta de la lancha y, cuando algo le interesa, empieza a dar vueltas, pone el hocico en la superficie del agua y bebe. Cuando veo que empieza a mover la cola, menearse y comportarse de manera diferente, sé, antes de que empiece a ladrar, que ha encontrado algo”.
Por culpa del espectacular olfato y entrenamiento de Pita y Akim, un hombre de 39 años está ahora mucho más cerca de cumplir una larga pena de cárcel por el asesinato el pasado mes de febrero de la mujer con la que vivía en la localidad de Jevany, al este de Praga. La Policía sospechaba de él después de que de la cuenta bancaria de la desaparecida se retiraran unos 60.000 euros. Sus declaraciones y las de su hijo tampoco resultaron convincentes a los agentes. Finalmente, cuando encontraron pruebas suficientes, detuvieron al sospechoso tras encontrarlo escondido en el sótano de su casa. La Policía piensa que fue él quien asesinó a su pareja, la descuartizó y echó al embalse de Slapy desde un puente situado a una hora en auto desde su casa. Tampoco él contaba con el buen olfato de Pita y Akim y ahora se enfrenta a una pena de entre 15 y 20 de cárcel, pero que podría terminar siendo una pena extraordinaria de mayor duración.
Curiosamente, asegura el entrenador de perros de la Policía David Vedral que creen que tienen otro hallazgo a mayor profundidad todavía que el de Slapy, pero que aún no ha terminado el análisis, por lo que falta la confirmación definitiva.
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