Un puente cultural de 10.000 kilómetros, el milagro que une a San Juan Nepomuceno con Brasil
Haciendo honor a su apellido, el investigador brasileño Luís Pontes ha creado un puente cultural entre su ciudad natal, São João Nepomuceno, y Nepomuk, lugar de origen del santo más influyente de la historia checa. En su última visita a Chequia, presentó un nuevo libro sobre la presencia del patrono de Bohemia en Iberoamérica.
Si paseaste por el Puente de Carlos o la Catedral metropolitana de Buenos Aires, seguramente lo has visto. También aparece en diversos puntos de Andalucía, Extremadura, Islas Canarias, en México, Venezuela, Colombia y tantos otros puntos de Iberoamérica. Y si bien en estos casos la devoción por San Juan Nepomuceno, el santo checo más influyente, no es en sí un milagro, su presencia en algunos rincones del planeta, como la ciudad São João Nepomuceno, en el estado brasileño de Minas Gerais, cuenta con suficientes coincidencias y hechos destacables como para pensar que el mártir todavía hoy continúa su obra.
Luís Pontes, oriundo de aquella pequeña ciudad brasileña, ha investigado la historia que se esconde detrás del nombre de su lugar de orígen y gracias a su trabajo y esfuerzo constantes ha logrado que desde 2016 São João Nepomuceno y Nepomuk, sitio de nacimiento del santo, hayan sido hermanadas. Este paso significó el comienzo de una colaboración notable entre ambas ciudades, cuya última actividad ha sido la publicación de un libro llamado San Juan Nepomuceno en el mundo iberoamericano: surgimiento, expansión y declive del culto de un santo del Antiguo Régimen, que Pontes ha venido a presentar a Chequia en su versión en checo y portugués. En conversación con Radio Praga Internacional, el escritor expresó que su idea era aportar un punto de vista distinto sobre el santo.
“El acuerdo de hermanación fue firmado en 2016 y, desde entonces, hemos comenzado una cooperación con Pavel Motejzík, que por entonces era el director de la sección de Cultura de la microregión de Nepomuk. Ahora es el vicealcalde de la ciudad. Y en este intercambio de experiencias, él me ha solicitado que escribiera algo sobre San Juan Nepomuceno, sobre el santo, no sobre la ciudad. Y para mí era más interesante hacer algo que fuera nuevo para ellos porque yo no iba a intentar escribir algo sobre San Juan Nepomuceno desde una perspectiva europea, entonces comencé a investigar cómo se ha dado el culto a San Juan Nepomuceno en el mundo iberoamericano: Portugal, España y América Latina. Y esta idea resultó en este trabajo, que está siendo lanzado ahora en las dos lenguas, checo y protugués”.
La curiosidad de Pontes por Jan Nepomucký no se debe solo a su afición por la historia sino también a un vínculo entre su propia familia y el santo checo.
“Tengo un gran interés por el santo. Mi tatarabuelo, nacido en el final del siglo XVIII, tenía una imagen de San Juan Nepomuceno y con esta imagen ha sido construida una capilla muy chica y la ciudad se ha originado al alrededor de la capilla, entonces para mí es algo muy personal y familiar la tradición a San Juan Nepomuceno, entonces mi interés está vinculado a este lazos y a cuestiones culturales y religiosas”.
Una batalla contra el olvido
A pesar de que los vínculos históricos entre la ciudad checa y su hermana brasileña se remontan a la fundación de esta última, los habitantes de la región, en más de una ocasión, han pecado de falta de memoria. A raíz de la cambiante coyuntura política y religiosa, la identidad de São João Nepomuceno podría hoy ser muy distinta, de no ser por los esfuerzos de Pontes. Según el autor, sus compatriotas no están tan acostumbrados a mantener ciertas costumbres.
“Una cosa curiosa es que en Brasil, lamentablemente, los brasileños no tienen mucho apego a la tradición, están siempre cambiando nombres de ciudades, por ejemplo. Muchas ciudades han cambiado de nombre, con el tiempo. Pero San Juan Nepomuceno casi que por milagro, ha logrado mantener su nombre durante todo este tiempo. Ha sido fundada en 1815, tenemos poco más de 200 años. Y más o menos en 1936, el alcalde de la ciudad, que era hermano de mi abuela, decidió convertir la fecha de ese 16 de mayo en un día municipal y ha sido así hasta hoy”.
La falta de interés de la población por mantener estas tradiciones incluso derivó en una ley que proponía cambiar la fecha conmemorativa de la ciudad por el 1 de abril. Pontes creyó que este “error” se enmendaría fácilmente, con una visita a la municipalidad. Sin embargo, el proceso de revertir la ley llevó más de tres años y un esfuerzo constante y agotador. Al final, fue la población local, informada en gran parte por el propio Pontes desde sus columnas en el periódico local, la que ejerció la presión necesaria para que las autoridades cambiaran su postura.
“Cuando tuve conocimiento de esto, me enojé mucho. y entonces decidió acabar con la ley que había sido aprobada que borraba el 16 de mayo. Fue un esfuerzo enorme que tuve que hacer, fue cuando comencé a escribir sobre la historia de São João . Y después de más o menos 3 años de mucha política, movimientos, yo conseguí invalidar la ley del l primer de abril y volver al 16 de mayo. Pero todo este problema que hubo resultó en algo muy bueno, que fue la posibilidad de rescatar entre la gente un interés ahora mayor por la historia de la ciudad y por la historia del santo, creo que esta hermandad ha sido resultado de este esfuerzo”.
Según Pontes, los resultados de este suceso fueron evidentes entre la población local.
“Yo tenía la impresión de que aunque la ciudad tenía el nombre de San Juan Nepomuceno, la gente no tenía una idea muy clara de la vida del santo. Ahora creo que su historia se ha hecho un poco más conocida, gracias a los esfuerzos que hemos hecho en este sentido”.
La hermandad, un puente de 10.000 kilómetros
Con su libro, Pontes busca dar cuenta de los rastros que dejó la influencia del santo en Iberoamérica. Según el autor, otros estudiosos ya habían tratado en detalle este tema, como el renombrado historiador del arte e hispanista checo Phd Pavel Štěpánek, cuyos trabajos fueron fundamentales para el autor brasileño. Según el Dr. Štěpánek, la presencia del santo lo ha sorprendido hasta en remotos pueblos de Venezuela o México y la historia parece no tener fin. Precisamente por esta razón, el especialista considera que sus trabajos necesitan una actualización constante, ya que los descubrimientos no cesan.
“He podido detectar al menos 100 representaciones de San Juan Nepomuceno, tanto pinturas como esculturas y la lista se va ampliando por restauraciones y por el trabajo de los galeristas. El texto que publiqué hace 30 años tengo que reelaborarlo porque ya hay muchas novedades”.
A pesar de que la presencia de Juan Nepomuceno está ampliamente documentada en diversas regiones de América Latina, lo cierto es que de las 9 ciudades hermanas con las que cuenta Nepomuk, solo una se encuentra fuera de Europa y no es otra que São João Nepomuceno.
Nepomuk y su hermana brasileña se encuentran a 10.000 kilómetros de distancia y cuentan con diferencias muy importantes, desde el idioma y la geografía, hasta las tradiciones. Sin embargo, Pontes destaca que también se pueden encontrar puntos en común.
“Aunque tengamos todas estas diferencias, de cultura, de distancia - 10.000 kilómetros - tenemos la costumbre de decir que estamos construyendo un puente de 10.000 kilómetros de largo, y San Juan Nepomuceno es el santo de los puentes, y mi apellido es Puentes, en español (Pontes en portugués), entonces es una coincidencia. Entonces, aunque tengamos estas diferencias, estamos intentando hallar puntos en común y puntos de cooperación”.
A la hora de colaborar, Pontes, que no es historiador sino físico y doctor en estadística, no se ha dejado intimidar por leyes ni compatriotas olvidadizos, sino que ha encontrado lazos para unir a los dos países con actividades que “En mi ciudad hay una gran tradición musical. Hay mucha gente a la que le gusta la música y que son músicos. Entonces ya hemos producido dos videoclips de himnos a San Juan Nepomuceno. En uno de ellos hay un cantor checo que canta en portugués, y en el segundo, hay cantores brasileños que cantan en checo los himnos de San Juan Nepomuceno”.
Otras actividades de intercambio también se han sumado a las iniciativas. En este contexto, jóvenes brasileños de entre 16 y 17 años han viajado a Chequia para aprender el idioma eslavo que Pontes estaría encantado en poder hablar también, en caso de tener tiempo para poder dedicarse a ello.
Para el divulgador, sus visitas a Nepomuk y a Praga han sido altamente significativas. Además de ser premiado por la municipalidad de Nepomuk con la distinción “Puente entre naciones” en el día de la presentación de su libro, la experiencia de visitar esta región generó una impresión importante en el divulgador.
“Para mí fue un impacto muy grande, porque siempre tuve un interés por el santo, entonces, estar en su lugar de nacimiento y también en Praga, donde la memoria de San Juan es muy fuerte, porque él ha sido martirizado y está sepultado en la catedral de San Vito, entonces, recorrer estos lugares para mí es fantástico, una experiencia increíble. Pero las diferencias, naturalmente, son muy grandes”.
Traducción al español
Si bien el libro de Pontes ha sido publicado en checo y portugués, su traducción al español resulta completamente natural, dada la gran cantidad de bibliografía disponible en este idioma, que el propio autor consultó a la hora de crear su última obra.
“En realidad, cuando escribí el artículo en portugués, hice una versión en inglés, para que pudiera traducirse al checo. Pero la mayor parte de la literatura que he investigado para hacer el libro, está en español, porque la presencia de San Juan Nepomuceno, principalmente en los siglos XVIII y XIX fue muy fuerte en México y otros países de hispanoamérica. En ese entonces descubrí los artículos escritos por el Dr. Stepanek. Entonces, como hay una gran literatura en español, creo también que hay un interés sobre el tema en español y estamos viendo la posibilidad de hacer una versión del libro para publicarla en inglés y en español”.
Juan Nepomuceno fue párroco en Praga y vicario general de Juan de Jenštejn, arzobispo de Praga entre 1378 y 1396. El 20 de marzo de 1380 se convirtió en mártir tras ser arrojado al río Moldava por orden del rey de Bohemia Wenceslao de Luxemburgo, a raíz de una intriga política, aunque las versiones sobre su motivación no son unánimes.
El 31 de mayo de 1721 fue beatificado y el 19 de marzo de 1729 fue canonizado. A más de 600 años del fin de su vida en este mundo, el santo checo continúa creando puentes entre lejanas y cercanas ciudades, y se ha convertido en un símbolo de lealtad que algunos habitantes del suelo brasileño hacen todo lo posible por no olvidar.