Gabriel Guerreiro, el brasileño que llena Praga de música
Gabriel Guerreiro, músico, cantante y compositor originario de Brasil, elegió Praga para crear sus propias canciones y llenar la ciudad de música brasileña.
Hace ocho años, el músico, cantante y compositor brasileño Gabriel Guerreiro dejó su país nativo para cruzar el océano y mudarse a Praga. Antes de convertirse en artista, Gabriel probó su suerte en varios ámbitos en Brasil, pues estudió en cuatro distintas universidades y trabajó como periodista y profesional de la salud.
Su primera frustración llegó cuando fue aceptado en la carrera de medicina, lo que le impulsó a emprender un viaje al norte de Brasil para despejar su mente. Allí el destino le había preparado una sorpresa, ya que conoció a una eslovaca de la que muy pronto se enamoró. Además, su amor por viajar, después de muchas experiencias por todo el mundo, le habían hecho darse cuenta de que no deseaba quedarse en Brasil para siempre. Las giras mundiales de artistas, músicos y directores de cine también inspiraban mucho a Gabriel y le llevaron a la conclusión de que “su cultura era demasiado pequeña para él”, como dice.
Su aventura checa comenzó en gran parte por esta historia de amor, pero lo que no sabía al mudarse a Chequia era que este sería el inicio de un sinfín de sorepresas.
“Cuando llegué aquí por primera vez, me asombraron sobre todo los castillos. Al principio, pensaba que algún rey o princesas habitaban allí. Recuerdo que una vez fui a vender mi trabajo artístico en un lugar llamado Točník y también en Žebrák. Fui a un restaurante allí y pregunté: ‘Někdo mluví anglicky?’ (¿Alguien que hable inglés?). Una mujer se acercó a hablar conmigo. Le dije quién era y a qué me dedicaba y ella me explicó que yo podía ir fuera del castillo porque las tiendas todavía no estaban preparadas. En aquel momento, me puse a pensar si el rey no tendría algo en contra de esto, pero después resultó que el castillo estaba vacío y que funcionaba solamente como museo”.
Mientras viajaba, Gabriel trabajaba como artista callejero, jardinero y músico, a veces pintaba murales también. Sin embargo, su gran pasión siguió siendo la música y desde el fin de la pandemia de Covid, durante sus viajes, se gana la vida gracias a ella. No obstante, su profunda conexión con la música no es ninguna casualidad, ya que Gabriel proviene de una familia de músicos.
“Mis abuelos maternos eran directores de orquesta y mi abuelo paterno era director de los cantantes de orquesta. Este dirigió a más de 70 orquestas en las afueras de São Paulo. Así es como me introdujeron a la música. Mi primer instrumento era el clarinete, luego fui al conservatorio para estudiar percusión y después comencé a tocar la guitarra acústica. También probé el bajo y la guitarra eléctrica, pero la acústica es la que más me gusta. ¡Es el mejor instrumento!”
Según Gabriel, el estilo en el que toca, es difícil de determinar con certeza. Por eso, siempre deja que su público lo defina. Por ejemplo, las personas que se dedican a la samba, le dicen que toca Bossa Nova y las de Bossa Nova piensan que toca samba. Para hacer las cosas menos complicadas, Gabriel prefiere decir que toca música afro-brasileña. Sin embargo, sus piezas musicales intentan no sólo agradar el oído, sino también tocar una amplia gama de temas importantes como la filosofía, el amor y la política. Las canciones que escribe, agregó Gabriel, siempre tratan de cosas que le importan y apasionan. El mayor mensaje que quiere transmitir a través de su música es que aún hay esperanza y amor, pero que las personas tienen que cambiar en cuestiones como la igualdad, el entendimiento mutuo y el cambio climático.
Entre sus fuentes de inspiración más importantes están la lucha de la clase obrera, los viajes espontáneos con pocos recursos, la naturaleza y la libertad.
“No podría existir si no viajara. Para mí, el movimiento es una necesitad básica humana. Es como cambiar la ropa de tu alma, refrescarte, ducharte. Tu música es tan interesante como es tu vida, así que si no te expones a situaciones únicas, es muy probable que no produzcas piezas tan únicas”.
Gabriel concluyó que la vida de un artista es la más difícil, pero también la mejor, y que de todas las profesiones a las que se ha dedicado, la del artista es la más bonita y no la cambiaría para nada. La cantidad de trabajo es inmensa, como contó, pero es también bastante gratificante saber que puedes producir algo con tu propias manos y luego vivir de ello.
En la República Checa vive aproximadamente un millón de extranjeros de distintas nacionalidades, que contribuyen a la rica diversidad cultural del país. En esta serie, Radio Praga International presenta (en inglés) las historias de personas de diferentes edades y profesiones, opiniones e intereses, cuya trayectoria vital les ha traído a la República Checa.