‘Puentes antes que muros’: el libro de Sigfrido Vázquez sobre los hispanistas checos que hicieron historia
Cuando llegó por primera vez a Praga en 2003, se sorprendió de que fuera posible moverse en la ciudad hablando solo español. Luego de haber mantenido, durante todos estos años, un contacto entrañable con República Checa, el historiador español Sigfrido Vázquez acaba de publicar una investigación sobre el iberoamericanismo checoslovaco durante la Guerra Fría.
“Cuando llegué por primera vez en 2003, para mí Praga era un lugar exótico que estaba como en el fin del mundo y, sinceramente, como les pasa a muchos españoles, seguía pensando que era Checoslovaquia”.
Aunque asegura que puede leer algunos textos en checo, el historiador Sigfrido Vázquez lamenta no haber aprendido a hablar bien el idioma. Sin embargo, lo interesante es que esa especie de cuenta pendiente remite, de algún modo, a una de las cosas que más lo impactaron de Praga cuando llegó por primera vez a la ciudad: la cantidad de checos que eran capaces de hablar perfectamente en español.
“Sobre todo, el primer impacto para mí fue en 2003 cuando llegué por primera vez: para mí Praga era un lugar exótico que estaba como en el fin del mundo y, sinceramente, como les pasa a muchos españoles, seguía pensando que era Checoslovaquia y, sin embargo, me pude mover en un mundo hispano, hablaba español, encontraba gente... incluso era un tiempo mucho más salvaje, una Praga, como yo digo, más auténtica, y a lo mejor entraba en un bar medio underground y me decían ‘ah, eres español’, y se ponían a hablarme de Cuba”.
Justo un año antes de su primera llegada a Praga, había ocurrido la recordada inundación que, entre muchísimos otros daños, produjo la pérdida de varios documentos valiosos como correspondencias y otras fuentes de información que, en algún punto, volvió imprescindible la utilización de entrevistas como única vía de acceso a determinadas épocas históricas. Eso fue lo que le sucedió, precisamente, a Sigfrido Vázquez cuando se le ocurrió la idea de ponerse a investigar ese vínculo tan profundo, y tal vez no tan conocido, de los checos con el mundo hispano.
“El libro surge por la idea de estudiar un poco ese mundo hispano. Ya en 2008 había estudiado la estancia de Miguel Delibes en Praga en 1968 y ese artículo pude hacerlo porque entrevisté a profesores que habían vivido esa época como estudiantes y ahora eran profesores. El más importante fue Josef Forbelský. Entonces me di cuenta de que había una vía muy interesante de estudio porque había una enorme cantidad de información del pasado que tenían esos profesores que estaban a mi alrededor y podían explicar cómo un sevillano como yo había llegado a dar clases a Praga”.
Aclara Sigfrido Vázquez que, en algún momento, surgió también la idea de llevar a cabo esa investigación mediante un formato más audiovisual. De hecho, junto a sus compatriotas David Andrés Castillo y Beatriz Abrisqueta, pensaron armar un documental sobre los vínculos iberoamericanos en Praga, pero su propio trabajo como historiador y los requisitos formales de los proyectos académicos lo fueron llevando cada vez más a la escritura. Con el título de ‘Puentes antes que muros. Iberoamericanismo checoslovaco durante la Guerra Fría’ (editorial Sílex) acaba de aparecer el resultado de ese trabajo: un libro que le llevó muchos años de elaboración y él mismo define como una aventura.
“En el año 2003 yo había ido por primera vez a Praga de pura casualidad porque Juan Bosco, un profesor que ahora es un amigo, me invita porque yo le doy una información sobre el archivo de Indias, de Sevilla, y en vez de pagarme con dinero me pide que lo acompañe a Praga, entonces voy y conozco, por ejemplo, a Josef Opatrný y tengo buena relación con él”.
Luego regresaría en 2008 y en 2013 cuando, gracias a una beca del Ministerio de Educación de la República Checa, se quedó tres años y medio, el período más largo que pasó en Praga. En ese entonces, además de dar clases y avanzar en su investigación estableció vínculos humanos muy fuertes a tal punto que una de las grandes dificultades de este libro fue, según dice, tener que hablar desde un punto de vista científico con y sobre amigos tan cercanos como el hispanista Josef Opatrný quien, además de inspirar todo un capítulo del libro, escribió el prólogo.
“He tenido que estar caminando por terrenos desconocidos porque nadie había hecho nada parecido a lo que he hecho yo”.
“En lo personal, para mí él ha sido una referencia personal y humana, alguien que me ha enseñado a ser profesor en el sentido de cómo enfrentarse a una temática y en el sentido de cómo comportarme con mis alumnos. Yo en España nunca había tenido una referencia similar a él porque lo primero que él hace es romper la barrera habitual entre profesor y alumno, algo que incluso en el mundo checo es más raro todavía”.
Agrega Vázquez que, a pesar de que por ese entonces él era muy joven y aún no tenía un doctorado, sentía que Opatrný lo escuchaba mucho y le proponía conversaciones de igual a igual porque realmente le interesaba conocer la opinión de las personas. Ponerse en la piel del alumno, interesarse en su mundo y en su familia son, según cuenta, algunas de las enseñanzas más importantes de Opatrný. De hecho, en el marco de un homenaje que se realizó cuando el prestigioso hispanista cumplió setenta años, Vázquez escribió un texto sobre su relación con él en el que lo bautiza “el guía en la niebla”, en referencia a que sus conversaciones siempre lo ayudaron a entender mejor su rol de historiador.
“Ese libro, cuando yo lo estoy escribiendo, me doy cuenta de que tiene una parte mía pero parte también de muchas otras personas: entrevistas, investigaciones de otros profesores… y yo propongo que fuera una publicación colectiva de los investigadores del Centro de Estudios Iberoamericanos y Opatrný es el que me quita la idea al decirme que, como todo historiador, lo que estoy utilizando son fuentes. Yo seguí peleando y el acuerdo al que llegamos es que él escribiera el prólogo. Yo quería que mi nombre apareciera junto al de Opatrný aunque fuera a manera de prólogo”.
Fiel oyente de hace muchos años de Radio Praga Internacional, Sigfrido Vázquez nació en Sevilla y actualmente vive en Cáceres, Extremadura. Aunque no visita el país desde la pandemia asegura que no pasa un día sin hablar con alguno de sus amigos checos y a esta altura no concibe su vida sin el universo praguense. En cierta forma, la publicación de ‘Puentes antes que muros’ viene a coronar no solo un intenso trabajo de investigación sino también un ciclo de experiencias tan educativas como personales y bohemias.
“He tenido que estar caminando por terrenos desconocidos porque nadie había hecho nada parecido a lo que he hecho yo, entonces no sabía muy bien cómo enfocarlo hasta que al final me di cuenta de que lo importante era que se insertara, y es lo que aparece en el título, dentro de los estudios sobre Guerra Fría, y lo interesante es que es un estudio sobre los historiadores que vivieron en ese período. Yo pensé que eso podía llegar a ser interesante y ahora estoy totalmente seguro”.
En su opinión, otro aspecto importante de este libro es que aporta una mirada desde afuera, un análisis por parte de un extranjero como el que, en su momento, hicieron los checos sobre Iberoamérica. Agrega Vázquez que quizás la sociedad checa no tiene tanta tradición en lo que respecta a ser vista desde afuera. Y asegura que el objetivo primordial de su obra era homenajear a grandes historiadores como Josef Polišenský que, en un contexto de enfrentamiento, muros y máxima tensión, buscaron vías de comunicación arriesgando incluso su vida porque, por ejemplo, América Latina era, a excepción de Cuba, un espacio del bloque occidental.