Un siglo de relaciones bilaterales entre República Checa y Argentina
El lunes pasado se celebró un acto conjunto en Praga y Buenos Aires para conmemorar el inicio de las relaciones bilaterales entre ambos países hace ya un siglo. En Chequia el evento contó con la presencia del viceministro de Asuntos Exteriores Jiří Kozák y del flamante embajador argentino Claudio Rozencwaig que, en diálogo con Radio Praga Internacional, adelantó algunos de los objetivos de su mandato.
“La República Checa y Argentina comparten valores muy importantes como la democracia, la lucha contra el autoritarismo y la defensa de los derechos humanos”.
No deja de ser curioso que a pesar de estar hace apenas dos meses y medio en Praga, el flamante embajador argentino en República Checa, Claudio Javier Rozencwaig, llevó adelante el lunes pasado la celebración del centenario de las relaciones bilaterales entre Chequia y Argentina.
“Llego a la jefatura de misión y tengo por delante un año en el cual se cumplen los cien años de relaciones bilaterales entre República Checa y Argentina y, al mismo tiempo, es un año jalonado por una serie de eventos, dentro de los cuales este es muy simbólico. Obviamente, es el primero y con una ofrenda floral delante de Masaryk. Luego, un evento en la cancillería, y después todos los eventos culturales, políticos o económicos que se van a ir planteando. Yo creo que obviamente es muy desafiante y muy interesante, y es mucho mejor empezar así”.
Afirma que le dio mucha satisfacción haber visto en el acto a varias personalidades diplomáticas como, por ejemplo, el embajador italiano, el embajador español, la embajadora de Israel, el encargado de negocios de Ucrania y, por supuesto, los embajadores de los países iberoamericanos porque, en efecto, considera fundamental el trabajo en conjunto con toda la región de Iberoamérica para instalar su cultura no solo en la política exterior checa sino también en la sociedad.
“Siempre cuando hay un cumpleaños, e inclusive a nivel personal y más si termina con ceros, es una oportunidad y yo creo que ahora hay una oportunidad de poner en valor las cosas que se han hecho, que son muchas y se han hecho muy bien, y darles una vuelta de tuerca y agregarles un poquito más de cosas”.
El establecimiento de esta fecha como símbolo del nacimiento de las relaciones bilaterales entre ambos países tiene que ver con que, hace exactamente un siglo, el ministro plenipotenciario argentino Gabriel Martínez Campos presentaba sus credenciales ante el primer presidente checoslovaco Tomáš Garrigue Masaryk, a quien, por supuesto, también se lo homenajeó durante el evento.
“Hicimos entonces el lunes pasado un acto espejo: yo coloqué una ofrenda floral a Masaryk y el embajador checo en Buenos Aires hacía lo mismo con San Martín. Y después hicimos cada uno, en espejo, un acto en las respectivas cancillerías con invitados cercanos a los dos países, como es el caso para Argentina de Italia, España y los países de Latinoamérica, Israel o Polonia, que tienen comunidades y también algunas personalidades del mundo de la ciencia o el deporte que han hecho cosas con la embajada, con la Argentina”.
Asegura el flamante embajador que ambos gobiernos y países están muy interesados en poner en valor una relación que, tal como describe, por ejemplo, el libro compilado por el hispanista checo Josef Opatrný, tiene antecedentes importantes. Y si bien reconoce que la distancia geográfica no deja de ser un obstáculo, se muestra optimista de cara al futuro, teniendo en cuenta indicios tan favorables como el discurso del viceministro de Asuntos Exteriores, Jiří Kozák, en lo que respecta a la empatía que existe hoy entre ambos países.
“La República Checa y Argentina comparten valores muy importantes como la democracia y la lucha contra el autoritarismo, los derechos humanos, la lucha contra el terrorismo y la primacía del derecho internacional. Todo eso te da un contexto, un cuadro, y desde esa base hay que trabajar durante este año y los próximos para que esta relación de cien años se fortalezca mucho más. Me parece que del lado de él y del mío fue muy claro eso, como así también el interés económico-comercial”.
La anterior misión del actual embajador argentino había sido en Túnez y explica que una posible diferencia es que en aquel país prácticamente no había una comunidad argentina que, si bien en el caso de Praga tampoco es enorme, en su opinión se caracteriza por tener una inserción interesante, ya sea en el ámbito empresarial como en el gastronómico. Agrega que eso también puede considerarse parte de una sinergia que ayude también a que la relación entre la República Checa y la Argentina crezca aún más.
“Creo que están dadas las condiciones desde el punto de vista cultural y político para hacer un pequeño salto. Y me parece que el salto más importante, por cómo está la relación, debería ser en algunos terrenos económico-comerciales; es decir, darle contenido al comercio y al intercambio. Y a la cooperación también, pero con un sentido económico-comercial”
Uno de los ámbitos donde ve esas posibilidades es, por ejemplo, en el de las energías convencionales y no convencionales. Por otro lado, destaca que los checos muestran interés en la diversidad geográfica de un país como Argentina. Pero además entiende que existe un terreno quizás menos explorado que le gustaría trabajar especialmente y es el deporte. No solo el fútbol, sino también otras disciplinas como básquet, polo y vóley. De hecho planea reunirse con dirigentes de clubes checos para fomentar, por ejemplo, la llegada de jugadores y técnicos argentinos al país, algo que hasta el momento solo ocurrió en contadas ocasiones. Del mismo modo, cree el embajador que, desde Argentina, se ve a la República Checa como un país pujante con grandes garantías democráticas, que funciona a muchos niveles y cuenta, además, con una de las ciudades más bellas del mundo.
“Creo que están dadas las condiciones, desde el punto de vista cultural y político, para hacer un pequeño salto en terrenos económicos-comerciales”.
“La ciudad es hermosa, muy interesante y la comida también porque me gusta el cerdo, el pato y esas cosas que comen los checos. Y después me parece que es muy interesante no solo la capital, sino también recorrer un poco Bohemia, Moravia… Hasta ahora solo pude ir a Český Krumlov o a Karlštejn, es decir que la posibilidad de dar vueltas, laboral y no laboralmente, es también muy buena”.
Por último, revela el embajador que uno de los aspectos que más lo sorprendió en lo que concierne a la relación histórica entre ambos países es la gran comunidad checa que existe en Argentina y está nucleada, sobre todo, en la provincia de Chaco.