Con un pie en Chequia y el otro en Eslovaquia
La división de Checoslovaquia no tuvo un gran impacto en la vida cotidiana de los ciudadanos checos. Sin embargo, hubo un grupo de la sociedad que se vio muy influido por este acontecimiento en su día a día, los habitantes de los pueblos fronterizos entre Chequia y Eslovaquia.
La división de Checoslovaquia provocó en las nuevamente creadas República Checa y Eslovaquia consecuencias muy distintas. Según contó a Radio Praga Internacional el historiador de la Universidad Carolina de Praga y antiguo asesor de la Oficina del Gobierno checo, Jan Rychlík, en Eslovaquia la división tuvo muchos efectos a nivel administrativo, ya que el centro de Checoslovaquia se encontraba en Praga. “En Praga bastó con cambiar una placa en la fachada de los ministerios y listo. Quedó el aparato de administración. En Eslovaquia tenían que crearse rápidamente los Ministerios de Relaciones Exteriores y de Defensa”, dijo el historiador. Para la República Checa en general la división no suponía grandes cambios, pero sí que había un grupo de habitantes que se vio fuertemente influido por la separación, los habitantes de las regiones fronterizas.
“En el discurso checo, la República Checa se entiende como una continuación de Checoslovaquia. Y yo creo que, salvo para las personas que viven en las regiones fronterizas, la separación no tuvo impactos negativos. Las consecuencias negativas las notaron en su día a día las personas que tienen vínculos con Eslovaquia. Quienes tienen bienes allí, los matrimonios mixtos, que serán decenas o tal vez centenares de miles de personas. Eso sí. Pero si hablamos de la República Checa en general, la división no tuvo gran impacto”.
Uno de los símbolos de la división de Checoslovaquia se volvió el caserío fronterizo de U Sabotů de 135 habitantes. La mayoría de ellos querían ser ciudadanos de Eslovaquia, un tercio deseaba quedarse en el territorio checo. Según la división oficial, U Sabotů quedó en la República Checa, pero esa decisión generaba muchas tensiones. Las negociaciones llevaron 4 años y Chequia, finalmente, dio un paso atrás y cedió el caserío a Eslovaquia. El que no quería ser eslovaco recibió una remuneración por parte de Eslovaquia para construirse una nueva casa un par de kilómetros al lado. Así lo confirmó el alcalde del pueblo eslovaco de Vrbovce, Dušan Eliáš.
“Durante la división, a nosotros en Vrbovce se nos sumó una parte del pueblo, en el pasado llamada U Sabotů, está en la frontera. Creo que la gente que adoptó una postura radical hace 30 años, también gestionó la situación de forma radical. Había varios ciudadanos en la parte de U Sabotů que mejor que vivir en Eslovaquia decidieron vender la casa y construir una nueva detrás de la frontera. En aquel entonces recibieron subsidios por parte del Estado. Lo sentían así y creo que nadie se lo puede recriminar, seguramente no hoy en día”.
Aunque desde el punto de vista histórico una única nación de checoslovacos, prácticamente, no existió ya que las historias de Chequia y Eslovaquia antes de la Primera República Checoslovaca, es decir, el año 1918, se desarrollaban por separado completamente, a nivel personal no fue así, prosigue Eliáš.
“Nosotros en la frontera no teníamos necesidad de separarnos de Chequia. Creo que entonces igual que ahora nos sentimos checoslovacos. Las familias desde siempre estaban mezcladas con la vecina Moravia. Nos visitábamos, de hecho, también nuestro idioma es prácticamente idéntico al de los vecinos detrás de la frontera, en Javorník, Kuželov, Vrbka. Es difícil para mí decir cómo lo vivía cada uno, era individual”.
De la frontera checo-eslovaca provenía también el primer presidente checoslovaco Tomáš Garrigue Masaryk que nació en 1850 en la ciudad de Hodonín. Este año se inauguró ahí un sendero de Masaryk que surgió también gracias a la colaboración con la vecina Eslovaquia, según comentó para Radio Praga Internacional el alcalde de Hodonín, Libor Střecha.
“Nosotros recordamos a Tomáš Garrigue Masaryk cada 7 de marzo, el día que nació. Tenemos una estatua de él donde se realizan actos de conmemoración. También lo recordamos en septiembre que es cuando murió. Tenemos el museo de Masaryk. En colaboración con los colegas de Eslovaquia terminamos este año el sendero de Masaryk que traza su camino por Hodonín cuando lo visitó por primera vez siendo ya presidente”.
El sentimiento de hermandad entre los checos y los eslovacos se puso a prueba en verano de 2021 cuando la ciudad de Hodonín y la región de Břeclav sufrieron un tornado en el que murieron seis personas y muchas otras se quedaron sin casa. Střecha habló sobre la ola de solidaridad enorme por parte de los eslovacos.
“Fue inmediata y maravillosa. Los bomberos voluntarios de Holíč en Eslovaquia llegaron aún durante la noche. Los habitantes de Holíč y sus alrededores nos ayudaron con una colecta. Gracias a la alcaldesa de Skalica, Eslovaquia nos regaló madera para fabricar la armadura de la escuela primaria, que quedó devastada”.
Según el historiador Rychlík, la separación tuvo un gran impacto, además de los habitantes de las regiones fronterizas, en los matrimonios mixtos. A este tema nos dedicaremos en otro capítulo de nuestra serie dedicada al 30 aniversario de la desaparición de Checoslovaquia.
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