Rudolf Jelínek, la destilería que cuenta la historia del siglo XX
La marca Jelínek es sinónimo de aguardiente de ciruela desde hace unos 130 años. Gracias al particular sabor de sus productos consiguió sobrevivir las turbulencias del siglo XX y sigue cosechando éxitos en el mercado nacional e internacional.
Los comienzos de la fabricación de aguardiente en la región de Vizovice se pueden datar en el siglo XVI. Entonces se trataba de una producción asociada a las fábricas de cerveza, donde se podían aprovechar los residuos de la producción cervecera.
Vizovice, la cuna de las ciruelas
El clima del sur de Moravia desde siempre ha favorecido la producción de los árboles frutales. Sobre el año 1900 había en la región de Vizovice unos 77.000 árboles frutales y un 90% eran ciruelos. La fruta fresca, pero sobre todo frutos secos como las nueces, se vendía a Viena. Uno de los comerciantes más conocidos de la época era Karel Maisel, radicado en la ciudad de Zlín, que exportaba hasta 200 vagones de ciruelas secas al año.
La época de bonanza terminó tras la ocupación de Bosnia por parte del Imperio austro-húngaro, ya que se empezaron a importar ciruelas bosnias que tenían un sabor más rico y, además, eran más baratas. Vizovice ya no podía competir y los ciudadanos tuvieron la idea de venderlas en forma líquida.
Miroslav Motyčka, director comercial de la fábrica de Vizovice Rudolf Jelínek, explicó a la Radio Checa los primeros pasos del procedimiento de la fabricación del aguardiente de ciruela tradicional checo.
“Tenemos que triturar la fruta suavemente para no dañar los huesos, porque contienen sustancias amargas que afectarían a la bebida. Si trituramos demasiados huesos, el aguardiente final sería amargo y de baja calidad”.
Explica Motyčka que los huesos no se pueden triturar, sin embargo, su presencia durante la fabricación del aguardiente es esencial para que el producto final tenga su sabor característico a madera.
“El aguardiente de ciruela checo o centroeuropeo tiene que saber a hueso de ciruela. En esta región se fermentaba y destilaba desde siempre con los huesos. Un tanino suave y el sabor a madera son, para mí, unas de las características más importantes de los aguardientes de ciruela de esta región”.
Motyčka añade que el sabor del aguardiente de ciruela también depende de las variedades de la fruta. Solo en Chequia se trabaja con decenas de ellas. La fábrica Jelínek utiliza nueve. En el sabor final también influye en qué zona concreta madura la fruta y si las variedades vienen mezcladas en la bebida o se trata de un producto de una sola variedad.
Destilería Jelínek
Zikmund Jelínek nació en 1859 en la ciudad de Luhačovice y tras llegar a Vizovice se convirtió en director de una de las destilerías locales. En 1891 decidió establecer su propio negocio, cuyos productos registraban cada vez mayores éxitos en diferentes competiciones. Gracias a ello, Zikmund Jelínek llegó a ser uno de los personajes más destacados de la ciudad y, concretamente, de la comunidad judía a la que pertenecía. Por ejemplo, fue uno de los miembros fundadores de la sociedad de ahorros local y también iniciador de la construcción de la sinagoga de Vizovice.
Después de casi tres décadas de trabajo, Zikmund Jelínek entregó la gestión de la fábrica a sus dos hijos, Rudolf y Vladimír. No obstante, sus opiniones en cuanto al negocio eran muy diferentes, hasta que siete años más tarde decidieron separarse.
Fue en los años 30 cuando a Rudolf se le ocurrió fabricar un aguardiente de ciruela kosher, es decir, un aguardiente que cumplía con los requisitos de las reglas alimenticias judías y estaba aprobado por el rabino. Cuando terminó la prohibición estadounidense en 1934, Rudolf Jelínek empezó a exportar sus productos al Nuevo Mundo.
Miroslav Motyčka describió en entrevista para la Radio Checa que las recetas tradicionales, establecidas por el propio Rudolf Jelínek, se respetan en la destilería hasta el día de hoy.
“Nuestro aguardiente de ciruela se destila tres veces. Con la primera destilación, obtenemos lo que llamamos ‘lutr’, que contiene entre un 20% y un 25% de alcohol. A continuación, lo volvemos a destilar una y otra vez y llegamos a un 70% de alcohol. Esto es muy importante para nosotros porque forma parte del proceso de fabricación tradicional de Jelínek. Rudolf Jelínek destilaba tres veces porque comprobó que un mayor porcentaje de alcohol favorecía la maduración del destilado”.
Cuenta Motyčka que el aguardiente con un 70% de alcohol es bebible, sin embargo, la fábrica Jelínek no suele embotellar un alcohol tan fuerte. Los aguardientes de Jelínek suelen tener entre el 45% y el 50% de alcohol. Tampoco se embotellan aguardientes frescos, dice Motyčka, porque en general necesitan reposar. De hecho, Jelínek nunca embotella destilados de ciruelas, albaricoques o cerezas con menos de un año de reposo, mientras que los de manzana o pera no pueden reposar menos de nueve meses.
La familia Jelínek y la Segunda Guerra Mundial
Tanto la familia Jelínek como sus negocios se vieron fuertemente afectados por la Segunda Guerra Mundial. Vladimír Jelínek y su familia rechazaron oficialmente la religión judía y borraron sus nombres de los registros civiles judíos. Aun así fue detenido por la Gestapo y murió en 1942 en el campo de Flossenbürg. Rudolf decidió emigrar a EE.UU. Su mujer Irena y sus dos hijos permanecieron en el Protectorado de Bohemia y Moravia, administrando la empresa, y se bautizaron. Esto, sin embargo, no les salvó de ser deportados a los campos de exterminio, según contó a la Radio Checa el historiador Marcel Sladkovský.
“La familia Jelínek fue discriminada igual que los demás judíos. Rudolf Jelínek estaba en EE.UU. desde marzo de 1939, así que existía la posibilidad de emigrar. Él se empeñó en negociar los permisos de emigración para su familia, pero no lo consiguió. En otoño de 1939 volvió al Protectorado. Y terminó compartiendo el mismo destino que su familia y las demás familias judías. En sus empresas había que tolerar a los gestores alemanes, los judíos fueron obligados a vender sus negocios. Al final, en 1943 la familia Jelínek y otras familias judías de Vizovice fueron deportadas a Terezín y después a campos de exterminio. Rudolf Jelínek fue deportado en el otoño de 1944 a Auschwitz, donde murió con su mujer”.
También Jiří, el hijo menor de Rudolf Jelínek, fue deportado a Auschwitz, pero consiguió sobrevivir. El hijo mayor, Zdeněk, consiguió escapar y se sumó a la resistencia antinazi de Praga.
Después de la guerra, en 1945, Zdeněk recuperó la fábrica familiar y empezó a exportar aguardiente. Desgraciadamente, un año después murió de tuberculosis a la edad de 25 años.
Su hermano menor Jiří vendió la marca Rudolf Jelínek en 1948 al Estado y encontró su nueva patria en Israel. La destilería fue nacionalizada, pero mantuvo la marca de fama internacional.
Después de la Revolución de Terciopelo en 1989 la destilería fue privatizada.
A pesar del turbulento siglo XX, 130 años más tarde, los aguardientes de Jelínek siguen usando las recetas tradicionales de la bebida y amplían constantemente su oferta de sabores.
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