Jourová: “Después del carbón vendrá la prohibición del petróleo ruso”
La Unión Europea ha aprobado un quinto paquete de sanciones contra Rusia. De acuerdo con la vicepresidenta de la Comisión Europea, Věra Jourová, el próximo podría centrarse en el petróleo. No obstante, admite que las negociaciones son un conflicto constante entre un esfuerzo de ser responsables y evitar la cobardía.
La Unión Europea tardó dos días en ponerse de acuerdo en un quinto paquete de sanciones contra Rusia. De acuerdo con la vicepresidenta de la Comisión Europea, Věra Jourová, las negociaciones se prolongaron, sobre todo, debido a la prohibición de la importación del carbón a la UE. Es precisamente el eje carbón–petróleo–gas lo que está determinando la trayectoria de las sanciones adoptadas por los Veinitisiete contra el Kremlin.
Llegar a un acuerdo es difícil, según contó Jourová en entrevista con la Radio Checa.
“Todos nosotros, los que tenemos cierta influencia en el asunto, luchamos con un conflicto interno entre ser responsables y no ser cobardes. Con cada imagen de ciudades ucranianas destruidas y civiles asesinados aumentan la ira y las ganas de hacer algo drástico. Pero al mismo tiempo, los mandatarios sentados alrededor de la mesa tienen que tomar en consideración la enorme carga que supondrá la sanción para su país y evaluar qué es aceptable para los ciudadanos que les dieron el mandato”.
A pesar de las dificultades que supone la situación actual, Jourová se muestra a favor de sanciones más duras. Afirma que ante cada reunión el dilema es el mismo: si aspirar alto pero correr el riesgo de que la propuesta sea inaceptable para algunos de los mandatarios, o mantenerse a un nivel más suave para que la propuesta sea aceptada. La eurocomisaria admite que hasta la fecha, la UE se ha dirigido más bien por el segundo camino, pero las atrocidades que están sucediendo en Ucrania están teniendo su efecto.
Uno de ellos podría ser la prohibición de la importación del petróleo ruso, según adelantó Jourová en la entrevista. Esta podría formar parte del siguiente paquete de sanciones.
“Lo único que sé en este momento es que este paquete debería poner fin a la importación del petróleo y que personas y entidades adicionales deberían ser incluidas en la lista negra. Posiblemente hablemos sobre la prohibición de la exportación de Europa a Rusia, porque necesitamos arruinar a Rusia también desde el punto de vista tecnológico. Este es el objetivo de muchas de las sanciones ya adoptadas”.
Jourová apunta que los detalles aún están siendo debatidos en el marco de la Comisión. Hace falta analizar el impacto de cada decisión dado que su peso sobre cada país comunitario es asimétrico.
De acuerdo con la eurocomisaria, no hay duda, no obstante, de que las medidas adoptadas están funcionando.
“La inflación en Rusia supera, creo, ya el 20%. La exportación al país se ha reducido en un 71%, lo que es una cifra significativa. Observamos asimismo una enorme migración desde Rusia de las élites, no de las políticas, sino de las verdaderas, las intelectuales, porque las personas no quieren vivir en un país que lleva una guerra así de brutal. El impacto es notable. Unas 700 empresas han salido de Rusia y hemos congelado una cantidad enorme de dinero. Se trata de pérdidas considerables y tenemos que seguir con este rumbo”.
La amenaza del fin del gas ruso
Una de las mayores preocupaciones es el impacto que podría tener en la vida en Europa y la economía de los Veinitisiete el posible corte de los suministros de gas por parte de Rusia. A medida que la temporada de calefacción llega a su fin, podría parecer que el continente puede respirar con mayor libertad, aunque sea por un momento.
No obstante, Jourová advierte ante tal actitud.
“No contamos con un tiempo muerto, no sabemos lo que va a hacer Vladímir Putin, si cerrará el grifo o no. De acuerdo con expertos, no puede permitírselo, porque Rusia depende de nuestros euros, de los euros que con tanto desagrado les enviamos. Pero al parecer así es como debe ser en este momento. En la próxima cumbre hablaremos de lo dispuestos que estamos a sufrir en Europa, a sacrificarnos y a compensar a los que no pueden permitirse el sacrificio”.
La vicepresidenta de la Comisión resumió asimismo algunas de las medidas ya adoptadas en este contexto. Una de ellas consiste en limitar marcadamente la dependencia de la UE del gas ruso de aquí a 2030 o incluso antes. Se han firmado asimismo varios acuerdos sobre el incremento de la importación de otros países como Estados Unidos, Nigeria, Azerbaiyán o Qatar, y crecen las inversiones en las fuentes de energía renovables.
Y mientras que será difícil que la situación no afecte los bolsillos de los consumidores, Jourová asegura que existe un plan de contingencia y que los estados miembros podrán apoyar a los ciudadanos a sobrellevar el coste mediante subvenciones u otras medidas como, de hecho, algunos ya han empezado a hacerlo. Debería ayudar asimismo la compra de gas a nivel comunitario, ya que un mayor volumen permite conseguir precios más asequibles.
Admiración desde Bruselas
En conversación con la Radio Checa, la comisaria aprovechó la oportunidad para pintar la imagen que Chequia se ha ganado en Bruselas en las últimas semanas.
“Estoy muy orgullosa de la República Checa, de todos los ciudadanos e instituciones que están trabajando duro para sobrellevar la crisis migratoria. Yo lo veo desde fuera y es un momento brillante para el país. Siempre me preguntan cómo ven mis compañeros en Bruselas esto o aquello. Y ahora lo que observo es admiración. La República Checa ha acogido el segundo mayor número de refugiados en relación con su población. La eurocomisaria de Asuntos de Interior Ylva Johansson acaba de regresar de Praga y dijo que le encantó cómo funciona el sistema, cómo participan las personas y el ambiente en general. Y eso a pesar de la carga que la situación supone para los ciudadanos, la frustración, la inseguridad, el aumento de los precios. Es admirable”.
De acuerdo con estimaciones, más de 300 000 refugiados ucranianos habrían llegado ya a Chequia desde el inicio de la guerra y hay quienes advierten que la capacidad del país se está agotando. En este contexto, Jourová acota que otros países europeos pueden ofrecerse para encargarse de parte de los que están huyendo del conflicto armado.
Por un lado hace falta que los países anfitriones alerten que ya están saturados. Por otro, los refugiados tienen que estar dispuestos a continuar su travesía a otro país, quizá uno que les es más lejano, ya sea desde el punto de vista cultural o lingüístico.