Cursos de integración: así es nuevo el proceso para los recién llegados a Chequia
El gobierno checo instauró cursos de integración obligatorios para los extranjeros de fuera de la Unión Europea. Es el primer paso para aspirar a un permiso de residencia de larga duración.
Las datos hablan de que Chequia acoge en este momento a más de 500 000 inmigrantes, que representan cerca de un 5% la población y que forman una comunidad diversa pero en constante crecimiento. La tendencia muestra claramente como su afluencia ha aumentado sin parar. En el año 2000, por ejemplo, el número de inmigrantes apenas superaba los 200 000, un 2% del total de población, mientras que en la actualidad estas cifras se han duplicado.
El país atrae a cada vez más personas que buscan progresar e incluso establecerse definitivamente en territorio checo. Esto, en la mayoría de los casos, necesita de un proceso de adaptación que puede llegar a ser realmente complejo. Así, como punto de partida, la administración checa se propuso fomentar la integración a través de cursos de carácter obligatorio. Este está pensado para los extranjeros no pertenecientes a la UE que busquen un permiso de residencia de larga duración en el país. Branislav Makúch coordina el Centro de Integración de Praga, por lo que conoce bien su realidad y su día a día.
“El objetivo del curso es ayudar a los extranjeros a empezar a vivir en la República Checa, hacerles saber qué hacer y ayudarles a integrarse en la sociedad. Tenemos comentarios de personas que ya pasaron por el curso y que dicen que fue muy bueno para ellos. También dicen que hubiera sido genial si hubieran realizado el curso inmediatamente después de su llegada a la República Checa”.
Es el Ministerio del Interior quién se encarga de promover y organizar estos cursos, que se imparten en los distintos Centros de Apoyo e Integración de todo el país. En Praga la demanda crece considerablemente, fruto del reclamo que representa la capital para los potenciales inmigrantes. Es aquí donde se concentra un mayor número de extranjeros y, en consecuencia, donde la actividad de los centros es más frenética.
Branislav Makúch da fe de esta realidad. Ya desde primera hora de la mañana el centro de Praga acoge a multitud de personas que aspiran a obtener un permiso de residencia de larga duración en el futuro. En sus salas se puede encontrar una mezcla de todo tipo de nacionalidades. Los asistentes al curso provienen de diversos lugares y son de diferentes culturas pero todos coinciden en su voluntad por interiorizar la cultura checa como punto de encuentro.
“La mayoría de la gente son rusos y ucranianos. En los cursos en inglés es una mezcla de nacionalidades, por lo general son inmigrantes indios, japoneses, chinos y latinoamericanos. Las estadísticas del Ministerio del Interior, publicadas después de mayo de 2020, muestran que cuando se cerraron las fronteras debido al COVID, la situación cambió y la mayoría de las personas que llegaron a la República Checa era para trabajar".
El curso cuenta con un total de cuatro horas de duración durante las que los asistentes aprenden acerca de diferentes áreas del país: tradiciones checas, el sistema político, la administración pública o el territorio nacional.
También, aunque destaca la oferta de cursos en inglés, los centros ofrecen versiones en otros idiomas como español, francés, ruso o árabe.
“La información que reciben se refiere a su estancia en la República Checa, sus derechos y obligaciones, pero también información sobre atención médica y otras cosas básicas, como el transporte público o la búsqueda de alojamiento. También les enseñamos que tienen derecho a entender su contrato, lo cual es muy importante. El contrato siempre debe estar escrito en el idioma que comprendan y nunca deben firmar nada que no entiendan".
El objetivo del curso no es otro que facilitar la transición hacia la cultura checa de los recién llegados. La falta de adaptación, de hecho, puede derivar en un proceso de aislamiento social realmente peligroso. Para evitarlo, los cursos se han convertido en obligatorios, según una medida que entró en vigor ya el pasado enero, pero que no ha podido llevarse a la práctica hasta este verano debido a la pandemia. El creciente número de solicitudes de residencia empujó al gobierno a tomar esta determinación que, sin embargo, solo afecta a aquellos ciudadanos de terceros países, es decir, aquellos de fuera de la UE.
“La obligación se aplica a las personas fuera de la UE, los llamados migrantes de la región de terceros países, que llegaron a la República Checa y obtuvieron su tarjeta de identificación biométrica en 2021”.
Entre aquellos que asisten a los centros para completar el curso reina la idea de que este puede ser de mucha ayuda para los recién llegados al país. Varios de ellos valoraron este hecho y compartieron su experiencia como personas que, tras dejar atrás su país, se enfrentan ahora al reto de adaptarse a uno, en muchos casos, radicalmente diferente.
Mariam, por ejemplo, es georgiana. Aterrizó hace ya más de cinco años como estudiante y a día de hoy trabaja en el país. Habla de sus comienzos como una etapa complicada por diversos motivos: visados, el idioma o los propios checos.
“Vine por mis estudios en 2015 y después de terminar mi máster encontré un trabajo y decidí quedarme. También conocí a mi novio, que no quiere vivir en ningún otro lugar, así que fue una decisión muy fácil para mí. Cuando comencé, vine con mi visa de corto plazo, porque se necesita tiempo para obtener la de largo plazo y no quería perderme clases. Pero como no obtuve mis convalidaciones a tiempo, tampoco obtuve la visa de largo plazo. Así que para mí fue bastante complicado. Estoy de acuerdo con la opinión de que los checos no son muy abiertos al principio. Pero cuando los conoces, son muy amables y amigables”.
Francis, por ejemplo, es otro estudiante procedente de Ghana. Tras participar en el curso se refirió a este de forma muy positiva. Afirmó que le habría sido de mucha más ayuda haberlo realizado nada más llegar.
“Habría sido de mucha ayuda. No habría tenido que pasar por lo que pasé, porque ya habría sabido todas estas cosas. ¡Así que creo que es muy útil y les recomendaría a todos que tomen el curso!".
La iniciativa, por tanto, parece tener una buena acogida por parte de la mayoría. A pesar de esto, el propio Branislav Makúch reconoce que aún tienen mucho por mejorar y que, en ocasiones, la búsqueda e inscripción en los cursos puede llegar a ser complicada para los extranjeros.
“Es importante que las personas que quieran asistir a los cursos se registren a través del sitio web del Ministerio del Interior. El registro puede resultar un poco engorroso para algunos. Por eso contamos con horarios de consulta para personas que tengan problemas para registrarse. Todos los martes y jueves existe la posibilidad de que cualquier persona interesada en los cursos sepa si debe pasarlo. Nuestros empleados los ayudarán”.
En la actualidad, ya son cerca de 800 personas las que han completado este curso, que promete haber llegado para quedarse. Para los procedentes de fuera de las fronteras de la UE existirá un plazo de un año desde su llegada para completarlo. De lo contrario, se enfrentarán a multas de casi 400 euros.