Los antibióticos están dejando de funcionar, su uso en Chequia es excesivo
El consumo de antibióticos en Chequia ha crecido en más de un 20 % en los últimos treinta años y muchos checos los usan sin consultarlo con su médico. El Instituto Nacional de Salud advierte ante la creciente resistencia de las bacterias a los medicamentos y las consecuencias que esto supone.
Alrededor de 33 000 ciudadanos de la Unión Europea mueren cada año debido a bacterias resistentes a los antibióticos, de acuerdo con el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades.
Mientras que el descubrimiento de la penicilina salvó millones de vidas, el consumo excesivo de los antibióticos está ocasionando lo opuesto. Se trata de una tendencia que se registra a nivel mundial y Chequia no es una excepción.
Uno de cada seis checos toma antibióticos si consultarlo con su médico, principalmente para curar la tos o diferentes problemas dermatológicos.
Los expertos advierten que el uso desmesurado de antibióticos conlleva a una mayor resistencia de las bacterias, según explica la jefa del Laboratorio Nacional de Referencia del Instituto Nacional de Salud, Helena Žemličková.
“Cuando aceptaba el Premio Nobel, Alexander Fleming advirtió en su discurso ante el uso inconsiderado de antibióticos. Porque se dio cuenta de que algunas bacterias son naturalmente resistentes hacia los antibióticos y entendió el vínculo de que si la bacteria es resistente de manera natural, es también capaz de crear esta resistencia”.
De acuerdo con Žemličková, en Chequia se ha logrado revertir levemente la tendencia en los últimos tres años, no obstante, el mayor problema lo siguen representando los antibióticos de amplio espectro que actúan contra varios tipos de bacterias a la vez. Estos, más que la penicilina, por ejemplo, contribuyen a la resistencia antibiótica. Y las consecuencias podrían ser fatales, según advierte.
“Para 2050, la mortandad en consecuencia de enfermedades infecciosas puede convertirse en la causa de muerte más frecuente entre la población”.
En Chequia, el 15 % de los antibióticos se consume en los hospitales, el resto lo prescriben los médicos ambulatorios, predominantemente para tratar infecciones de las vías respiratorias. No obstante, hasta la mitad de los antibióticos se administra de manera incorrecta, dado que la mayoría de estas enfermedades son de origen viral.
De acuerdo con Žemličková, el uso de antibióticos genera en las personas una sensación de seguridad. Por razones similares algunos médicos prescriben antibióticos tras verse presionados por los pacientes o los padres, en el caso de los niños.
En vista de la situación, el Instituto Nacional de Salud se está preparando para lanzar una campaña de concienciación en noviembre. La encuesta que encargó en el marco del proyecto sugiere que un 40 % de los checos ha solicitado alguna vez a su médico que le de antibióticos. A pesar de que se trata de medicamentos de prescripción, hasta un tercio de la población tiene antibióticos en su botiquín casero para “casos urgentes”. Un 18 % después usa los antibióticos sin consultarlo con su médico, indica el autor del proyecto investigativo, Filip Brodan, y advierte de las consecuencias de la resistencia antibiótica.
“Pocas personas son conscientes de que cuando esto suceda, cuando los antibióticos dejen de funcionar, incluso contra enfermedades corrientes, no tendremos ningún tratamiento y estas enfermedades se propagarán de similar manera como lo ha hecho el coronavirus”.
Algunos estudios estiman que, de continuar la tendencia actual, para 2050 las bacterias resistentes a los antibióticos podrían ser la causa de hasta diez millones de muertes cada año.
El uso excesivo crea también otro problema. A medida que crece la resistencia de las bacterias, disminuye el interés en el desarrollo de nuevos antibióticos. Se trata de un proceso extremadamente complicado, caro y poco lucrativo.