El “carnicero de Praga” Reinhard Heydrich asumió el poder hace 80 años en el Protectorado de Bohemia y Moravia
Adolf Hitler no estaba satisfecho con el desarrollo de la situación en el Protectorado de Bohemia y Moravia. Konstantin von Neurath no había conseguido acabar con la resistencia checa, que cada día ganaba más fuerza, por eso decidió enviar a Reinhard Heydrich.
El 27 de octubre de 1941 llegó a Praga un hombre que prácticamente ningún checo conocía, su nombre err Reinhard Heydrich y pronto se convirtió en sinónimo de terror para la población.
Cientos de personas fueron movilizadas por los nazis al Castillo de Praga para dar la bienvenida al nuevo Protector del Reich en los territorios checos.
Un reportero de la Radio Checa describió el momento, indicando entonces que muchas personas acudieron a la plaza del Castillo para estar presentes en la celebración. Una banda interpretaba una marcha mientras unidades de las SS marchaban delante de Heydrich, sostuvo el reportero.
Heydrich aprueba la ley marcial y vienen las primeras ejecuciones
Al día siguiente, el 28 de octubre de 1941 fue aprobada la ley marcial que entró en vigor de inmediato y comenzaron los arrestos masivos, ejecuciones e internamientos en campos de concentración.
La ley marcial permitió a las autoridades nazis castigar la más mínima expresión de resistencia con mucha rapidez y severidad. No fue posible presentar apelaciones contra las sentencias de los tribunales marciales.
En poco tiempo se dictaron unas 500 penas de muerte contra hombres y mujeres y más de 2000 personas terminaron en campos de concentración.
El propio 28 de septiembre fue condenado a la pena de muerte el general Josef Bílý, comandante de la organización de la resistencia Defensa de la Nación, recordó a la Radio Checa el historiador Milan Votava.
“Era un oficial extraordinario, admirado por sus subordinados. Tenía mucha experiencia, su carrera militar había empezado en el ejército austrohúngaro, antes del estallido de la Primera Guerra Mundial. Fue un soldado excepcional”.
La misma suerte corrió el general Václav Šára, ejecutado tres días después de la llegada de Heydrich. En declaraciones al portal Memoria de la Nación, su sobrino Josef Šára se refirió a los últimos encuentros con su tío.
“Mi padre le decía que por qué permanecía en el país, le recomendaba que se fuera a Inglaterra, como lo habían hecho otros oficiales de la resistencia, combatientes de la resistencia o quienes no estaban de acuerdo con el nazismo. Y él respondía que alguien debía quedarse en casa, alguien tenía que organizar a la resistencia".
En la radio se leían diariamente los nombres de los ejecutados, tanto miembros de la resistencia, como de personas arrestadas por delitos que en otros tiempos habrían significado una pena mucho más leve.
Reinhard Heydrich se ganó muy pronto el sobrenombre de “carnicero de Praga”.
En noviembre de 1941, el presidente checo del protectorado Emil Hácha expresó su apoyo a Alemania en un discurso radial y advirtió contra los desafíos del Gobierno, del presidente checoslovaco Edvard Beneš, en el exilio de Londres
"Debemos darnos cuenta de que somos parte de un imperio grande y poderoso, que tiene la fuerza y la voluntad de protegernos. No debemos prestar oídos a voces vanas y engañosas, ya sea de Moscú o Londres”.
Reinhard Heydrich tiene un objetivo claro
En ese momento, Reinhard Heydrich había casi eliminado a la resistencia interna. De acuerdo con Jindřich Marek, historiador del Instituto de Historia Militar, el nuevo Protector era un individuo con un objetivo único.
“Era un hombre muy inteligente, con muchas aficiones, que iban desde tocar violín hasta pilotar un avión. Pero a la vez era un tecnócrata frío al servicio del poder, con un sentido muy racional para cometer crímenes de manera efectiva y rápida”.
Ante la difícil situación que vivían los checos en su país, el presidente Beneš tomó una decisión histórica. Para convencer a los aliados de que la nación checa no se había rendido, el Gobierno checoslovaco en el exilio decidió enviar al Protectorado grupos de paracaidistas, entrenados en Inglaterra, para llevar a cabo misiones especiales. Una de ellas fue asesinar a Heydrich.
El exitoso atentado tuvo lugar el 27 de mayo de 1942 y Heydrich sucumbió a sus heridas el 4 de junio. En ninguno de los países ocupados por Hitler un cargo tan alto del régimen nazi había sido asesinado por la resistencia antifascista.
Después del atentado a Heydrich, el jefe de las unidades SS, Heinrich Himmler mandó desde Berlín a Praga a Karl Hermann Frank a quien ordenó tomar como rehenes a 10 mil checos, sobre todo de la clase intelectual, y fusilar inmediatamente a cien de ellos. Durante los primeros cinco días después del atentado los alemanes dictaron más de 500 sentencias de muerte.
A manera de venganza por la muerte de Heydrich, los nazis arrasaron los pueblos checos de Lidice y Ležáky.