Plata y bronce para subir el ánimo del equipo olímpico checo
La República Checa estrenó su medallero en los Juegos Olímpicos de Tokio con dos metales logrados con apenas unas horas de diferencia. El piragüista Lukáš Rohan emuló a su padre, Jiří Rohan, plata en Barcelona 92 y Atlanta 96. Por su parte, Alexander Choupenitch, logró un bronce que se le escapaba al esgrima checo desde 1908.
En la prensa este lunes aún coleaba la decepción por las historias personales de los deportistas checos que por culpa del COVID volaron a Tokio pero no llegarán a competir en los Juegos para los que se habían preparado durante años.
Por fortuna, la tercera jornada de estas atípicas Olimpiadas deparó noticias mucho más positivas para el deporte checo. La primera medalla de la República Checa en Japón la consiguió el piragüista Lukáš Rohan en slalom individual. Su actuación rozó la perfección, pero tocó ligeramente una puerta, lo que le supuso dos segundos de penalización. Sin embargo, esto no desconcentró ni desmotivó a Rohan, cuya alegría al finalizar la prueba era comparable a la del ganador, el esloveno Benjamin Savček, como pudieron comprobar los oyentes de la Radio Checa al poco de que cruzara la meta.
“Estoy contentísimo con la final, he hecho la carrera de mi vida. Me ha salido realmente bien. Es una pena ese toquecito en la puerta, pero eso me ha impulsado aún más, he continuado sin entrar en pánico y estoy muy contento de cómo ha salido todo”.
Los dos segundos de penalización no afectaron al resultado de Rohan, ya que su diferencia con respecto a Savček, que se mostró intratable, fue de 3,71 segundos. El bronce fue a parar al alemán Sideris Tasiadis, a casi dos segundos del checo.
Curiosamente, el padre de Lukáš, Jiří Rohan, también fue plata olímpica en slalom, y, además, en dos ocasiones, en Barcelona 92 y Atlanta 96, pero en canoa doble. Habrá que esperar aún tres años para ver si Lukáš repite el palmarés de quien también es su entrenador, o por qué no, lo mejora.
Poco después llegaba la segunda alegría del día para el deporte checo en Japón. Alexander Choupenitch, deportista checo de ascendencia bielorrusa, se imponía en el duelo por el bronce de florete individual al local Takahiro Shikane, después de una jornada en la que eliminó sucesivamente al español Carlos Llavador, al alemán Peter Joppich y al egipcio Mohamed Hamza. En la semifinal no pudo con el hongkonés Edgar Cheung Ka-long, que más tarde se alzaría con el oro.
En el duelo por el bronce, Choupenitch siempre gozó de ventaja frente a su rival y su andadura japonesa terminó con victoria y un bronce que sabe a oro, dijo a la Radio Checa.
“He trabajado tanto para esto y la gente que va conmigo ha trabajado tanto… Estoy contentísimo, aunque no sea oro. Para mí, esto es un oro. También estoy cansadísimo, cada duelo ha sido increíble. No sé qué hora es, casi las nueve de la noche, y llevo desde las seis y media de la mañana en pie. Cada duelo ha supuesto muchas emociones y ya casi no soy capaz de responder a las preguntas”.
Se trata de la primera medalla olímpica conseguida en esgrima por un deportista checo en 113 años. Por aquel entonces, en los Juegos de Londres de 1908, obtuvieron también el bronce tanto Vilém Goppold von Lobsdorf como el equipo bohemio de sable, uno de cuyos integrantes era el propio Goppold.
Noticias menos positivas llegaron, por ejemplo, en ciclismo cross country, donde las opciones de metal de Ondřej Cink se esfumaron por un pinchazo a dos vueltas del final cuando luchaba por la tercera plaza en un grupo de tres y, según declaró más tarde, tenía pensado atacar para dejar a sus competidores atrás.
Por lo demás, el tenis checo femenino sigue acaparando las miradas y centrando las expectativas de nuevas medallas, aunque ya un poco menos. La flamante campeona de Roland Garros, Barbora Krejčíková, y la subcampeona de Wimbledon, Karolína Plíšková, han caído en octavos de final este martes, pero la mucho menos favorita Markéta Vondroušová ha dado el campanazo al eliminar a la número dos del mundo, la japonesa Naomi Osaka, en solo dos sets y perdiendo únicamente cinco juegos frente a la estrella local en tan solo una hora y ocho minutos.