El palacete Humprecht, regalo para una dama hermosa, pero fría
El noble checo Humprecht Jan Cernín fue un marido enamorado, dedicado y atento. A su esposa italiana Diana María Hipólita di Gazoldo, considerada a mediados del siglo 17 como la mujer más bella del mundo, le regaló para su onomástico un primoroso palacete de caza. El palacete barroco, regalo del amante esposo, se denomina Humprecht y está situado en una colina basáltica que se alza sobre la ciudad de Sobotka, en la pintoresca región del Paraíso Checo, a 80 kilómetros al nordeste de Praga. Recomendamos la visita a Humprecht especialmente a las damas. Según se dice, al mirarse en un espejo milagroso que hay en uno de sus aposentos, todo visitante rejuvenece tantos años cuántos se merece.
Emergiendo de la frondosa arboleda que cubre la colina de basalto, Humprecht se parece a un cohete espacial listo para despegar rumbo al cosmos. Su puntiagudo tejado está coronado por una media luna dorada.
La reluciente media luna alude a las actividades de Herman Cernín, célebre diplomático de la corte de los Habsburgo. Al servicio del emperador Matías condujo exitosas negociaciones de paz con el sultán turco. El acaudalado aristócrata legó vastas posesiones a su sobrino Humprecht Jan Cernín quien mandó erigir en el siglo 17 en la colina sobre la ciudad de Sobotka el palacete de caza de insólito trazado.
Humprecht Jan Cernín,fundador del palacete Humprecht, se educó en la corte imperial de Viena junto con el futuro emperador Leopoldo I quien le tomó un gran afecto. Después de concluir los estudios de Derecho en Praga, emprendió un viaje a Italia cuyo ambiente artístico le causó una profunda impresión. El aristócrata empezó a interesarse activamente por las artes plásticas y posteriormente formaría una estupenda colección de cuadros, considerada como la más notable de Bohemia.
Humprecht Jan Cernín enriqueció notablemente su colección entre 1660 y 1663 al desempeñarse como Embajador en Venecia. Al terminar su misión diplomática en Italia su colección contaba con unos 300 lienzos, en su mayoría de maestros italianos. Con el fin de albergar estos tesoros artísticos en una sede representativa, el noble inició la construcción del majestuoso palacio Cernín, en el barrio praguense de Hradcany.
Italia fue decisiva también para la vida privada del aristócrata checo. De Italia procedía su esposa Diana María Hipólita di Gazoldo, dama de la corte imperial y según algunas fuentes en su tiempo la mujer más hermosa del mundo. En el palacete de Humprecht la vemos retratada en un lienzo en compañía de su marido.
Durante nuestra visita al palacete todos los turistas presentes manifestaron su desilusión ante la dama italiana. Su belleza no nos pareció tan espléndida. La guía nos recordó entonces los cánones de la belleza femenina en la época barroca: se consideraba hermosa la mujer que poseía una tez pálida. Cuanto más pálida, más bella. Para conseguir el ideal, las damas se empolvaban mucho.
Según revela la correspondencia conservada, la madre de Humprecht Jan Cernín disuadía a su hijo del matrimonio con la dama italiana. Tenía razón. El matrimonio del noble checo con Diana- hermosa, pero fría- no fue feliz. Nada pudieron cambiar en ello los esfuerzos de Humprecht Jan Cernín por proporcionar a la italiana una vida en el máximo lujo posible. Diana nunca se ambientó en Bohemia y el matrimonio se separó tras recibir una autorización del Papa. Diana regresó a Italia.
Antes del producirse este desenlace, Humprecht Jan Cernín intentó salvar su matrimonio regalando a su esposa el espléndido palacete de caza Humprecht. Su construcción fue iniciada en junio de 1666 con la suscripción del contrato con el renombrado arquitecto italiano Carlo Lurago. En la planta baja del palacete podemos contemplar el facsímile del documento.Éste estipula que el arquitecto recibiría por su trabajo 1750 florines y tres barriles de vino.
El mobiliario y las obras de arte que llenan los salones y los aposentos del palacete de caza recuerdan el linaje de su fundador, los Cernín. En la planta baja entramos primero en el salón oval destinado a los banquetes, desde el cual los huéspedes podían contemplar cómo se preparaba la caza en la adyacente "cocina negra".
"Cocina negra" porque se cocinaba sobre fuego abierto y el hollín ennegrecía las paredes. En la época barroca la comida se preparaba en cacerolas de cobre y se servía en platos de estaño.
En la estancia adyacente donde se aderezaba la comida en los platos, los visitantes pueden contemplar las 62 piezas restantes de un servicio de porcelana con decoración floral del siglo 18 que había tenido inicialmente 360 piezas.
En las paredes de las cámaras que visitamos en la planta baja, cuelgan láminas gráficas que muestran los palacios de los Cernín en diversas partes de Bohemia. Destaca entre ellas la del monumental palacio Cernín en Praga, desde los tiempos de la Primera República sede del Ministerio de Relaciones Exteriores.
En las paredes de la escalera de caracol que conduce al primer piso cuelgan láminas gráficas con representaciones de razas históricas de perros. Testimonian que los Cernín dejaban retratar sus canes predilectos.
Tampoco durante la temporada de caza los dueños del palacete y sus huéspedes se privaban del placer de la música. En el primer piso impresiona a los visitantes el monumental salón musical dotado de magnífica acústica y cuya altura es de 16 metros.
Como en todas las sedes barrocas, los aposentos y salones se dividen en la parte reservada para el dueño de la casa y la destinada a su esposa. Por la antesala, donde llama nuestra atención un arcón de viaje para trajes que pesa 50 kilos, entramos en el dormitorio del dueño de la mansión. Sobre su cama barroca cuelga una primorosa tapicería con escenas de caza, confeccionada hacia 1700.
Continuamos al salón donde se reunían exclusivamente los caballeros. Su decoración refleja la predilección de los Cernín por cuadros de temas cinegéticos.
En el palacete de caza Humprecht no falta una pinacoteca en la cual se exhiben lienzos de maestros italianos y flamencos. En la galería familiar están representadas todas las destacadas personalidades del linaje de los Cernín.
Tras visitar la pinacoteca entramos en los aposentos de la dueña de la mansión. El primero es el salón de damas con una hermosa chimenea y los retratos de Frantisek Josef Cernín y su esposa belga Isabella María Merode-Westerloo. La aristócrata trajo como dote al matrimonio una nutrida jauría de 400 perros en la cual estaban representadas prácticamente todas las razas caninas existentes en el siglo 18.
En el dormitorio barroco nos parece que la cama es muy, muy corta. La guía nos explica que además de tener una estatura más baja que las mujeres actuales, las damas barrocas dormían sentadas para no destrozar sus complicados peinados.
Visitamos el gabinete donde la dama podía descansar y la estancia contigua donde se dedicaba al aseo. En estas dos estancias contemplamos el mobiliario de finales del siglo 18 y principios del siglo 19. ¿Cuál ha sido el objeto que más encantó a los turistas durante nuestra visita? Un retrete portátil de elegante diseño, confeccionado de buena madera barnizada.
Después subimos al segundo piso para recorrer una galería exterior que da la vuelta a todo el palacete y desde lo alto disfrutamos de deleitosos paisajes del Paraíso Checo. Vimos el castillo Trosky sobre dos rocas volcánicas y la Torre Blanca del castillo de Kost que juntamente con el palacete de caza Humprecht forman el trío de joyas arquitectónicas del Paraíso Checo que merecen ser visitadas.