Pavel Brunclík presenta su Geometría de la desnudez
Maestro de paisajes y desnudos. Pavel Brunclík es uno de los mejores y más populares exponentes de la actual fotografía checa.
"Empecé con los desnudos en los años ochenta cuando hice un ciclo de fotografías que se llamaba Mujeres ajenas. Un fragmento de este ciclo se refleja en la Geometría de la desnudez. Pero el principal impulso fue un diálogo con el patrocinador de mi anterior exhibición, Tomás Chrenek, quien me pidió preparar una serie de desnudos".
El autor reconoce haberse sentido siempre fascinado por el cuerpo humano y la estética de su movimiento. En sus fotografías de líneas puras y composición sencilla aparecen figuras humanas en posiciones estáticas y en movimiento, pero siempre en una absoluta armonía. Brunclík explica cómo nació la idea de unir el ballet con la fotografía.
"Cuando estudiaba en la universidad, escogí el ballet como tema de mi película tesis de graduación, pero no me permitieron realizarla por motivos políticos. Sin embargo, seguía atrayéndome mucho, porque los bailarines tienen unos cuerpos muy estéticos. Y, al final, fue una casualidad. Me encontré con la portavoz del Ballet del Teatro Nacional, que antes había trabajado en relaciones públicas, y le pedí que me consiguiera una cita con los bailarines".
Su colaboración con los bailarines duró casi dos años, durante los cuales sacó centenares de fotos de sus cuerpos desnudos. Brunclík admite que a los protagonistas les tuvo que dejar una absoluta libertad de selección de fotos.
"Les había prometido tirar a la basura toda foto que pudiera perjudicarles", dice el autor. El resultado es dicha serie de 22 fotos. "El trabajo valió la pena y creo que nuestra cooperación continuará en el futuro", añade el fotógrafo.
Pavel Brunclík se hizo popular con sus fotos de paisajes. Su primera exposición con este tema, denominada simplemente Tierra, fue inaugurada en el Ayuntamiento de la Ciudad Vieja de Praga en el año 2000. En dicha ocasión fue publicado también un libro de fotos del mismo nombre, que fue galardonado con el premio al Mejor libro del año.
Durante los siguientes siete años, Brunclík viajó a países en vías de desarrollo recogiendo material y preparando una nueva serie de paisajes. El fotógrafo habla de sus viajes y cuenta qué países había visitado.
"Viajé a casi todos los continentes, he estado en América del Norte, en Sudamérica, en África y en quince islas, aproximadamente. Pero siempre me detenía sólo un rato y después continuaba con el viaje. Seguía la regla de no pasar más de una noche en algún lugar. Y es que no se puede de otra manera, si quieres verlo todo".
En 2004 inauguró otra exposición del mismo nombre, Tierra, en la galería Mánes, de Praga. Al igual que la anterior, fue bien aceptada por la crítica y Brunclík ganó con ella mucha fama y popularidad. Este proyecto fue acompañado con la publicación del libro Paisajes 1997-2004, reconocido por el autor como su mejor libro de fotos.
"Creo que el libro Paisajes 1997-2004 recoge mis mejores fotografías. Lo que me sorprendió al elegir las fotos para este libro fue que casi la mitad de ellas eran de lugares muy prosaicos, cotidianos. El libro tiene 75 fotografías en total, pero existe una gran desproporción en cuanto al número de fotos y los distintos países. Por ejemplo, de China, que es un país enorme, hay sólo una o dos; mientras que de Toscana, que me encanta, hay once".
Pavel Brunclík nació en 1950 en la ciudad morava de Znojmo. Se graduó en la Facultad de Matemáticas y Física de la Universidad Carolina en Praga. Más tarde estudió escenografía y dirección en el Departamento de Películas Documentales de la Academia de Cine en Praga. Brunclík explica cómo decidió dedicarse a la fotografía.
"Empecé a sacar fotos cuando era bastante jóven. Después lo dejé y me dediqué a las matemáticas. Cuando estudié en la universidad me entraron ganas de empezar con el cine. Pensaba hacer las dos escuelas a la vez, pero luego decidí terminar primero matemáticas y física. Cuando me gradué, ya no me querían permitir estudiar cine. Tuve que pedir un premiso especial al Ministerio y me concedieron estudiar cine documental. Entonces volví a la fotografía".
Brunclík es uno de los pocos fotógrafos actuales que prefiere la cámara clásica, esas con rollo de películas. "Por supuesto, tengo la cámara digital para uso personal, pero nunca la utilizaría en mi trabajo", concluye el fotógrafo.