CROSS: Cultura alternativa en un laberinto industrial
Al clasificar las decoraciones interiores de los clubes checos desde el punto de vista de la originalidad, el Cross Club de Praga ocuparía sin duda las posiciones más altas de la lista. Este lugar, que se especializa en ofrecer al público cultura alternativa, destaca por su aspecto de nave futurista, cuya decoración se basa en las artes industriales. Sobre el club conversamos con el copropietario del local, Tomáš Zdeněk, y con el autor del diseño, František Chmelík.
El interior está adornado con componentes mecánicos de todo tipo. Un aparato colgado en el techo a modo de un ventilador con limpiaparabrisas que se mueve y parpadea, tableros interiores de ordenadores y máquinas de coser, situados en las paredes, ruedecillas dentadas, juntas y tuercas que crean esculturas extraordinarias; eso es sólo una pequeña parte de las piezas que se pueden admirar en las numerosas salas del club, comunicadas entre sí por un extenso laberinto de pasillos.
El club surgió hace unos seis años en el edificio donde tuvo su sede una imprenta. Unos compañeros que trabajaban en ese lugar se pusieron de acuerdo con el propietario de la casa y despejaron el sótano para realizar de vez en cuando fiestas para sus amigos, según recuerda uno de los cinco copropietarios del club Tomáš Zdeněk, conocido bajo el apodo de Kenzo Lorenzo.“Con el tiempo, hacíamos las fiestas cada vez con mayor frecuencia, a medida que iba creciendo el número de amigos que acudían, hasta que decidimos crear un club regular”.
Al principio, los cofundadores no disponían de muchos recursos financieros y el club surgía de manera más bien caótica. Es que nadie creía que el local un día se extendería y ocuparía todo el edificio. Para adornar los interiores sirvió cualquier material accesible, muchas veces se trataba de piezas destinadas a la chatarra.“Se trataba más bien de materiales residuales, papel o restos de máquinas. Simplemente, todo lo que alguien nos regalaba o lo que encontrábamos en cementerios de coches, por ejemplo. Por eso las decoraciones eran en su mayoría de carácter industrial, pero eso fue más bien por coincidencia. Tuvimos que trabajar con lo que teníamos”, indicó Kenzo Lorenzo.
El autor del diseño de Cross, František Chmelík, conocido como el Yeso, sigue desarrollando las instalaciones del club con su equipo hasta la fecha. El artista es autodidacta, no estudió ninguna escuela de artes plásticas y aprendió el oficio de electricista. El mismo rechaza ser considerado meramente como un fanático del arte industrial.
“Más bien se puede decir que me interesan los aspectos fundamentales, como el espacio y la posibilidad de procesar todo tipo de materiales, ya sea industriales o naturales. El hecho de que empecé con el industrial se debe a que eso fue lo primero con lo que topé, sin buscarlo”, sostuvo.Hay que decir que ha sido un encuentro afortunado. Los que visitan el club por primera vez generalmente se quedan boquiabiertos. Uno podría pasar largas horas observando todos los mecanismos y adornos industriales de los interiores del club. Entre los componentes se encuentran piezas provenientes de todo el mundo. Desde repuestos de automóviles de EE.UU., hasta las ruedas de una aplanadora rusa, pasando por piezas maquinaria de Brasil.
“Entre otras cosas, hemos instalado aquí los aislantes por los que pasaba una cuarta parte de la energía eléctrica de Praga, cuando estaban conectados. También tenemos aquí las copias de las transmisoras que se utilizaban en las radio estaciones rusas de los años 50. Este tipo se aprovechó posteriormente como aparato de comunicación durante el primer vuelo del hombre al espacio”, dijo František Chmelík.
Sin embargo, aunque las piezas aspiran a ser una obra plástica, uno de los objetivos clave de las instalaciones es su utilización práctica, apuntó Kenzo Lorenzo.
“Esto no es una galería, sino un club. Todas las cosas se utilizan, la gente se sienta en ellas, etc., así que tenemos que mantenerlas, recuperarlas y cambiarlas cuando se estropean. Además, seguimos expandiéndonos. Al principio el club estuvo sólo en el sótano, hoy día disponemos de tres pisos con numerosas salas y pasillos”.De esa forma, la instalación de las decoraciones se convierte en un proceso de progreso continuo, agregó el diseñador František Chmelík.
“Todas las piezas aguantarían mucho más al ser expuestas en una plaza, por ejemplo, que en este club. El progreso ha sido bastante brutal, hemos cambiado toda la decoración completamente de hecho tres veces en los últimos cuatro años”, precisó.
El diseñador empezó con el arte industrial, pero sigue desarrollándose desde el punto de vista profesional, a medida que va ampliándose el club. La cafetería, situada en el primer piso, lo demuestra claramente. En el lugar, donde se realizan proyecciones fílmicas y seminarios, no encontrarán adornos industriales, sino un ambiente más tranquilo hecho de madera y yute. Encima de la cafetería se encuentran, además, talleres, salas de ensayo y en el desván hay un espacio para la realización de funciones teatrales.
En cuanto al programa musical, la filosofía del club es acoger a todos los que se interesen por la cultura alternativa y cubrir tanto el escenario de la música electrónica, como conciertos en vivo, subrayó Kenzo Lorenzo.“En cuanto a los estilos de la música reproducida, predomina el drum´n´base, techno, dub step y break beat. En cuanto a la música viva, hay muchos conciertos de reggae, ska, punk y hard core, pero no pasamos por alto ni siquiera a los grupos interesantes que tocan rock, hip hop, funky, y las diferentes fusiones”.
Además de los grupos checos, el programa ofrece también conciertos de numerosas bandas del exterior y en el Cross Club tocan con frecuencia formaciones del mundo hispanohablante.
“Respecto a los grupos del mundo hispanohablante, tenemos buenos amigos que vuelven a tocar aquí, como por ejemplo el grupo Che Sudaka. Es una banda integrada por latinoamericanos, radicados en Barcelona. Además, muchas otras formaciones de España han tocado aquí, en su mayoría bandas de reggae y ska”, dijo el copropietario del club.
Cabe agregar que la mayoría de los encuentros culturales efectuados en el Cross Club son gratis. El precio de las entradas más caras no suele superar los cuatro euros. El local abre a las 16.00 horas, la hora final no es fija, habitualmente está abierto hasta la madrugada. Los conciertos empiezan aproximadamente a las 22.00 horas durante la semana; los viernes y los sábados a eso de la medianoche.
Cross Club está situado en la calle Plynární 23, en Praga 7. Encontrarán más datos en la página web: www.crossclub.cz.
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