Bedřich Hrozný rescató del olvido el imperio hitita
La mujer que haya sido violada en las montañas, no será castigada. En caso de ser violada en una casa donde podría haber pedido ayuda, se la castigará con la muerte. Así de implacable lo estipulaba el artículo 197 del Código de Leyes del imperio hitita que en el segundo milenio antes de nuestra era abarcaba extensos territorios del Asia Menor, Palestina y Líbano. Los 200 artículos del Código fueron traducidos al principio del siglo XX por el orientalista checo, Bedřich Hrozný, nacido en 1879. El científico descifró la lengua del misterioso pueblo hitita, cuyo imperio fue la tercera potencia de Oriente Próximo, junto con Babilonia y Egipto.
En el siglo XIX fueron descubiertas en el pueblo turco de Boghazköy, 145 kilómetros al este de la capital Ankara, las imponentes ruinas de una antiquísima ciudad en cuyas paredes se veían inscripciones en una lengua desconocida. Más tarde los científicos concluirían que eran los restos de la capital del imperio hitita, Hattusa.
En 1906 el explorador alemán, Hugo Winckler, encontró en las ruinas de Hattusa el archivo estatal de dicho imperio, que consistía en 13.000 tablillas de arcilla con textos grabados en escritura cuneiforme. En algunas tablillas había textos en la lengua de Babilonia, una especie de idioma diplomático de aquella época.
Se referían a las actividades diplomáticas, a los tratados interestatales y a otros asuntos del ámbito de la política internacional.
Sin embargo, la mayoría de las tablillas estaba escrita en una lengua desconocida. En vano el científico alemán buscó un documento bilingüe que le proporcionase la llave para comprender la enigmática lengua.
Tenía presente el ejemplo del francés Champollion, que descifró los jeroglíficos egipcios partiendo de una inscripción greco- egipcia en la llamada Tabla de Roseta.
Hugo Winckler falleció sin dar con la solución. La enigmática lengua de los hititas llegó a descifrarla el orientalista checo, Bedřich Hrozný, en circunstancias muy singulares, bajo el fragor de la Primera Guerra Mundial.
Bedřich Hrozný nació en 1879 en la ciudad de Lysá nad Labem, Bohemia Central, como el quinto hijo de un pastor evangélico. El ambiente familiar le inculcó el interés por la Biblia y por las civilizaciones de Oriente Próximo.
Frecuentó el Liceo Académico de Praga, el instituto de enseñanza secundaria más prestigioso de Bohemia, pero tras la muerte de su padre se vio obligado a optar por un centro más modesto en la ciudad de Kolín.Allí tuvo lugar el encuentro con el profesor Justin Prášek, que incentivó en el muchacho el interés por la orientalística. Bedřich Hrozný se enfrascó en el estudio del hebreo y del árabe.
La familia había destinado al joven a seguir la carrera de su padre. Sin embargo, después del primer semestre del curso de Teología en la universidad de Viena se dio cuenta de que su destino sería la orientalística.
Estudió árabe, asirio, arameo, etíope, sánscrito y persa. Penetró en los secretos de los jeroglíficos egipcios y de la escritura cuneiforme. En el liceo, Bedřich Hrozný había aprendido griego y latín, de manera que conocía un total de doce lenguas.
Bedřich Hrozný analizó en su tesis de doctorado inscripciones rupestres del sur de Arabia. Gracias a sus brillantes resultados en la universidad obtuvo una beca para realizar estudios de posgrado en Berlín y en el Museo Británico de Londres.
Adquirió también sus primeras experiencias arqueológicas en la expedición que exploraba el cerro Tell Taanek, en Palestina.
El momento decisivo en la trayectoria de Bedřich Hrozný llegó en 1914 cuando fue contratado por la Sociedad Alemana de Orientalística para analizar las tablillas de arcilla que había descubierto el fallecido Hugo Winckler en la localidad de Boghazköy, la antigua capital del imperio hitita, Hattusa. Estaban escritas en la lengua hitita, hasta entonces desconocida.
Bedřich Hrozný viajó en la primavera de 1914 a Estambul con el fin de copiar lo más rápidamente posible los textos grabados en las tablillas de arcilla que se guardaban en el Museo Imperial Otomano. En la labor contaba con la ayuda de su esposa Vlasta.Cuando estalló a finales de julio de 1914 la Primera Guerra Mundial tuvo que regresar inmediatamente al imperio austro-húngaro. Aún así había reunido suficiente material.
El joven científico fue llamado a filas. Afortunadamente, los mandos militares austro-húngaros no lo enviaron al frente. Debido a sus problemas de visión fue destinado a un almacén militar.
Bedřich Hrozný cumplía el servicio de manera ejemplar y su superior, el teniente coronel Krammergruber, quería premiar su esfuerzo. Entonces el científico pidió al oficial que se le diera permiso para estudiar en sus ratos libres.
Krammergruber se lo otorgó y así entró en la historia de la ciencia. Gozando de su permiso, a los 36 años Bedřich Hrozný descifró en el almacén militar la lengua de los hititas.
En 1915, junto a la información de los frentes, los periódicos se refirieron ampliamente a su logro.
Bedřich Hrozný demostró que el idioma de los hititas era indoeuropeo y que tenía mucho en común con el latín y otras lenguas europeas. Por ejemplo, vádar en hitita es water en inglés y voda en checo.
El cielo se dice en hitita nebish, y en checo nebe.
En 1917 el científico elaboró la primera gramática de la lengua hitita.
En 1919 publicó la traducción de extensos textos del archivo de los reyes hititas. En los prólogos a sus publicaciones jamás dejó de expresar su agradecimiento al teniente coronel Krammergruber del ejército austro-húngaro.
Bedřich Hrozný tradujo también los 200 artículos del Código de leyes del archivo estatal del imperio hitita.
Las penas del código, adoptado hacia el año 1500 antes de nuestra era, son más moderadas que las aplicadas en los demás imperios de Cercano Oriente. La pena de muerte o mutilación está relegada al segundo plano. El Código hitita da preferencia a penas pecuniarias.
Los primeros artículos establecen que quien mate a una persona libre en una riña, dará por el asesinado cuatro esclavos.
Quien mate a un esclavo, entregará a su dueño como recompensa a dos sirvientes.
Con la pena capital se castigaba el incesto y la violación.
Además, el hombre que pillase a su mujer in fraganti con su amante, podía matar a ambos.
El Código hitita regulaba también el matrimonio, que tenía un carácter patriarcal. El novio compraba a la futura esposa. La cantidad se pagaba ya en la infancia de los futuros contrayentes. En caso de que los padres de la novia anulasen el proyectado enlace, tenían que devolver al novio rechazado el doble de la suma que él había pagado.El Código reconoce el derecho de secuestrar a una mujer con fines matrimoniales. No obstante, si una mujer se deja secuestrar por un pastor, miembro de la casta más baja, se convierte en esclava por tres años, estipula el artículo 35.
El Código de Leyes hitita contiene también una parte dedicada a los precios y a los salarios. El profesor Bedřich Hrozný encontró allí extensas referencias a la fabricación de cerveza.
La cerveza fabricada en el imperio hitita era muy espesa. Se tomaba con pajita o canuto.
Los visitantes del Museo de Bedřich Hrozný, en Lysá nad Labem, pudieron probar recientemente la cerveza hitita. Se la prepararon sus trabajadores según la receta traducida por el científico y contando con la colaboración de expertos de la cercana cervecería de Nymburk.
Todos los participantes disfrutaron de esta promoción del legado de Bedřich Hrozný, que rescató del olvido la remota civilización hitita.