Bedrich Hrozný, el que descifró el hitita
En esta edición les presentamos a Bedrich Hrozný, orientalista y fundador de una disciplina que se dedica al estudio de la cultura de los hititas, un pueblo indoeuropeo antiguo cuya escritura descifró precisamente ese científico checo. Este viernes conmemoraremos el 50 aniversario de su fallecimiento.
Empecemos nuestro relato sobre Bedrich Hrozný con una anécdota, narrada por el propio investigador en 1917 en la introducción a su obra "El lenguaje de los hititas".
"Sucedió durante la Primera Guerra Mundial en 1915. "¡Escuche, intelectual!", preguntó un día el capitán austríaco Kammergruber. "¿A qué se dedica en la vida civil?" "Soy profesor de semitología, con enfoque especial en la asiriología" "¿Y cómo lo hace para que no falte nada en el almacén?" "¡No robo!" "Me lo creo. ¿Pero cómo lo hace para que no roben los demás?" "Si es posible, permanezco sentado aquí durante todo el tiempo!" Y para explicar con lo que se entretenía, mientras tanto, sacó un paquete de textos que tenía puesto en una caja de azúcar. "!Teniendo unos mil semitistas, Austria ganaría esta guerra!", exclamó Kammergruber. "¡Puede Ud. estudiar de la mañana a la noche si desea, pero que no lo vea el comandante!..."
Así, el capitán Kammergruber ayudó a descodificar la letra de los hititas. El desciframiento de sus textos presentó nuevos aspectos sobre la historia de los pueblos de Asia Menor. La mayor sorpresa consistió en el descubrimiento de que el hitita era una lengua indoeuropea.
Bedrich Hrozný recopiló los materiales para la investigación en su viaje explorador a Turquía en 1914. Encargado por la sociedad oriental alemana, se dedicó allá al estudio de tablas con escritura cuneiforme, descubiertas durante las excavaciones en la localidad de Boghazkoy.
Bedrich Hrozný nació el 6 de mayo de 1879 en la familia de un cura evangélico en la ciudad de Lysá nad Labem, en Bohemia Central. En Viena cursó estudios universitarios de teología y orientalismo. A la investigación de Asia Menor y Oriente Medio le consagró toda su vida.
Era muy trabajador y tenaz. Dominaba casi veinte idiomas, entre ellos naturalmente latín, griego, alemán, francés y otras lenguas europeas, pero sabía también asirio, arameo, hebreo, persa, árabe o sanscrito. Además era un viajero valiente y atento, como lo atestiguan decenas de textos y conferencias.
En programas difundidos por la Radio Checoslovaca familiarizaba de forma popular a los oyentes con las curiosidades etnográficas, geográficas y políticas de los países orientales.
Durante catorce años trabajó en la Universidad de Viena. En 1918, al surgir la Checoslovaquia independiente, se trasladó a la Universidad Carolina de Praga. Podría haberse conformado con la vida tranquila de un estudioso de gabinete, pero eso no era la manera de Bedrich Hrozný.
Supo aprovechar la buena situación económica de Checoslovaquia a mediados de los años veinte del siglo pasado ganando a los máximos representantes del Estado y de los negocios para la idea de financiar su expedición a Asia Menor.
Como recordara más tarde, el viaje le fue posibilitado por el presidente de la República, el ministro de RR. EE., Edvard Benes, el Instituto Oriental, la empresa Skoda, la firma Bata y las uniones de azucareros, destiladores y de la industria papelera.
Durante las investigaciones en la localidad de Kültepe, en Turquía, Bedrich Hrozný se atribuyó otro éxito mundial. Descubrió el archivo de los mercadores asirios, unas mil tablas con la escritura cuneiforme en el idioma asirio del segundo milenio antes de Jesucristo. El contenido de los textos descubiertos se refería a asuntos comerciales, y en parte también administrativos, de los mercaderes, que reunían en ese lugar productos provenientes de Asia Menor, sobre todo telas, plomo y cobre.
La vida fructífera Bedrich Hrozný queda reflejada en las 354 publicaciones que redactó. El gran científico checo falleció el 13 de diciembre de 1952.