Luchando contra la discriminación lingüística de las mujeres

Las mujeres checas sufren discriminación lingüística en el trato oficial. Esta es la opinión del Ministerio de Educación que prepara un manual para enseñar a los empleados ministeriales y a los profesores de las escuelas cómo evitar la discriminación por género en el uso del lenguaje. Más sobre el tema en esta edición de A Toda Marcha.

“Científicos checos buscan un nuevo remedio contra el SIDA”. “Los ciudadanos de Praga aplauden la decisión del Ayuntamiento”. “Espacio reservado para no fumadores”. ¿Les parecen correctas estas frases? Pues, según el Ministerio de Educación checo, están equivocados.

Desde el punto de vista gramatical están bien. Pero hay otros criterios a respetar, como el de la paridad de géneros. Así lo explica el nuevo manual del Ministerio que busca evitar la discriminación lingüística.

Al ser presentado a principios del año, el proyecto levantó una ola de críticas. Los medios de comunicación competían para publicar el ejemplo más absurdo y los economistas coincidían en que era una pérdida de dinero y de tiempo. Por su parte, a Petr Mazanec, maestro de secundaria en Praga, le gusta la idea.

“Estoy a favor del uso correcto del lenguaje en las escuelas. Creo que es bueno para los niños que aprendan desde pequeños a expresarse de manera que no discriminen a nadie. Pero hay que aplicar las reglas de manera razonable y en situaciones adecuadas. Y no obligar, sino motivar a respetarlas”, sostiene Petr.

Volvamos a los ejemplos. El manual indica que lo correcto sería decir “científicos y científicas” en vez de usar sólo el género masculino, sustituir “los ciudadanos” por “la ciudadanía”, y “no fumadores” por “personas no fumadoras”.

Quizás a alguien le pueda parecer incómodo, pero las autoras del manual insisten en que es cuestión de costumbre. Recuerdan, por ejemplo, que la palabra “ministra”, introducida en los años 90 del siglo pasado, al principio sonaba ridícula y hoy día se usa con toda naturalidad.

Lucie Kubečková, también de Praga, opina que en el lenguaje hablado nunca se recurrirá a semejantes reglas, pero que al menos los profesores deberían respetarlas.

“El lenguaje hablado tiende a la simplificación, así que no creo que se usen en el futuro ambas formas, la masculina y la femenina, en vez de una sola. Por otro lado, en el trato formal y sobre todo en las escuelas, debería hablarse correctamente. ¿Por qué reducir el vocabulario y no utilizar el idioma checo en toda su variedad?”, se pregunta Lucie.

El manual parte de una simple idea: la manera de expresarnos y la de opinar sobre la realidad están vinculadas estrechamente. “Aprender a hablar correctamente desde el punto de vista de la paridad de géneros es el primer paso para actuar de manera no discriminatoria también en otros aspectos de la vida”, insisten las autoras.

Petr Mazanec comparte la idea. Dice que los jóvenes de hoy se interesan por las cuestiones de género, pero que aún persisten muchos estereotipos.

“Creo que se nota un cambio. Al menos las chicas se vuelven cada vez más feministas, más emancipadas, requieren que se les trate igual que a los chicos. Por otro lado, aún existe la tradicional distribución de los papeles, especialmente en el empleo. Eso me molesta y es uno de los motivos por los que trabajo como maestro, que es una profesión típicamente femenina en nuestro país”, destaca Petr.

El manual de la expresión no discriminatoria se somete a una última revisión y dentro de poco será distribuida en los ministerios y los colegios del país.