“En República Checa hay mucha tradición de vino blanco”

Rodrigo Blázquez

Los checos toman mucho vino blanco, tanto local como importado. Pero de a poco se van abriendo también a los tintos. Y entre ellos, a los vinos rojos del Nuevo Mundo, que están teniendo buena acogida. Así lo cree el enólogo chileno Rodrigo Blázquez, de la Viña Santa Ema, que acaba de concluir una gira por la República Checa y Europa.

Rodrigo Blázquez
En su primera presentación ante el público checo, en el hotel Hoffmeister de Praga, el pasado jueves, el enólogo chileno Rodrigo Blázquez le explicó pacientemente a quien se acercó a preguntarle todas las características de los vinos que su viña Santa Ema exporta a este país.

La misión de Rodrigo Blázquez, que acaba de concluir su cuarta visita a la República Checa, es la de siempre: hablar con los interesados, despejar dudas, comentar las novedades, conocer a fondo los gustos del consumidor checo. Porque el mercado del vino, tan dinámico, requiere un contacto directo con los clientes, asegura.

“Bueno, como siempre, es interesante venir a visitar a los clientes a través del mundo y una parada importante es República Checa. Para mostrar, siempre hay algo que mostrar, los vinos van cambiando, van cambiando las nuevas cosechas, etc. La idea es transmitir estas nuevas cosas a los clientes y a la gente interesada en el tema del vino. Se habla de vinos, de Chile, de los distintos valles. Transmitir un poquito la cultura de Chile a través de los vinos a los distintos clientes a través del mundo”.

Rodrigo Blázquez se está convirtiendo en una especie de experto en la idiosincrasia checa en cuanto a vinos, ya que ha venido varias veces.

“Esta es mi cuarta visita. Partimos el año 2008, el año 2009 no se vino, y después se vino en 2010, 2011 y 2012, y bueno, nos hemos juntado como en otras ocasiones. Han pasado ya cinco años desde la primera visita, y la gente que consume vino va abriendo su cultura en el fondo, y cada vez está más abierta a probar cosas nuevas. Antes tomaban vino checo de la zona de Moravia, y se han ido abriendo a vinos europeos, obviamente, por la cercanía y cada vez abriendo más también a probar cosas nuevas de lo que se llama Nuevo Mundo, obviamente Chile y Argentina, como Sudamérica, y otros países como Sudáfrica y Australia”.

Rodrigo Blázquez sostiene que los checos cada vez se abren más a los vinos del Nuevo Mundo y en ese sentido el vino chileno tiene su mercado.

“Tiene su nicho. Al checo le gustan mucho los vinos blancos, prueban vinos blancos, toman vinos blancos. También interesante por los tintos porque no hay una producción grande de vino tinto en este país y les gusta probar esas cosas distintas, les llama la atención, están acostumbrados a tintos del Viejo Mundo, que son vinos con un poquito más de frutas, un poco más ligeros en boca. Les llama la atención la concentración, los colores y la estructura que tienen los vinos del Nuevo Mundo. Positivo, sí, siempre es positivo, ahora siempre está el gusto personal final del consumidor, que a veces prefiere otras cosas, dice: ‘Interesante, rico vino, pero me gusta más este otro estilo’. Entonces esto ya es decisión final de cada consumidor”.

La idea de Rodrigo Blázquez, a través de la importadora Openwine, con sede en Olomouc, es nunca dejar de lado las ciudades checas de provincia.

La Viña Santa Ema
“A través de los años siempre hemos tratado de recorrer un poquito el país, y exactamente vamos a las ciudades que tú dices, una parada importante es Brno, que tiene una población grande y después hacia la zona de Olomouc, que es como la última ciudad, donde siempre terminamos. Se ha formado una pequeña cooperación entre una bodega que está localizada en la zona de Mikulov, tanto para que Openwine represente los vinos de ellos, de traerlos un poco a la zona norte de Praga, y la bodega representar un poco vinos que ellos no tengan como en el caso de los tintos, que sería interesante hacer algo”.

Y aunque República Checa tiene fama de país cervecero, y bien merecida, eso no quiere decir que el mercado del vino esté en un lejano segundo plano.

“El consumo de la cerveza se asocia también al consumo de vino. Compiten hasta cierto nivel. La cerveza siempre es bueno como para empezar la comida, como aperitivo, y después está el gancho para seguir con vino. Y lo que pasa es que hay un dicho muy antiguo que dice que para hacer buen vino hay que tomar mucha cerveza, así que siguiendo esa tradición, estamos en un buen país”.

Rodrigo Blázquez
En estos cinco años que lleva visitando el país, ha visto como la penetración de sus vinos en el mercado checo crece, aunque lentamente.

“El volumen de Santa Ema en República Checa ha crecido, pero a niveles lentos, a medida que el mercado va demandando obviamente va creciendo la producción. No ha sido un crecimiento explosivo, pero es un buen mercado para nosotros. Es un país con bastante cultura de restaurantes y comer afuera y ese es el gancho para ir entrando con los vinos”.

En ese sentido, Viña Santa Ema y la distribuidora Openwine han escogido el nicho de los restaurantes, comenta este enólogo.

“Lamentablemente tienes que elegir. Hay dos caminos. Uno es estar en restaurantes o eliges supermercados. Son excluyentes, se produce un tema de exclusión. No es bien visto que una etiqueta esté en supermercados y restaurantes, hay que elegir. Y la estrategia de Santa Ema en Chequia ha sido vino fino para restaurantes finos”.

Y cree que el mercado checo es bastante grande, y el mismo hecho de que ya haya visitado el país cuatro veces lo comprueba.

“Es un mercado grande, es un país grande que se ha ido abriendo lentamente cada año más y hay bastante intercambio tanto desde Chile, con productos agroindustriales a República Checa, y también desde República Checa hacia Chile hay un intercambio, lo que se llama la balanza económica está bien compensada”.

En esta gira europea 2012, Rodrigo Blázquez, de la Viña Santa Ema de Chile, visitó cuatro países: Bélgica, República Checa, Polonia y Escocia. Y prometió volver el próximo año para seguir en contacto con sus clientes europeos.

palabra clave:
audio