Las huellas checas en Argentina en imágenes
La exposición 'Huellas Checas en Argentina' reúne fotografías e historias de descendientes de checoslovacos que no se olvidaron de sus raíces. La muestra auspiciada por la Embajada de Argentina en la República Checa se celebra con motivo de los 90 años de las relaciones diplomáticas entre Chequia y Argentina.
Argentina se convirtió en el país latinoamericano con mayor inmigración checoslovaca y se estima que su número llegó a oscilar entre 30.000 y 40.000 personas.
Las provincias con huellas checoslovacas más profundas son Buenos Aires, la provincia de Chaco y Rosario, y se estima que hoy día este país sudamericano cuenta con unas 100.000 personas con raíces checoslovacas.
Aunque la mayoría de ellos nacieron en Argentina, son muchos los que no se olvidan de su origen, según destacó en su discurso el embajador de Argentina en la República Checa, Guillermo Federico Kreckler.
“La exposición reúne retratos de los descendientes de los emigrantes checoslovacos, que aunque son integrados plenamente en la sociedad y estilo de vida argentino, siguen evocando su origen checo y eslovaco. Esta exposición ofrece una excelente oportunidad para comprender y reflexionar acerca de nuestra identidad y mirarla en un contexto geográfico, histórico y sociocultural”.
Mate, palmeras y un mosaico moravo
El fotógrafo Vojtěch Vlk realizó las imágenes entre los años 2012 y 2013, cuando acompañaba a Argentina a su esposa Vendula V. Hingarová, que ejercía de profesora de la lengua checa en las regiones de Buenos Aires, Rosario y Santa Fe.Los interesantes encuentros con los paisanos impulsaron a Vlk a dedicarles una serie de retratos, según afirma.
“La idea clave se basa en la búsqueda de elementos que muestren lo checo en el contexto argentino. Creo que esto se nota bien sobre todo en el retrato del vicepresidente de la Comunidad Checoslovaca en Chaco, en la ciudad Roque Sanz Peña. Allí se le ve a señor Bubeník apoyado sobre una pared de mosaico en la que están retratados unos muchachos con trajes típícos de la región de Slovácko, en Moravia. Él está allí tomando mate y con palmeras detrás”.
La exposición reúne 17 fotografías protagonizadas por un total de 25 descendientes de checoslovacos. Vojtěch Vlk tuvo la oportunidad de conocer numerosas historias sobre los motivos que impulsaron a sus antepasados a cruzar el océano y contó a Radio Praga cuál de ellas le llamó más la atención.“Es la historia del doctor Kadeřábek, un señor de 95 años. Su padre era uno de los primeros embajadores de Checoslovaquia en Argentina. Tras el Golpe de Estado comunista su familia decidió quedarse allí. También nos contó cómo su padre ayudó a salvar un barco de judíos europeos que partieron desde Francia. Nadie quería acogerlos y gracias a él tuvieron la oportunidad de asentarse en Latinoamérica”.
Los mayores compiten en quién aprende más vocabulario checo
El idioma checo está cada vez menos presente en el habla común de los descendientes, pero al ser uno de los mayores patrimonios culturales de su país de origen, muchos de ellos pretenden conservarlo o aprender en los cursos, que se imparten en varias regiones.Según apuntó Vojtěch Vlk, es sobre todo la generación de los mayores la más interesada en aprender la lengua de sus antepasados, y aparte del entusiasmo en las clases se puede notar incluso una sana rivalidad por ver quién aprende más vocabulario. Los motivos para aprender esta lengua eslava son diversos.
“Interesante es el caso de una señora que encontró un diario naval de su abuela donde describía el viaje de Checoslovaquia a Argentina. Gracias a la profesora de checo y otros checos pudo ir poco a poco traduciendo el diario, y eso le hizo estar motivada para aprender la lengua checa al menos en parte”.
Investigar sobre sus raíces y conocerlas a través de encuentros con sus familiares residentes en Chequia fue de gran interés de muchas personas que Vojtěch Vlk pudo conocer.
“Mucha gente tiene estrechos contactos con su familia en Chequia. Tras la caída del régimen comunista, muchos de ellos se pusieron a investigar y a buscar a sus familiares. En muchos casos lograron encontrarse”.
Las comunidades mantienen viva la cultura checa
En Argentina existen varias colectividades cuya actividad se centra en mantener viva la cultura checa y eslovaca. Para celebrar los eventos, algunas colectividades disponen de edificios construidos hace décadas por sus antepasados. Aunque opina que no son numerosos, Vojtěch Vlk tuvo la oportunidad de participar en varios encuentros sociales.“La vida social agoniza pero sí se organizan eventos deportivos y bailes. Incluso fui invitado a una zabijačka, es decir, la matanza del cerdo, que es una costumbre con larga tradición practicada en el campo checo. Allí pude comer las típicas delicias como longanizas, morcillas y col fermentada. Y puedo confirmar que sabían como en casa”.
Según opina, la cultura checa se conserva entre los descendientes tal y como la trajeron sus antepasados en el siglo XX.
“Diría que la cultura está un poco congelada, unos 50 años atrás. La generación de los mayores escucha música antigua checa y la cultura contemporánea no les llama mucho la atención. También la lengua que utilizan es un poco arcaica”.Al ser cuestionado por el interés de la generación joven de los descendientes, Vojtěch Vlk destacó a uno de los protagonistas de sus imágenes, Martin Králiček, estudiante que conoció en Buenos Aires.
“Él está muy interesado en la cultura checa. Está a la última sobre el fútbol, escucha la música y me habló muy bien de la cocina y la cerveza checas”.
Tras su estancia en Argentina, Vojtěch Vlk se dio cuenta de la importancia de la inmigración, que permitió enriquecer las dos culturas.
“Creo que los checoslovacos enriquecieron la sociedad argentina al igual que los argentinos arraigados en Chequia enriquecen a la nuestra. En Buenos Aires fotografié a una familia joven, Jitka y Julián Teubal. Ella es fotógrafa y él es músico. Durante algún tiempo vivieron en Praga donde organizaban milongas y creo que enriquecieron mucho la vida cultural en la capital checa. Ahora Jitka ayudó a fundar una escuela para niños de origen checo, así que brinda un poco de la cultura checa a Buenos Aires".Vojtěch Vlk es un fotógrafo profesional especializado en retratos. La fotografía le apasiona desde la infancia y decidió convertirla en su profesión durante los acontecimientos de la Revolución de Terciopelo en 1989, que documentó con su cámara. Su próximo proyecto se basará en fotografías con tema de religiones y rituales de varias culturas.
La muestra Huellas Checas en Argentina (České stopy v Argentině) se puede ver en la Galería de Lucerna, en Praga, hasta el 16 de noviembre.