La lucha por un aire más limpio precedió a la Revolución de Terciopelo

La manifestación de Teplice el 11 de noviembre de 1989, foto: Č24

Aunque la Revolución de Terciopelo checoslovaca comenzó oficialmente con la manifestación estudiantil de Praga el 17 de noviembre de 1989, ya antes había habido iniciativas ciudadanas que indicaban que algo estaba cambiando. La principal fue la manifestación de Teplice por un aire más limpio que tuve lugar el 11 de noviembre.

La manifestación de Teplice el 11 de noviembre de 1989,  foto: Č24
Teplice, ciudad industrial, sufría un denso smog desde mediados de octubre de 1989. Las condiciones climatológicas y las emisiones de las centrales térmicas habían elevado las concentraciones de óxido de azufre y ceniza del aire hasta niveles muy por encima de lo recomendado. Las calles estaban sumergidas en una niebla amarillenta que no dejaba ver a más de cinco metros. Las autoridades únicamente recomendaban no ventilar y no salir de casa si no era necesario.

La exigencia de un aire más limpio lanzó a la calle el 11 de noviembre a centenares de ciudadanos de Teplice, que plantaron cara a las autoridades comunistas y adelantaron a su manera los sucesos del 17 de noviembre en Praga que dieron pie a la Revolución de Terciopelo.

c/ct24/lidi/jindra_zbysek_onegin El iniciador de todo, tal como se supo años después, fue el estudiante de 16 años Zbyšek Jindra, que junto a su amigo David Krčmář difundieron por la ciudad unos 300 panfletos escritos a máquina que convocaban la manifestación. Krčmář recuerda para la Televisión Checa el contenido de aquellas páginas.

David Krčmář,  foto: ČT24
“Uno de los motivos es que ni a Jindra ni a mí nos gustaban los comunistas. A finales de octubre de 1989 vino a mi casa con la idea de que podría hacerse algo relativo a la ecología y el estado del aire. Se le había ocurrido hacer una manifestación. Preparamos un texto, que escribí yo a máquina. Hablábamos de medio ambiente, del aire, del smog que había aquí de octubre a primavera, ese era el tema principal”.

Se trató de una actividad costosa, en un mundo sin impresoras, y arriesgada, ya que la distribución de los panfletos por paradas de autobús, edificios públicos, farolas o incluso buzones particulares podía ser vista por el régimen como una actividad subversiva. De hecho los estudiantes contaron con la ayuda de opositores con experiencia en la difusión del periódico ilegal Lidové Noviny.

Todo se realizó en un día, el 8 de noviembre. A las nueve de la noche los dos estudiantes y algunos de sus colaboradores fueron arrestados e interrogados en comisaría, donde se les reprochó su actitud crítica pero donde no se les pidió nombres ni se les consideró parte de ningún grupo organizado. Pasadas cuatro horas fueron liberados.

Zbyšek JIndra 'Oněgin',  foto: ČT24
La manifestación del 11 de noviembre contó con la presencia de unas 800 personas, entre estudiantes, miembros de bandas de punk locales, algunos padres y en general ciudadanos descontentos con la calidad del aire en la ciudad. Varios manifestantes llevaban máscaras de gas o mascarillas, como se pedía en el panfleto. Puesto que el carácter del acto era apolítico la policía no intervino.

Al día siguiente se repitió la concentración y esta vez sí que se registraron incidentes. Los manifestantes exigían la reunión del ayuntamiento de Teplice con la ciudadanía. Finalmente el 13 de noviembre, y ante el recrudecimiento de las protestas, se realizó una carga policial. Los manifestantes sin embargo alcanzaron la sede regional del Partido Comunista y consiguieron de su secretario la promesa de una reunión pública para tratar el tema del aire.

El prometido debate con las autoridades tuvo lugar el 20 de noviembre, en plena Revolución de Terciopelo, y en él la contaminación pasó ya a un segundo plano. Los sucesos de Teplice fueron los primeros disturbios en el país después de la llamada Semana de Palach en enero de ese año, y sobre ellos se informó en las emisiones de Radio Europa Libertad, ayudando a crear en el país el clima crítico que después generaría protestas mayores.

Zbyšek Jindra, que como motivación tuvo seguramente también el mal estado de salud de su hermana, aquejada de una enfermedad respiratoria que agravaba el smog, murió en 1996 en un accidente automovilístico.