Un libro invita a los checos a conocer las diversas caras de Chile
Los diferentes aspectos de la cultura y la naturaleza de Chile desde el punto de vista de un diplomático y geólogo en la misma persona son el tema del libro 'Čile po Chile', cuya segunda, actualizada edición fue recientemente lanzada en el mercado. Su autor Jiří Jiránek dedicó unos capítulos también a la vida de los inmigrantes checoslovacos instalados en este país andino.
Según afirmó el autor a Radio Praga, la publicación nació a fin de impulsar a más checos a que descubrieran los atractivos de Chile.
“Quise escribir sobre las bellezas de Chile que son enormers. Uno puede encontrar allí todo tipo de naturaleza y climas, con una sola excepción, la falta de selvas tropicales. Hay trópicos secos con el desierto más seco del mundo, alturas, las altas montañas de los Andes, existe una zona moderada, una zona de hielo y nieve. De puede decir que Chile tiene el glaciar más grande del mundo continental fuera de Antárctida y Groenlandia. También tiene Islas de Pacífico. Es una variedad enorme. Eso todo quise describir a nuestros lectores e invitarlos a Chile”.
Parece que el desafío se cumplió, ya que la primera edición desapareció pronto de las librerías. Este éxito, junto a la necesidad de actualizar algunos datos sobre los cambios en Chile, hicieron que la editorial encargara a Jiří Jiránek que preparara una nueva edición.“Tuve que actualizar varios datos. Es que cambió algo en la historia y la arquitectura de la capital, en la volcanología y en los terremotos. Tuvimos un terremoto en Concepción y esto ocurrió después de lanzar la primera edición. También cambiaron los planes de que en Santiago se iba a construir un puente de la isla de Chiloé que finalmente no se llevó a cabo. Comprobé también que el túnel bajo del río Mapocho, una nueva torre de televisión y algunos edificios altos ya realmente existen“.
“Los checos y los chilenos se parecen mucho”
¿Hay algo que Chile y Chequia tienen en común? Jiří Jiránek sostiene que encuentra ciertas similitudes en los carácteres de ambas nacionalidades.“Se parecen mucho. De cara, de hospitabilidad, de cómo tratan a los turistas extranjeros y cómo invitan a sus amigos. Es una nación y pueblo muy agradable. Eso también se debe a la composición y la entrada de la inmigración europea. Allí nunca vivieron demasiado nativos. Hasta hoy día hay mapuches y atacameños del sur y otros pueblos del altiplano del Norte”.
En Santiago viven más indígenas que en sus tierras natales
Las culturas indígenas también protagonizan una parte del libro de Jiří Jiránek. Sin embargo, a la mayoría de sus miembros los conoció fuera de sus tierras nativas, según afirma.“Se puede decir que en Santiago viven más mapuche, más atacameños y rapanúes que en sus tierras. Viven en una colonia juntos, tienen su centro cultural, cantan, bailan, hacen trabajos para introducir sus cosas típicas y celebran también su año nuevo. Nos invitaron a unos embajadores, eso fue lindísimo y se pueden ver fotos en el libro”.
El espíritu latino se nota más en el campo
Una de las mayores sorpresas que se llevó Jiří Jiránek durante su estancia fue la diferencia cultural entre las grandes ciudades y el campo, según recuerda.“El campo es más latinoamericano que las ciudades. Y también más pobre. Chile se encuentra entre los países más desarrollados de Latinoamérica. Esto es bueno para los turistas, que encuentran la cara latina en el campo, no lejos de Santiago. Pueden ver cómo se baila la cueca, pueden probar comida típica, empanadas hechas en horno. Lo que no sorprende es el vino chileno, que seguramente es el mejor”.
La promoción de la cultura checa en Chile
Llevar la cultura de un país a otra parte del mundo no es un reto fácil, sobre todo en los tiempos con escasos recursos para actividades culturales. Aún así, durante su estancia diplomática Jiří Jiránek logró organizar varios eventos para dar a conocer la cultura checa en América del Sur.“El dinero es el problema de la cultura en todo el mundo. Por suerte tuvimos muchos eventos culturales. Dos veces llegó la Orquesta de Josef Suk. Mejor que traer unos conjuntos, lo que cuesta más, es traer cuadros y hacer exposiciones de artes plásticas y gráficas, eso también lo hicimos en el Palacio de Bellas Artes. Para la exposición juntamos tres diferentes exposiciones que viajaron por las embajadas checas alrededor del mundo, pero solo nosotros juntamos los tres en el mismo lugar”.
Si no hay peligro, los checos no se juntan
Los primeros checoslovacos llegaron a Chile ya en 1865 junto con las olas migratorias que partieron desde Alemania, explica Jiří Jiránek.“Los alemanes fueron invitados por el presidente Mont para colonizar el sur de Chile. Los chilenos siempre eran pocos, en el sur vivían los mapuche. Querían invitar a gente de Europa. Como en las partes fronterizas de Bohemia se hablaba alemán, llegaron con ellos también los alemanes del territorio checo. Ellos viven en la zona de Puerto Varas, Frutillar, Puerto Octay. Allí existe por ejemplo una pequeña ciudad Nueva Braunau – Broumov en Bohemia. La nombraron así porque la mayoría llegó desde Broumov. Los descendientes se sienten hoy día más checos que alemanes, aunque hablaban alemán”.
Centenares de checoslovacos llegaron a Chile en el siglo XX junto con las olas migratorias de toda Europa. Hoy día, la mayoría de sus descendientes vive en Santiago, Valparaíso o la zona de Temuco. Jiří Jiránek investigó sobre sus destinos, así como de las historias de los viajeros y diplomáticos.
“Se puede decir que a Chile llegaron en toda la histora 600 checos y eslovacos. Muchos viven allí todavía, con muchos hablamos, muchos ya murieron. Todavía encontré a unas mujeres de más de 90 años de edad que llegaron antes de la guerra. Encontré a unos judíos, que escaparon ante Hitler y otros, que espacaron ante el comunismo. Los primeros y los segundos ya murieron, ahora están desapareciendo los de después de la guerra. Llegué a Chile en el propio momento para encontrar a los checos allí, hablar con ellos y escririr historias”.A diferencia de otras naciones, los checos no llegaron a establecer en Chile ningún centro cultural. Según sostiene Jiří Jiránek, esta realidad se debe a la poca costumbre de los checos de juntarse entre sí, lo que posteriormente él mismo pretendió cambiar.
“Los checos no se juntaban tanto en el pasado, tenían que trabajar duro para ganarse la vida. Solamente se juntaron en un circuito durante la Segunda Guerra Mundial, ayudaron mucho con el dinero y muchos fueron a luchar a Inglaterra y después volvieron. Si no existe peligro, los checos no se juntan. También es interesantes que los diferentes grupos no se juntaban entre sí. Los judíos aparte, los de izquierdas, los empresarios, todo el mundo diferente. Cuando yo era embajador invité a todos y el centro cultural para ellos se hizo la Embajada. Tenían cursos de checo, tenían algunos programas culturales de los libros, discos etcétera. Algunos visitaron su tierra natal y se lo contaron a los demás. Así se vivía en cuanto a la cultura compatriota en Chile”.
Varios checoslovacos también se hicieron en Chile famosos. Entre ellos destacan Francisco Ota, un pintor procedente de la ciudad de Pilsen, o Milan Platovský, que fue dos veces premiado como el mejor empresario chileno, indica Jiří Jiránek.“Escapó después de la guerra, que pasó entera en un campo de concetración nazi. Después se escapó y montó un negocio en Chile. Los otros empresarios negociaban con el cristal típico checo, algunos lo trataron de producir en Chile. Otros se dedicabana la ciencia y la cultura como Patricio Strahovský, hijo de un checo, que fue un actor muy conocido. Tuvimos también una vicemis de Chile de origen checo”.