Arqueólogo checo recibe máxima distinción chilena por desvelar los misterios de la Isla de Pascua
El investigador checo Pavel Pavel, famoso en el mundo entero por haber “hecho caminar” a los moáis de la Isla de Pascua, fue reconocido por la Embajada de Chile con la Orden de Bernardo O’Higgins en el grado de Gran Oficial, la máxima condecoración otorgada por ese país a extranjeros. La distinción premió sus casi cuarenta años de trabajo en la remota isla del Pacífico.
Una cantera de la que emergen inmensas cabezas de roca volcánica, a casi 14 000 kilómetros de distancia de su pequeña ciudad natal, ha sido el sitio donde se tallaron los sueños de un ingeniero checo cuyo nombre, al igual que la escritura de la remota isla que lo volvió famoso, se repite como un conjuro. Pavel Pavel aún no logra leer los jeroglíficos en rongo rongo, pero su labor de casi 40 años en la Isla de Pascua le ha valido la condecoración más importante otorgada por la República de Chile a ciudadanos extranjeros, la Orden de Bernado de O’Higgins, en el grado Gran Oficial.
El investigador recibió la distinción de manos del embajador de Chile en la República Checa, Patricio Utreras, durante una ceremonia especial, organizada en el cine Bio Oko el pasado sábado, que se encontró repleto para la ocasión. El ingeniero, reconocido en todo el mundo por haber descifrado cómo los habitantes de la Isla de Pascua transportaban los moáis, y por haber hecho “caminar” a una de estas esculturas, conversó con Radio Praga Internacional sobre el valor de esta distinción.
“Este reconocimiento para mí significa 40 años de trabajo sobre la Isla de Pascua, sobre Chile y también el hecho de que mucha, mucha gente me ayudó: mis amigos, mis colegas y muchas empresas me apoyaron. 40 años es toda una vida humana y estoy feliz y agradezco recibir un regalo tan valioso de parte del Gobierno de Chile y del presidente de Chile. Muchas gracias, que viva la República de Chile”.
El investigador aseguró que, en los comienzos de su interés por la Isla de Pascua, el territorio le parecía tan remoto como sus posibilidades de algún día visitar el misterioso mundo rapanui. Muy escasas eran las certezas de los investigadores sobre el lugar y los antiguos habitantes de la isla, cuyo territorio vecino más cercano se encuentra a 2000 kilómetros. Los moáis, estatuas de hasta 10 metros de altura y decenas de toneladas, construidas con piedra proveniente de la cantera del volcán Rano Kau, constituían el hecho más desconcertante y curioso del sitio. Los ojos de Pavel vuelven a llenarse de ilusión al rememorar los comienzos de su increíble aventura.
“Cuando comencé con mi interés por Rapanui, por las estatuas moái, tenía 29 años, era un joven ingeniero de un pueblo pequeño y era un sueño, solo un sueño, poder visitar la Isla de Pascua. Realmente estaba soñando. Sin embargo, ni cuatro años después de eso, recibí una invitación de Thor Heyerdahl, y el sueño, de repente, se hizo realidad. Sí, Pavel Pavel, de ese pequeño pueblo, Strakonice, de repente se iba con Thor Heyerdahl, un personaje famoso, a la Isla de Pascua y mi tarea sería la de transportar estatuas Moái para Thor Heyerdahl. Fue un sueño que comenzó hace 35 años. Y, como decimos, todo es paso a paso. En primer lugar, sólo pensé en las posibilidades de cómo fueron transportadas las estatuas moái y, después de mi primera visita a Rapa Nui, la Isla de Pascua, me dije: 'Es mi primera y, desafortunadamente, última visita a la isla, porque Pinochet y el socialismo en Checoslovaquia representaban grandes problemas para repetir la experiencia. 18 años después tuvimos la Revolución de Terciopelo y fue posible volver a visitar la Isla de Pascua y Chile, que es hermoso, con Atacama y sus glaciares. Pero, por supuesto, la Isla de Pascua es una de las mayores atracciones para los checos que visitan Chile. Y ahora, ya he visitado Chile y la Isla de Pascua 11 veces”.
Pavel no fue el único en intentar descifrar el misterio de los moáis y otros investigadores también escucharon, a su tiempo, las leyendas locales que se convertirían en la piedra de Rosetta para el ingeniero checo. Mientras sus colegas aplicaban métodos técnicos que les resultaban familiares, Pavel supo leer en las versiones fantasiosas, que afirmaban que las estatuas caminaban hasta su posición final, la clave de su teoría. Así lo explicó a Radio Praga Internacional.
“Por supuesto, es posible mover estatuas deslizándolas sobre troncos, es una forma común de transportar objetos. La pregunta es: ¿los rapanui usaron este método? Sí, lo usaron, pero hace 200 o 100 años, cuando transportaron una estatua de Rano Kau a un barco británico, que luego la transportó a Reino Unido. Ahora hablamos de la repatriación de esta estatua. Así que usaron este método porque es normal para la civilización técnica europea. Pero hay una leyenda muy bonita que dice que las estatuas caminaban en posición erguida. Estaba en muchos libros de Thor Heyerdahl y otros científicos. Pero ellos decían: "Es una idea tonta, es muy peligroso, hay riesgo de que pase algo malo". Llamamos a este método “caminata del refrigerador”, porque todos en casa movemos el refrigerador de esa manera, cuando es necesario. Afortunadamente, soy técnico y pude calcular la fuerza necesaria para aplicar este método a las estatuas y resultó que era 10 veces más fácil que tirar de ellas sobre troncos. Así que hice mi propia copia de la estatua de cemento, invité a unos amigos y transportamos esta pesada estatua Moái de 12 toneladas en posición vertical. Tuvimos éxito. Nadie murió. No destruimos la estatua. Y cuando le envié las fotos de mi experimento a Thor Heyerdhal en 1985, él me invitó como miembro a su expedición a la Isla de Pascua e hicimos un experimento similar con una estatua Moái real en la isla y también tuvimos éxito. Heyerdhal estaba feliz y yo también, porque gracias al experimento muchos periódicos y empresas de televisión mostraron interés en nuestro trabajo. Fue un lindo momento en mi vida”.
Teoría y estudio pudieron ponerse en práctica en un lugar y momento únicos para resolver el misterio. Pavel, junto a sus colaboradores, logró hacer que las estatuas se desplazaran aplicando la técnica del refrigerador, que consiste en mover un objeto de lado a lado con pequeños movimientos, balanceando su peso, exactamente como cualquier persona haría para desplazar un refrigerador. Para ello, utilizó cuerdas y unos 17 hombres. El investigador destacó la importancia de haber tenido la posibilidad de demostrar su capacidad en el terreno indicado.
“Estoy feliz de haber tenido la oportunidad de transportar una estatua moái real directamente en la Isla de Pascua usando este antiguo método, con la ayuda de los isleños. Gracias a Chile. Gracias al Museo Nacional de Chile, a los arqueólogos y colaboradores, y por supuesto, a Thor Heyerdahl. Él fue quien más me ayudó y creyó en un joven ingeniero checo. Me invitó a unirme a su expedición y confió en que todo saldría bien. Esto representaba un riesgo para él porque era famoso y se animó a confiar en un joven ingeniero de la República Checa”.
En palabras del embajador de Chile en República Checa, Patricio Utreras, la labor del ingeniero Pavel ha sido fundamental para la cultura rapanui y también para despertar un interés inusitado por el país en todo el mundo. En diálogo con RPI, Utreras destacó el rol del investigador checo en este sentido.
“Él, en verdad, ha sido un gran promotor de Chile a partir de, primeramente, yo diría su gloriosa participación en la expedición de Thor Heyerdahl en el año 86 y, desde allí, él ha hecho un trabajo constante, permanente: ha escrito libros y dado conferencias que han destacado nuestro país, tal vez mucho más allá de lo que sería el caso, tratándose Chile de un país remoto con respecto a República Checa”.
El embajador se mostró complacido por haber tenido la posibilidad de entablar un vínculo con Pavel, a quien llegó a conocer en profundidad durante su estadía en República Checa y describió las principales características que, considera, han llevado al éxito al investigador oriundo de Strakonice.
“Yo creo que la principal característica de Pavel es la pasión que él puso desde que era adolescente, cuando por primera vez vio en ese entonces las hazañas de Thor Heyerdahl, que se mostraban en los cines, a veces, en los noticiarios que pasaban antes de las películas en esos años, y él, entonces, se apasionó con el tema de este misterio que había o los misterios que hay en torno a Isla de Pascua y puso todo su empeño, todo su conocimiento ingenieril y su pasión juvenil en resolver un tema. Y la enseñanza es que creo que cuando los jóvenes son capaces de creer en sí mismos e involucrar mucho trabajo, mucha perseverancia en algo, ellos lo logran, y Pavel Pavel, como un joven desconocido de, en esa época, la República de Checoslovaquia, no sólo logró ser incluido en un viaje de tan famoso explorador, que es algo que sorprendió no sólo a Pavel, sino que yo creo que también a su país”.
Utreras comentó que su curiosidad por la historia de los moáis se acrecentó en gran manera al llegar a la Embajada de Chile en Praga. A partir de esta experiencia, su interés por los trabajos de Pavel se dio de forma inevitable, como así también la necesidad de reconocer al ingeniero checo por sus extensos aportes.
“Cuando yo llegué a la Embajada de Chile, el primer día que llegué, en noviembre del año 2019, lo primero que me encontré en el jardín de la embajada, al ingresar, era una gran estatua, una réplica en cemento, en hormigón, de un moái, una réplica de más de dos metros de altura.
Desde entonces, me llamó muchísimo la atención y quise saber por qué estaba eso allí. De alguna manera era como la tarjeta postal de nuestra Embajada y entonces averigüé que se debía a este ingeniero. Hasta ese minuto yo no sabía sobre esto y, bueno, empecé a conocer a Pavel. Nos vimos muchas veces e incluso él me pidió que prologara la última edición de su libro en inglés. También a través de la lectura de ese libro me di cuenta de este gran conocimiento que él tiene, pero también de esta gran pasión y de lo que él durante los años ha venido haciendo en República Checa. Por lo tanto, se me ocurrió de manera natural, un día, como vienen a veces las epifanías, decir: ‘Ah, mira, debiéramos condecorarlo a Pavel Pavel por esto’, porque esto es una contribución larga, no es que haya hecho algo de un día para otro. No lo estamos condecorando por lo que hizo con Thor Heyerdahl, que fue hace muchos años, sino por esta trayectoria”.
Condecorado y triunfal, Pavel Pavel se prepara para realizar una nueva visita a la Isla de Pascua este año. Lo recibirán familiares rostros de piedra con un mensaje que él ya conoce: paso a paso, nada es imposible.
