La inmigración y el islam protagonizan las manifestaciones del primero de mayo

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El Día Internacional de los Trabajadores ha vuelto a reflejar en Chequia las tensiones sociales en curso. Entre las manifestaciones celebradas en la capital destacan la organizada por el Bloque contra el Islam y la de la iniciativa Izquierda contra la Xenofobia.

Los manifestantes del Bloque contra el Islam,  foto: ČTK
El primero de mayo es en Chequia el día de los enamorados, en el que las parejas se besan bajo un cerezo en flor, pero también el Día Internacional de los Trabajadores, utilizado durante el régimen comunista para grandes desfiles y concentraciones. Esta faceta de demostración pública pervive hasta la actualidad y este año, como de costumbre, la fecha ha servido para lanzar a la calle a los defensores de unas y otras posturas que hoy día confluyen en la sociedad checa.

Precisamente una de las manifestaciones más numerosas, con unos 400 participantes, ha sido la celebrada por el Bloque contra el Islam en la planicie de Letná, en Praga. Su propósito era protestar contra la inmigración ilegal y la islamización de Europa. Así explicaba sus motivaciones una de las participantes, Michaela Homolková.

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“Nuestro Gobierno debería mirar ante todo por los intereses de sus ciudadanos, y debería proteger las fronteras. Queremos drones y guardia fronteriza, la defensa de la ciudadanía y que se piense muy bien a quién se acepta y a quién no”.

Los manifestantes escribieron sus peticiones en una caja de leche que depositaron frente al monumento a los aviadores checoslovacos, que de acuerdo con su punto de vista representa la Fortaleza Europa.

Manifestación,  organizada por la iniciativa Izquierda contra la Xenofobia,  foto: ČTK
Mientras tanto, en la otra orilla del Moldava tenía lugar una manifestación de signo contrario, organizada por la iniciativa Izquierda contra la Xenofobia a favor de una mayor recepción de refugiados y contra las fugas de impuestos a través de los paraísos fiscales, a propósito de los Papeles de Panamá. Así se expresó una de las presentes.

“A pesar de que no estoy de acuerdo con todos los puntos de vista que se presentan aquí, me gusta el concepto de juntarse y crear una solución en común, y no quedarse solo en oponerse a algo”.

Adam B. Bartoš,  foto: ČTK
La marcha, de al principio unas 250 personas, se vio reforzada al unirse más tarde los anarquistas que tenían su concentración un poco antes en la Isla de los Tiradores. Entre ellos se encontraba el estudiante ruso Igor Shevcov, acusado de tirar un cóctel molotov contra la casa del ministro de Defensa, pero puesto en libertad por falta de pruebas.

En un apuro legal más serio se halla el líder del partido ultraderechista Democracia Nacional, Adam B. Bartoš, cuya formación se reunió en la Isla Eslava. El político se halla procesado por amenazas a los homosexuales. En su intervención pública durante el primero de mayo, Bartoš aseguró que no se arrepentía de sus palabras y que no cedería a la presión.

Menos polémicos y más cercanos a la normalidad fueron las concentraciones de los partidos políticos tradicionales, que celebraron en distintos puntos de la capital el Día del Trabajador a modo de encuentro con sus seguidores.

Al margen de tanta seriedad, los estudiantes de Praga llevaron a cabo su tradicional desfile satírico y alegórico Majales, donde no faltaron disfraces, alusiones a la escena política y llamadas a la tolerancia y contra la xenofobia.