Bohuslav Martinů, el compositor del exilio
En la edición de hoy de nuestro espacio regular Música Clásica y Jazz, les presentaremos a otro de los grandes compositores checos de fama universal. Muchos le consideran el compositor checo más famoso del siglo XX después de Leoš Janáček. Hoy hablaremos de Bohuslav Martinů.
Estudió con uno de los grandes de la música checa, el compositor y violinista Josef Suk y con el francés Albert Roussel. Entre sus numerosos trabajos destacan seis sinfonías, música de cámara, piezas coreográficas y obras concertantes.
Martinů nació el 8 de diciembre de 1890 en la ciudad de Polička, lugar que siempre estuvo presente en sus composiciones, así como su patria en general.
En 1923 se trasladó a París, pero siempre que podía regresaba a su ciudad natal. Aquel ir y venir le ayudaba a la hora de componer, unía de manera magistral los contrastes que ofrecían uno y otro lugar.Aquellos viajes lamentablemente se vieron interrumpidos. Tras el estreno de su ópera Jullieta, en el Teatro Nacional, volvió a París. Jamás se pudo imaginar que esa había sido la última vez que había visto su patria.
Los nazis ocupan Checoslovaquia
La ocupación del territorio checo por las tropas nazis, en marzo de 1939, impidió a Martinů regresar a su tierra. En 1940 la Alemania hitleriana invadió Francia y el compositor y su esposa se vieron obligados a huir. Después de inmensas dificultades, vía Madrid y Lisboa lograron emigrar a Estados Unidos donde pasaron los años de la Segunda Guerra Mundial.
A pesar de que el ruido de los cañones había cesado y Europa celebraba la victoria sobre el nazismo, las nubes negras permanecían sobre el cielo. Martinú seguía con mucha atención lo que ocurría en su país.En 1945 acusaron al director de la Orquesta Filarmónica Checa, Václav Talich, de haber colaborado con los nazis. Después de muy malos momentos le dejaron en libertad, pero la atmósfera del país se encontraba un tanto viciada por las ambiciones de los comunistas que al final usurparon el poder en febrero de1948. Martinú vio como las puertas de su país volvían a cerrarse.
Los comunistas dicen que su música no es obrera
Bohuslav Martinů había alcanzado fama internacional, pero en su país se había orquestado una campaña en su contra. Uno de sus detractores fue el intelectual comunista Zdeněk Nejedlý que azuzó las críticas que sostenían que la obra de Martinú era para la burguesía, y que carecía de un mensaje claro para la clase trabajadora.
Algunos sugerían que no se hablara de él como de un compositor checo, y argumentaban que ni siquiera vivía en Checoslovaquia.En 1955, lejos de su patria, Martinů escribió la cantata “Apertura de las Fuentes”, que recibió una acogida enorme de parte del público y de la crítica. Bohuslav Martinů obtuvo los versos sobre la apertura de las fuentes de su amigo Miloslav Bureš.
El compositor había cumplido 65 años y habían pasado ya 17 desde la última vez que visitó su tierra natal. Los versos le emocionaron de tal manera que, en 10 días compuso la obra, inspirada en la limpieza de las fuentes durante la primavera. En la obra de Bohuslav Martinů, la limpieza de las fuentes era una metáfora. El público podía interpretarla como una alusión a la limpieza de la difícil situación que atravesaba su país bajo el régimen comunista.
No pudo regresar a su país
Bohuslav Martinů dejó un sinnúmero de composiciones., entre las que podemos mencionar la Comedia sobre el Puente. Se trata de un entretenida pieza en un acto situada en la primera mitad del siglo XIX.Hay un puente con guardias en cada uno de sus extremos. Una chica llega corriendo muestra un permiso y el hombre uniformado le permite pasar, pero no así el del otro extremo. La chica decide volver, pero el primer soldado le dice que el permiso era para salir y no para regresar.
Desesperada la chica queda en medio del puente. Minutos después aparece un cervecero que corre la misma suerte, solos en tierra de nadie son sorprendidos por el novio de la chica que los pilla en el momento en que se besan…
Bohuslav Martinů nunca volvió a su país, murió en la ciudad suiza de Liestal, cerca de Basilea, el 28 de agosto de 1959. Y no fue hasta en 1979 cuando los comunistas permitieron trasladar los restos mortales del compositor a su Polička natal.