María Kodama: “Borges y yo éramos agnósticos, pero nos prometimos reencontrarnos en otra vida”

María Kodama, foto: Marta Guzmán

Praga albergó la 5ª edición de la Bienal Kafka-Borges, que contó con la presencia de María Kodama. La viuda de uno de los escritores más influyentes del siglo XX, Jorge Luis Borges, viaja actualmente por el mundo rindiendo homenaje a su esposo con motivo del trigésimo aniversario de su muerte.

Acercar la cultura checa y argentina a través de literatura, cine, música y artes plásticas es el objetivo de la Bienal Kafka-Borges, que cada dos aňos conmemora en la capital checa el legado de dos gigantes literarios, Franz Kafka y el argentino Jorge Luis Borges.

La 5ª edición de la bienal recordó asimismo a dos literatos, que pese a una dura censura y presión política lograron llevar a la luz obras excepcionales: el Premio Nobel checo Jaroslav Seifert y el novelista argentino Antonio di Bennedetto, de cuyos fallecimientos se cumplen este aňo también tres décadas.

La idea de acercar las culturas de Chequia y Argentina se realizó en 2008 gracias al esfuerzo de la Sociedad Kafka y la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, presidida por María Kodama, que valoró positivamente la colaboración de ambas instituciones a lo largo de estos aňos.

“Me pareció una idea lindísima porque está de acuerdo con lo que Borges quería, digamos, la apertura y el conocimiento de unas ciudades y de unos países con otros a través de la libertad y la paz”.

“Borges consideraba a Kafka una personalidad torturada y lúcida”

María Kodama en la Bienal Kafka-Borges,  foto: Facebook de Instituto Cervantes
Los paralelismos entre la obra de Jorge Luis Borges y Franz Kafka han constituido el objeto de investigación de numerosos académicos. María Kodama explicó el nexo que observa en la obra de estos dos grandes de la literatura mundial, destacando al mismo tiempo la admiración de su esposo por el escritor praguense.

“Son universos distintos, pero creo que tienen en común, sobre todo en la obra de Borges, algo terrible. Pienso que en este sentido tienen ciertos paralelismos, algo misterioso. Además, es este misterio que lleva de pronto a revelarnos unas cosas que son terribles. Le había impresionado mucho la lectura de Kafka. Además, prologaba libros que había leído. Consideraba que era una persona con una personalidad muy torturada y al mismo tiempo muy lúcida, una de las cosas qué él admiraba más”.

Crisis migratoria: "Es importante analizar lo positivo y lo negativo"

Jorge Luis Borges en 1951,  foto: Grete Stern
Jorge Luis Borges murió en 1986 en Ginebra, Suiza, país que se convirtió durante varios aňos en su segunda casa. El escritor bonaerense guardaba un gran aprecio hacia los suizos por su respeto y la solidaridad con los extranjeros, y recordaba su amable trato hacia los refugiados durante la Primera Guerra Mundial.

María Kodama no se atreve a estimar cómo Borges comentaría las medidas que los líderes europeos toman para paliar la crisis migratoria que aflige actualmente al Viejo Continente, pero ella misma opina que a la solución final debe anteceder un minucioso análisis.

“Como todas las cosas, no podemos decir: es bueno o es malo. Todo era bueno y malo antes de que Dios dividiera el bien y el mal. Todas las cosas en sí mismas son buenas y malas. Creo que en casos así extremos, antes de aceptar algo es importante de qué manera se puede encontrar una real solución del problema. Muy importante es ver las situaciones, de lo que tienen positivo y de negativo, y tratar de acercar lo más posible lo positivo, revirtiendo lo negativo. Para esto hay que tener conciencia de eso y hay que prepararlo, y no aceptar o rechazar así cualquier cosa”.

Respecto a las opiniones y juicios, María Kodama solía más bien coincidir con su esposo, según afirma.

“En general pensábamos lo mismo a pesar de la enorme diferencia de edad. Lo importante no es esta diferencia o pertenecer a alguno u otro país, sino la forma de que uno fue educado. Borges fue educado por gente del siglo XIX que tenían determinados principios que han dejado de existir, desgraciadamente. Yo fui educada por mi padre que nació, creció y se educó en Japón. Entonces yo fui educada con estos principios que no diferían mucho de los principios del siglo XIX de mi abuela. Luego se abrió otra historia y todo cambió. Por eso a veces es todo complicado”.

Si alguien le ordenara destruir los textos de todos los escritores y salvar solo uno, María Kodama se quedaría con el relato de su esposo que descubrió cuando tenía 10 aňos de edad, afirma.

María Kodama con Dominika Bernáthová,  foto: Marta Guzmán
“Es curioso, había una revista en mi casa, no me acuerdo cuál, pero supongo que debía ser 'Sur'. Entonces leí 'Nadie lo vio desembarcar en la unánime noche' y dije: ¡Qué es esto! Lo leí hasta el final, no entendí una palabra. Ese texto me llegó con tal fuerza como 'Las Ruinas Circulares', que es mi texto hasta el día de hoy”.

En aquel entonces María Kodama desconocía que una fuerza casi mágica había acompaňado también el proceso creativo de la obra 'Las Ruinas Circulares', de lo que se enteró por sorpresa hace solo dos aňos en el Salón del Libro de París. Esta revelación impactó a la académica intensamente, según relató para Radio Praga.

“Me dieron unos reportajes que le había hecho Victorio Campo a Borges, describiéndole fotografías. Me pidieron que hiciera el prólogo. Entonces leí atentamente las entrevistas y, de pronto, Victorio Campo le dice: “Acá hay una casa que tiene un jardín a la izquierda y una escalera a la derecha”. La respuesta de Borges fue impresionante para mí después de tantos aňos: -Ah, es esta, la casa de la calle Anchorena. Allí en una semana escribí 'Las Ruinas Circulares'. Durante una semana iba a trabajar con mis amigos, caminaba solo, pero solo quería volver a la casa, porque nunca antes ni después pude escribir algo con la intensidad con la que escribí este cuento. Esta intensidad es la que me pasó a mí a los 10 aňos y se me quedó de por vida”.

María Kodama conoció a Borges de niňa y con 16 aňos empezó a asistir a sus conferencias. La académica confiesa una de las cosas que la sorprendieron tras conocer Borges de forma más íntima.

“Borges y yo éramos agnósticos. Pero él decía de una manera divertida que creía en la reencarnación, decía que posiblemente nosotros veníamos de varias reencarnaciones juntos y teníamos que prometernos que en la próxima vida íbamos a reencontrarnos”.

“Los griegos debían ser marcianos”

María Kodama,  foto: Marta Guzmán
A la pregunta de qué escritor contemporáneo podría tener una similar influencia a la de Borges, María Kodama desconoce la respuesta, ya que prefiere lectura de libros antiguos, según afirma.

“Siguiendo las instrucciones de Borges, hay que esperar 50 aňos para saber si un libro es bueno o malo. Yo, como él, leo los libros antiguos. Mis preferidos, no sé si peor o mejor que Borges, son las tragedias griegas. Pienso que los griegos debían ser marcianos, debían venir de otros planetas. Realmente la forma de la que ellos hacen la disección del alma humana, todo lo que se hace ahora es copia de lo que ellos hicieron”.

Es en la epopeya 'Ilíada' donde María Kodama encuentra la más perfecta y hermosa definición del amor, explica.

“Está dada cuando Héctor parte a luchar con Aquiles, y va a morir, porque Aquiles es un semidiós. Ella trata de retenerlo y dice: -Héctor, tú eres para mí mi padre y mi seňora madre y mis hermanos. Pero por sobre todas las cosas eres el amor que florece. Es un poco la fórmula de las religiones que dicen: -Dejarás a tu padre y tu madre, porque es el ser con el que vas a compartir tu vida, todos los amores”.

“La envidia de la gente me costó bastante”

Foto: Sudamericana
María Kodama pudo observar en algunos textos de Borges alusiones a su persona más y menos ocultos, además de varios prólogos donde aparecen menciones directas. Algo muy emocionante por un lado y terrible por otro, afirma la académica.

“Terrible por el resentimiento y la envidia de mucha gente, que me costó bastante. Pero uno es fuerte, sobrevive. Todo es así, bien y mal, blanco y negro. Hay que aprender a sobrellevar”.

María Kodama actualmente viaja por diferentes países europeos a fin de presentar el primer libro dedicado a su esposo, 'Homenaje a Borges', basado en una serie de conferencias que ella dio a lo largo de las últimas décadas a fin de mantener vivo el legado de su esposo.