Borges y Kafka recorren juntos las intrincadas calles de Praga

Hernán Lombardi, Juan Goytisolo, María Kodama y Mario Sabato

Durante diez días, entre el 16 y el 26 de abril, Praga se convierte en un paraíso para los amantes de dos gigantes de la literatura universal: Franz Kafka y Jorge Luis Borges. Gracias a la tercera bienal Kafka-Borges, que regresa a la capital checa, decenas de conferencias, lecturas, proyecciones de películas, debates y hasta una exposición fotográfica recordarán el legado de estos dos maestros de la cultura mundial.

Jorge Luis Borges y María Kodama
En 2010, el volcán islandés de nombre impronunciable opacó un poco las actividades de la bienal Kafka-Borges, que entonces se celebró en Buenos Aires. Muchos participantes checos no pudieron viajar, por la clausura de los cielos internacionales.

Por eso ahora ha llegado a la capital checa una nutrida comitiva argentina, capitaneada por María Kodama, viuda de Borges, por el ministro de Cultura de Buenos Aires, Hernán Lombardi, y por Mario Sabato, cineasta e hijo de Ernesto Sabato, para celebrar con todo la tercera edición de la bienal.

En esta ocasión, la bienal también homenajeará a dos escritores que fallecieron en 2011: el checo Arnošt Lustig y el argentino Ernesto Sabato, como para recordar que la razón de esta fiesta es difundir las culturas de ambos países, tanto de la República Checa como de la Argentina.

Hernán Lombardi,  Juan Goytisolo,  María Kodama y Mario Sabato
La bienal comenzó con la inauguración, en el Instituto Cervantes de Praga, de la muestra fotográfica ‘El Atlas de Borges’, en la que se ve al escritor argentino muy campechano en diversos países, disfrutando con María Kodama, autora de las fotos.

María Kodama recordó que la bienal Kafka-Borges nace de un esfuerzo conjunto entre la Fundación Jorge Luis Borges, de la que es presidenta, y de la Sociedad Franz Kafka Praga.

Markéta Mališová y María Kodama
“A Markéta Mališová (directora de la Sociedad Franz Kafka)la conozco desde hace ya bastante tiempo a través de la iniciativa que tuvo el ex embajador Fleming de organizar un acto sobre El Golem. Ahí fue cuando comenzamos después a pergeñar la unión entre la Fundación Internacional Jorge Luis Borges y la Sociedad Franz Kafka, haciendo actos cada dos años en Buenos Aires y acá en Praga. Nosotros en Buenos Aires decimos que se necesitan dos para bailar el tango. Es decir, se necesitan muchos para poder hacer estos actos tan lindos”.

Después, la viuda de Borges quiso introducir la muestra fotográfica, aclarando primero que ella no es ni nunca había sido una fotógrafa profesional.

Hernán Lombardi
“Como decía el ministro Lombardi, yo no soy una fotógrafa profesional, soy una fotógrafa aficionada. Les digo que en mi celular tengo casi tres mil fotos tomadas, o sea que me encanta tomar fotos, fotos extrañas, distintas. Las que hacía con Borges era durante nuestros viajes. Y sucedió una cosa muy curiosa, porque después que Borges murió durante muchos años yo no saqué fotos. Y una vez comiendo con unos amigos yo les dije que a mí me gustaba la fotografía. Ellos me dijeron algo que quizás en ese momento era cierto. Me dijeron: no, no te gusta la fotografía, te gustaba sacarle fotos a Borges. Porque desde que él partió, nunca más sacaste fotos”.

María Kodama se tomó esto como un desafío, así que respondió que no era su culpa.

Jorge Luis Borges y María Kodama
“Entonces yo rápidamente les dije bueno, porque la máquina es muy pesada y no tengo ganas de cargarla y yo voy sola en los viajes. Entonces me regalaron una máquina pequeña para decirme que sacara fotos. Y continué sacando fotos, por orgullo y para demostrarles que no, que me gustaba sacar fotos. Pero en serio me gusta sacar fotos”.

Destacó la presidenta de la Fundación Jorge Luis Borges la gracia del gran escritor argentino al momento de enfrentarse ante la cámara.

“Lo lindo de estos viajes era que en medio así de lo caótico que podían ser a veces, como lo es todo viaje, siempre Borges era un ser muy tranquilo, no cierto, y a él le encantaba realmente posar para las fotos. Entonces él se preocupaba si el reloj iba a salir o si tenía la misma corbata, o sea, eran todas cosas muy divertidas”.

De entre todas las imágenes seleccionadas por María Kodama hay una serie que ella destaca.

“Les puedo decir por ejemplo que la foto que creo que es la más divertida, la más loca, es nuestro viaje en globo. Para ir en globo teníamos que salir muy temprano en la mañana. Borges estaba encantado, recuerdo que esa noche no durmió preguntándome si la barquilla era de mimbre o si yo creía que podía ser de plástico. Yo le dije: Plástico o mimbre, vamos en el globo, que es lo importante, así que da lo mismo”.

Aunque comenta que al principio los encargados de globo, en San Francisco, EE.UU., no querían que Borges viajara, por lo peligroso que podía ser para una persona de su edad, pero él los convenció.

María Kodama
“Porque el señor para disuadirlo le dijo que es muy difícil subir porque hay que colocar el pie en un estribo y luego pasar la pierna como cuando uno montara a caballo. Borges le dijo: ‘Yo voy a intentarlo y si no puedo, usted me iza’, como si fuera una bandera. Entonces, bueno, la cuestión es que fuimos en globo y es una sensación maravillosa, porque es como si uno levitara y, sobre todo, lo que más llama la atención es el silencio. El silencio es como una presencia, es una cosa maravillosa, única”.

Otro percance fue el intenso calor que se siente allá arriba, en las alturas, agregó.

“Borges estaba sumamente entusiasmado y de pronto me dice, porque claro, queman gas sobre las cabezas de los pasajeros. Entonces Borges me dice que habíamos pensado en todo, menos en una cosa: llevar sombreros, porque nunca imaginamos que íbamos a sentir tanto calor en la cabeza. Así que cuando bajamos fue toda una alegría para él y realmente fue una cosa maravillosa”.

Después María Kodama destacó la importancia de Buenos Aires en toda la obra de Jorge Luis Borges.

Jorge Luis Borges y María Kodama
“Buenos Aires fue para él una cosa muy importante. Es decir, era la parte por el todo. Para él ser argentino era más bien ser porteño. A través de la obra de Borges uno ve justamente ese amor que va pasando, como todo amor, por distintas etapas a lo largo de su vida. Es fascinante ver de qué manera comienza con el descubrimiento, cuando él vuelve de Europa y ve esa ciudad y luego como él va viendo los cambios de esa ciudad que lo llevan a lo que es para mí la aceptación real y el amor real, que es ese poema en el que él dice esa cosa así tan terrible: No nos une el amor sino el espanto. Será por eso que la quiero tanto”.

En ese poema, Borges explica su relación ambigua con su ciudad natal, de la que siempre partió pero a la que siempre volvió, aunque esté enterado en Ginebra.

“Quiere decir que es la aceptación de todo lo positivo y todo lo negativo que él vivió en esa ciudad y que persiste y a la que sigue queriendo con toda su alma. Y como recordaba Hernán Lombardi, Borges decía que siempre soñaba que estaba en Buenos Aires, que volvía a Buenos Aires”.

La bienal Kafka-Borges recordará el legado de Ernesto Sabato este miércoles, en el Instituto Cervantes de Praga, con una exhibición de la película ‘El Poder de las Tinieblas’ (1979), de Mario Sabato, hijo del escritor y quien tras la proyección charlará con el público presente.

palabra clave:
audio