Los monasterios checos precisan de más devotos
Los monjes y monjas envejecen y no parece haber una generación de relevo. La nación checa se pregunta entonces si a los monasterios les aguarda un futuro desértico. Incluso con la notable disminución de los jóvenes checos dados a la vida espiritual, estos revelan mayor interés que otros europeos.
"Para mí Dios es mi compañero. Yo digo que él de verdad me cortejó, que me persuadió tal como un chico cuando se esfuerza por conquistar el corazón de alguna chica a través de bellas palabras, detalles, flores, atención. Todo ello de alguna manera estaba contenido en las palabras de Dios".
Como una relación amorosa describe Andrea, licenciada en Artes Dramáticas, su vínculo con Dios, a quien decidió dedicarse de por vida el año pasado cuando tomó los votos religiosos.
Pese a estos grandes y personales motivos por los que la juventud todavía decide entregarse a la vida contemplativa y espiritual, se detecta en los últimos diez años una disminución significativa de mujeres que se hacen monjas.
En el año 2007 la Iglesia Católica contaba con casi 1.700 monjas, y este año se ha notado una diferencia de 500 mujeres menos. Así mismo, la población monástica, es decir, gente que vive y trabaja en los monasterios, también está bajando.
Ante estas cifras la sociedad checa se pregunta qué le depara el futuro a los monasterios y sus moradores. Vojtěcha Zíkešová, jefa de la Conferencia de Madres Superioras, conserva muchas esperanzas."Para las ordenes religiosas se deciden unas 20 muchachas y de allí unas 5 o 6 son para la vida contemplativa, aislada dentro de un grupo determinado y no tengo la sensación de que el oficio religioso haya muerto totalmente en nuestra sociedad".
En otros países europeos la situación es aun peor
La preocupación por la falta de interés en el oficio religioso atañe también, aunque en menor medida, a la población masculina. En la última década, se redujo la cantidad de monjes en un número de cien. No obstante, hay casos notables como el caso de Bonaventura, un físico-matemático de 36 años, quien cambió la ciencia por la devoción.
"Así mismo como cuando alguien se enamora y sabe que esa mujer simplemente es la que es, es Ella".
A pesar de lo que muestran las estadísticas, se tiene la certeza de que la República Checa no es el peor caso cuando se le compara con el resto de Europa. La falta de interés en el camino religioso como una forma de vida es algo que está pasando también en Europa occidental. El secretario general de la Conferencia Episcopal Checa, Stanislav Přibyl, asegura que el caso checo es uno de los mejores.
"La cantidad de personas que se ordenan disminuye masivamente. De hecho, cuando he estado en algunas conferencias internacionales, justamente nuestra cifra, que parece tan miserable, ha estado entre las mejores de Europa del Este".Tal vez sí está menguando la disposición hacia el servicio religioso, pero la pulsación amorosa-religiosa de los jóvenes checos quizá salve a los monaterios del total abandono.