Los peculiares nombres y costumbres vinculados con la Pascua Florida
Pučálka, pražma, zorro o la muerte son algunas de las expresiones que dieron nombre a los seis domingos de Cuaresma en la tradición checa. Aluden a las tradiciones más y menos curiosas que serán el tema de este programa especial, que emitimos con motivo de la Pascua.
La traducción literal de la expresión checa Velikonoce es Grandes Noches. Según la historiadora Valburga Vavřinová, el origen de la expresión es un misterio.
“Creo que el nombre pretende captar esa noche maravillosa de la Resurreción, cuando surge una nueva vida después de la muerte. Se festeja el primer domingo después de la primera luna llena primaveral, lo que corresponde con las tradiciones vinculadas con las ceremonias religiosas precristianas, cuando se daba la bienvenida al nacimiento del sol, a la primavera y al comienzo del año agrario. A todo esto responde el nombre la Gran Noche”.
Con la llegada de la Pascua culmina la Cuaresma, un período de purificación de 40 días de duración, que se inicia el Miércoles de Cenizas (Popeleční středa). Ese día estaba prohibido hilar porque se creía que las gallinas podían dejar de poner huevos, las vacas empezar a cojear y las ranas ponerse a comer el lino de los campos. Tampoco se podía cortar madera, lo que debía proteger ante cualquier daño, y tampoco se desplumaban aves de corral para evitar las picaduras de pulgas.Los seis domingos de Cuaresma, que siguen tras el Miércoles de Cenizas, se vinculan con aún más tradiciones y leyendas. El primer domingo es el que más denominaciones tiene, explica Valburga Vavřincová.
“Se conoce como el Domingo Negro. El motivo es que ese día la gente dejaba de vestir ropa de color, cambiándola por prendas negras, como un acto de penitencia. Algunos llaman este domingo “pučálka” que debe su nombre a un plato tradicional, preparado de guisantes germinados, tostados en sartén”.
En la noche del primer domingo cuaresmal, las amas de casa de las regiones de Beroun, Rakovník y Křivoklát preparaban los bretzel, unos bolos en forma de lazos horneados y salados.Después los enhebraban en unas cintas coloridas y las colgaban en árboles. Cuando los encontraban sus hijos, sus madres les contaban que se los había regalado un zorro. De allí surgió el Domingo del Zorro (Liščí neděle), otra denominación para el primer domingo de Cuaresma.
Por su parte, el Domingo de Pražma, que es el segundo domingo de Cuaresma, debe su nombre a un tradicional plato cuaresmal que consumían los antiguos eslavos. Su preparación apenas difiere de la pučálka, nada más que los guisantes germinados se sustituyen por cereales como trigo o cebada.
En algunas zonas, este día se conoce bajo el nombre el Domingo Barrendero (Samometná neděle), en referencia a la costumbre de limpieza que se practicaba ese día.
El Domingo de los estornudos
El de los estornudos, así se conoce al tercer domingo cuaresmal. El origen de este nombre se remonta a la Edad Media. Una de las leyendas sostiene que se debe a los estornudos de los niños que salían a corretear fuera para disfrutar del sol después de un largo invierno. Habitualmente estaban descalzos y como aún hacía frío, se resfriaban y acababan estornudando.
Por su parte, la segunda teoría sobre el origen de este peculiar nombre es algo más morbosa, apunta Valburga Vavřinová.“De acuerdo con otras fuentes, este nombre se refiere a la época medieval. Se cree que en aquel entonces nació la costumbre de decir “salud” o “Jesús” cuando alguien estornudaba”.
Cuando desapareció la amenaza de la peste, la gente empezó a creer que los estornudos ayudaban a limpiar el organismo, y para impulsar este proceso utilizaban diversas hierbas, además de tabaco de esnifar.
En algunas regiones incluso se creía que el número de estornudos presagiaba el número de años de vida restantes.
El nombre Domingo de los estornudos se refiere a la época medieval. Se cree que en aquel entonces nació la costumbre de decir “salud” o “Jesús” cuando alguien estornudaba...
De la mano con el cuarto domingo de Cuaresma llegaba un gran entusiasmo, ya que el fin del ayuno y otras privaciones estaban a la vuelta de la esquina. Uno de los principales protagonistas de este día, conocido como el Domingo de la Fraternidad (Družná neděle), era el amor, explica Vavřincová.
“En el campo había arraigado la costumbre de que los muchachos pedían ese día la mano de sus novias. El pretendiente iba acompañado de sus mozos de boda, además de un casamentero, cuya tarea consistía en negociar las condiciones de boda. Esta costumbre se debía al hecho de que en la época del ayuno no se contraían matrimonios, y después de la Semana Santa todo el mundo tenía ganas de festejar”.
No obstante, este domingo se vincula también con el atributo “rosado”. Se basa en una tradición religiosa que se practicaba en Roma y que consistía en bendecir las “rosas doradas”, que se otorgaban a los miembros de la familia real por méritos especiales. Una colección de estas rosas forma parte del tesoro guardado en la Catedral de San Vito.
Ahogando a Morana
Morana, Mařena o Čaramura es el nombre de la protagonista del quinto domingo cuaresmal, conocido como el Domingo de la Muerte (Smrtná neděle). Esta figura, elaborada de paja y trapos viejos, representaba a la antigua diosa eslava de la muerte. Se solía decorar con cáscaras de huevos vacíos, que simbolizaban objetos sin vida.
Como un símbolo de la despedida del invierno, una procesión de campesinos llevaba la figura por la aldea para ahogarla después en el río, quemarla o enterrarla en la tierra.En la región de Laquia, en Moravia del Este, Morana iba acompañada de su pareja, Maroch, conocido también como Smrďoch. Los campesinos se reunían en el centro del pueblo, donde Morana y Maroch se despedían con un beso.
Tras ahogar los muñecos en el río, todos se echaban a correr de vuelta a sus pueblos. En algunas zonas de las Tierras Checas se creía que el que llegaba último moriría al cabo de un año.
El último domingo cuaresmal, conocido como Domingo de Flores, daba inicio a la Semana de Pascua. Su nombre no se debe sólo a la flora primaveral, explica la historiadora.
“Se vincula con los acontecimientos más importantes que sucedieron antes de la llegada de Jesucristo a Jerusalén: la condena, la crucifixión y la resurrección. Cuando Jesucristo regresó con sus discípulos a Jerusalén para festejar la fiesta de pésaj, los ciudadanos le dieron la bienvenida como al Mesías, con plantas en flor y hojas de palmeras.
Con el último acontecimiento se vincula una antigua tradición checa – la recogida de amentos de sauce florecidos. Las ramitas se bendecían en la iglesia y se juntaban en ramos que simbolizaban hojas de palmeras. En algunas regiones, los amentos de sauce incluso se tragaban para quitar dolores de garganta.
Tras el Domingo de Flores se inicia la Semana Santa, el período más importante para los cristianos.