Huevos, azotes y remojones

Foto: ČTK
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La decoración de los huevos forma una imprescindible parte de las costumbres de Pascua checas. Los colores, la búsqueda de huevos y otras tradiciones se remontan a la Edad Media.

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La Pascua en Chequia no se entiende sin la tradición de decorar los huevos de Pascua, omnipresentes en el país durante estos días. El surgimiento de esta costumbre se atribuye a diferentes leyendas. La historiadora Valburga Vavřincová nos cuenta su favorita.

“Trata sobre San Pedro, quien acompañaba a Jesucristo durante sus andanzas por la tierra. Una vez llegaron a un hogar muy pobre donde vivía una viuda con sus hijos. Tenía poco que ofrecerles, sólo un huevo que además guardaba para sus hijos. A pesar de ello se lo ofreció. Al día siguiente, cuando San Pedro y Jesucristo ya se habían ido, la viuda encontró en el suelo unas cáscaras de huevo de oro. Se compró una finca, aseguró a sus hijos y vivió feliz hasta el fin de su vida”.

Otra leyenda sobre el nacimiento de esta tradición nos lleva a la Roma antigua, prosigue la historiadora.

“En la literatura aparece un cuento sobre el nacimiento de Marco Aurelio, después del cual una de las gallinas de su madre puso un huevo rojo. Se creía que este hecho simbolizaba el nacimiento de un hombre excepcional”.

Valburga Vavřinová,  foto: Adriana Krobová,  ČRo
Otro emperador romano desarrolló esta tradición repartiendo huevos a los ciudadanos para festejar el nacimiento de sus hijos. Todos los huevos eran rojos, como símbolo del poder imperial, explica Vavřinová.

“Los huevos eran rojos porque Jesucristo era considerado el rey, el gobernante de la gente. Ya en la Edad Antigua se decía que el huevo representa la fuente de la vida. El cristianismo ha adoptado esta teoría”.

Además de rojos, en el territorio checo los huevos se solían pintar frecuentemente de verde, amarillo y azul. Para ello se utilizaban cáscaras de cebolla, hojas de espinaca, jugo de remolacha, infusión de tila o corteza de roble.

Mientras que los huevos verdes representaban la juventud, la naturaleza y la primavera, los amarillos alababan al sol y la luz. El color azul simbolizaba la pureza, la fe y el agua bendita.

Hoy día existen numerosas técnicas para decorar los huevos; desde ornamentos de cera de abeja, aplicados por medio de un alfiler, grabados con una pluma mojada en ácido, hasta las más curiosas como es colocar el huevo dentro de un hormiguero y esperar que el ácido fórmico origine diferentes diseños.

Las desgracias pascuales de las muchachas checas

Además del aguardiente, los huevos de Pascua forman parte de los aguinaldos con los que las muchachas obsequian el Lunes de Pascua a los mozos que recorren las casas de los pueblos.

Los muchachos se los agradecen de una forma algo extraña; azotándolas con una vara de ramitas de sauce, conocida en checo como “pomlázka”.

Foto: Klára Stejskalová
Esta tradición, considerada por algunos como violencia de género, se remonta a tiempos paganos. El objetivo no es causar daño, sino transmitir a las muchachas la energía de la naturaleza, y garantizarles así la fertilidad.

En algunas regiones las muchachas sufren aún más desgracias; los muchachos las vierten encima cubos de agua. Esta peculiar tradición, conocida como el remojón (oblévačka), representa además de la fertilidad un acto simbólico de la purificación primaveral para deshacerse de la suciedad y las enfermedades.

Al día siguiente, las muchachas pueden vengarse y no lo hacen sólo con el agua. En algunas zonas les vierten encima el agua de Colonia.

Foto: ČT
Además de la República Checa, especialmente en Moravia del Noroeste, esta costumbre se sigue practicando en Hungría, Eslovaquia y en Polonia, casi exclusivamente en las zonas rurales. Valburga Vavřinová explica el origen de esta tradición.

“Surgió como una conmemoración del comienzo del cristianismo y su homologación en el Imperio romano. El Domingo de Resurreción era el día en el que la gente aceptó el cristianismo y fue bautizada. Estas personas se denominaban como catecumenados. Vestían túnicas blancas y cuando salían de sus santuarios, se los reconocía inmediatamente. Los paganos los esperaban a escondidas y para parodiar su bautizo, los tiraban al agua. De esta forma nació supuestamente esta costumbre.”

Búsqueda de huevos perdidos

En la República Checa se hace cada vez más popular la costumbre de buscar huevos escondidos en el jardín, que llegó probablemente del territorio germánico, explica Vavřinová.

“El escritor alemán Christoph von Schmidt escribió un cuento sobre la liebre de Pascua. Narra la historia de una aristócrata que colocaba huevos pintados en nidos e invitaba a los niños a que los buscaran. Una niña dijo que tenía que ser un ave preciosa la que había puesto un huevo tan hermoso. Alguien replicó que no había sido ave, sino una liebre, y desde entonces corre esta tradición de que las libres ponen los huevos”.

Foto: CC0 / Pixabay
En la región fronteriza de Bohemia del Norte se practica también la costumbre de decorar el vajíčkovník, es decir, un árbol de huevos.

Se trata de una antigua costumbre eslava que se ha conservado en la zona de Lusacia, y también en algunos pueblos de Baviera. Consiste en colgar un huevo en el árbol y pedir un deseo. El lugar donde se alza el árbol no es un lugar cualquiera, sino que está vinculado con el solsticio.

Estimados oyentes, esperamos que la escucha de este programa especial les haya amenizado los festejos de Pascua. En caso de que alguna de las extraordinarias costumbres checas les haya gustado y decidan practicarla, esperamos que comparten esta experiencia con nosotros.