Argentina, una experiencia que nunca se olvida

Miroslav Šimůnek, foto: Ondřej Tomšů

El artista y moderador checo Miroslav Šimůnek soñaba con visitar un día Latinoamérica y este sueño se le hizo realidad. Le tocó vivir cierto tiempo en Argentina y los recuerdos perduran.

Miroslav Šimůnek,  foto: Ondřej Tomšů

En el comienzo de su carrera como actor, Miroslav Šimůnek trabajaba en un teatro de Praga y era igualmente muy solicitado en el cine, sobre todo para desempeñar papeles en cuentos de hadas, representando con mayor frecuencia a príncipes. A ello le ayudó su físico, siendo un hombre atractivo, de ojos azules.

No obstante, cuando niño, soñaba ser recogedor de basura, pero luego, y a pesar de los éxitos como actor, el destino lo llevó a Argentina, según recordó Miroslav Šimůnek en entrevista para Radio Praga.

”Fueron años maravillosos allí, en un ambiente totalmente diferente al de Chequia. Latinoamérica, en este caso Argentina, es otro mundo, muy abierto y lleno de emociones y de amistad, de un trato humano diferente”.

”Efectivamente, quería ser recogedor de basura, porque en aquél entonces estos ganaban mucho dinero. Fue, naturalmente, antes de los cambios democráticos del año 1989, luego cambió todo. Ya trabajando en el Teatro de Vinohrady, en Praga, pensé que sería bueno probar suerte en el extranjero. Mis colegas me decían que de ese teatro nadie se marcha, porque es una gran suerte poder estar allí, pero yo les dije que no me quedaría y que quería irme. Y fue así como partí con mi esposa a Buenos Aires”.

A diferencia de su hoy ex esposa que tenía un contrato de trabajo en Argentina, Miroslav Šimůnek llegó a ese país sin tener acordado nada previamente. Pero tuvo suerte. Se le ocurrió asistir a concursos para modelo y fue en ese campo que sentó raíces, como dijo.

”Luego participé en varias campañas publicitarias en Buenos Aires, pero mi problema fue que no sabía español ni portugués, así que no podía hacer otra cosa. Entonces consideraba innecesario aprender el español, porque si quisiera trabajar como actor por ejemplo en la televisión en Buenos Aires, o en otro lugar de la región, tendría que estudiar español al menos ocho o nueve años para poder aparecer ante las cámaras. Y me dije: No, no, este es un lugar transitorio, porque yo quería seguir luego a Estados Unidos, a Miami, Florida o a California. Esa es mi meta”.

Cuatro años en Argentina trabajando de modelo

En Argentina Miroslav Šimůnek se quedó cuatro años. Pero debido a que seguía sin aprender español, no podía trabajar como camarero o barman por ejemplo, porque ¿quién en Latinoamérica emplearía a un camarero que les hablara a los clientes sólo en checo? Así que el actor checo no tenía otra posibilidad que dedicarse a la profesión de modelo. Šimůnek no lamenta en absoluto aquella experiencia, todo lo contrario, como dijo a Radio Praga.

”El español es un idioma precioso, un idioma que cuadra al oído. Hasta hoy entiendo algo”.

”Fueron años maravillosos allí, en un ambiente totalmente diferente al de Chequia. Mencionaré un ejemplo. Fui por primera vez a un gimnasio en Buenos Aires y los que estaban allí enseguida me saludaron y me preguntaron cómo estaba. Luego querían saber de dónde venía y cuando les dije que soy de la República Checa, les parecía estupendo que vengo de un país de Europa a donde les gustaría viajar. Ya ese primer día nos hicimos amigos. En cambio aquí, en Chequia, me llevé una ducha fría al regresar. En cierta ocasión saludé a una señora y esta se dio vuelta y me dijo: ¿Por qué me saluda si no me conoce? En ese momento pensé: ¿Qué hago yo aquí? Latinoamérica, en este caso Argentina, es otro mundo, muy abierto y lleno de emociones y de amistad, de un trato humano diferente. Fue difícil para mí marcharme luego de Argentina”.

El español es una lengua preciosa

Al hablar de los amigos que dejó en Argentina, el actor Šimůnek sostuvo que los recuerda hasta el presente y que lamenta un poco no haber podido hablar con ellos en español. Lo único que recuerda, como reconoció, son las dos siguientes frases muy breves.

“Hola, amigos. Te quiero”.

Šimůnek añade que le decían y también le pareció que el español no era un idioma difícil, pero apunta que estando en Argentina, tenía sus motivos para no tratar de aprenderlo.

“Allá uno aterriza y ya nota diferente hasta el aire que entra al avión cuando se abre la puerta. Lo recuerdo de Santiago de Chile y también de Buenos Aires. Esa sensación es irrepetible”.

”Es un idioma precioso, un idioma que cuadra al oído, para decirlo así. Pero yo ni he probado aprenderlo, a pesar de que al comienzo sí quise hacerlo. Unos seis meses traté de aprender algunas frases y aprendí algo, naturalmente. Incluso hasta hoy entiendo algo, pero mi problema fue que me dije que era innecesario para mí, como ya había mencionado con anterioridad. Decidí centrarme mejor en el inglés y perfeccionarme en ese idioma, para luego poder trabajar de actor en Estados Unidos. A eso dediqué todo mi tiempo libre y por ello dejé el español de lado. Pero por otro lado, esta decisión mía valió la pena”.

Después de irse de Argentina, a Miroslav Šimůnek le tocó vivir y trabajar algún tiempo en Estados Unidos, actuando en algunas películas, lo mismo que posteriormente un año en Londres, donde le tocó un pequeño rol en una película de James Bond, con el actor Daniel Craig como protagonista. Pero a Argentina no regresó desde entonces.

Pasados unos años, Šimůnek recibió ofertas para aparecer en series televisivas en la República Checa y, debido a que echaba mucho de menos su patria, según reconoció, decidió regresar. Colaboró con la televisión Prima, pero al comienzo también tuvo que trabajar de recepcionista en un hotel. Más tarde volvió al teatro y comenzó a presentarse también como moderador.

A Miroslav Šimůnek le tocó actuar de nuevo hace poco en un cuento de hadas que fue estrenado durante las últimas fiestas de Navidad pero, como dijo, ya no le tocó el papel de príncipe, que había desempeñado en los cuentos hace más de 10 años. El actor checo confiesa que está conforme con su trabajo y que ser actor o presentar actividades de carácter social lo considera igual de atractivo.

El sueño de regresar a Latinoamérica

Con frecuencia Šimůnek recuerda lo bien que lo había pasado en Argentina y añade que fue una experiencia que nunca se olvida. También afirma que le gustaría volver un día a Latinoamérica.

”Allí el tango se baila en las calles, además de que existen lugares famosos relacionados con el tango. E incluso los bailarines que no eran profesionales se veía que llevaban el tango en la sangre”.

”Me gustaría mucho volver, porque allá uno aterriza y ya nota diferente hasta el aire que entra al avión cuando se abre la puerta. Lo recuerdo de Santiago de Chile y también de Buenos Aires. Esa sensación es irrepetible. Me gustaría volver a visitar los lugares donde estuve, donde viví y pasé mi tiempo libre hace años. Y desearía visitar a las personas que he conocido allí, tanto de las producciones cinematográficas como de otros sectores. Hasta el presente los considero buenos amigos. Recuerdo que cierta vez tuve que abandonar de prisa el apartamento en el que vivía, y tan solo en una hora unos amigos me ofrecieron ir a vivir con ellos. Quisiera regresar allá para poder juntarme nuevamente con esa gente, para conversar con ellos, aunque fuera por unos pocos momentos”.

El tango argentino es una vivencia muy especial

Otra de las cosas que recuerda Miroslav Šimůnek con mucha nostalgia es el tango argentino que, según destaca el actor checo, refleja el temperamento de los argentinos.

”Allí el tango se baila en las calles, además de que existen lugares famosos relacionados con el tango. Muchas veces los hemos visitado para conocer lo que era un verdadero tango, y también para divertirnos. En vista de que antaño me había dedicado al baile de forma profesional, pude apreciar mejor esa maestría de los bailarines argentinos. E incluso los que no eran profesionales se veía que llevaban el tango en la sangre. Era algo maravilloso verlos bailar. Creo que en Chequia uno necesitaría unos 20 años para aprender a bailar el tango con tanta suavidad, para mover las caderas al ritmo de forma tan natural, es algo increíble”.

“Lo que más añoro es la gente de allá y también esa atmósfera muy diferente. Todos los conductores tocan la bocina, se gritan uno al otro. Todo es impresionante. Un día fui en el taxi y el conductor iba escuchando un partido de fútbol. De pronto Argentina marcó un gol y el taxista, al igual que la gente en la calle, comenzaron a gritar de alegría. Una atmósfera inolvidable”.

Al resumir el actor checo Miroslav Šimůnek los recuerdos de su época en Argentina, afirma que lo que más echa de menos es ese contacto informal entre las personas y el aire que se respira allí.

“Lo que más añoro es la gente de allá y también esa atmósfera muy diferente. Uno llega a aterrizar en Buenos Aires y respira enseguida un aire distinto al que está acostumbrado de su tierra. Y luego llega al centro de la ciudad con sus anchas avenidas, todos los conductores tocan la bocina, se gritan uno al otro. Esa manera de manejar cuando uno piensa que seguro van a chocar. Todo es impresionante. Cierta vez iba en un taxi y le digo al conductor: “¡Cuidado, que va a chocar!”, y él me respondió con mucha tranquilidad que no me preocupara y que si chocamos, tampoco importa porque su coche ya es viejo. Otro día vamos en el taxi y el conductor iba escuchando un partido de fútbol. De pronto Argentina marcó un gol y tanto el taxista con el que iba como la demás gente en la calle comenzaron a gritar de alegría. Una atmósfera inolvidable, y ese aire que se respira allí y que realmente no es igual en ninguna otra parte”.

Aunque en los cuatro años de estadía en Argentina no aprendiera español, Miroslav Šimůnek afirma que a ese país y su gente los llevará para siempre en sus recuerdos.

Šimůnek, quien el año pasado cumplió 40 años, actúa en piezas de teatro, rodó un cuento de hadas que fue proyectado durante las últimas fiestas de Navidad, y es invitado como moderador a numerosas actividades de carácter social.