El Palacio Ferial de Praga o la crónica de un incendio anunciado
Un día como hoy, hace 45 años, las llamas acabaron con el Palacio Ferial de Praga (Veletržní Palác). El terrible incendio se inscribió como el peor de la historia moderna de la capital checa.
En los años 50 del siglo pasado, los gobernantes comunistas decidieron que el Palacio Ferial de Praga serviría para algo muy diferente para lo que había sido construido en 1925. Las exposiciones de arte tenían que ceder su lugar a las oficinas de las principales empresas de comercio exterior del régimen.
Los líderes comunistas tenían prisa, después de tomar el poder en 1948 querían exportar sus productos y ganar nuevos mercados. El arte quedó de lado y se impuso la venta de la imagen del éxito industrial y mercantil socialista.La transformación del Palacio Ferial en sede empresarial significó situar oficinas en los grandes espacios diseñados para exposiciones. Aquello se convirtió en una especie de hormiguero con pasillos y oficinas por doquier. Los intereses políticos se impusieron y nadie prestó oídos a las observaciones referentes a la seguridad del lugar.
El 14 de agosto de 1974 el guarda nocturno sintió humo en uno de los pasillos, después de una ligera inspección llamó a los bomberos. Uno de ellos era Jan Havrda según recordamos en una grabación de archivo de la Radio Checa.
“Los primeros en llegar fueron los bomberos de la Estación número 3 de Holešovice. Confirmaron que se trataba de un incendio de grandes dimensiones y que tres bomberos eran poco. De inmediato pidieron refuerzos”.Cuando los primeros bomberos entraron al inmueble para detectar el foco del incendio se encontraron con llamas en una superficie de unos 400 metros cuadrados. El fuego se extendía rápidamente y todo indicaba que necesitarían de muchos refuerzos.
Resultaba muy complicado acercarse al inmueble, porque había muchos vehículos estacionados en sus inmediaciones, pero lo peor era que les faltaba agua para las mangueras, según indicó Havrda.
“Con el fin de suministrar más agua se utilizó una embarcación que bombeaba agua desde el río Moldava. Ayudaban bomberos voluntarios de toda Praga, y de algunas empresas cercanas, pero seguían siendo pocos”.
El fuego continuaba, pero el bombero Jan Havrda consiguió estar entre los primeros en entrar a una zona del edificio y recibió una fuerte sorpresa.
“En aquel momento me dije, no es de extrañar que el incendio haya sido de tal magnitud, el edificio había sido diseñado para exposiciones, no había ni un solo muro divisorio, en caso de existir se hubiera salvado al menos la mitad del palacio”.Según los diferentes testimonios de los bomberos el interior del edificio lo formaban simples tabiques de madera ligera, que alimentaban el fuego a tal punto que se llegó a lo que los expertos denominan una tormenta de fuego.
No se responsabilizó a nadie por lo ocurrido, los comunistas trataron de ocultar la verdad, y después de algún tiempo se dio a conocer su versión, recordó Havrda.
“De acuerdo con la versión oficial habían tenido lugar unas obras dentro del edificio. Supuestamente los pintores dejaron tirados en un mismo sitio y al descubierto gran cantidad de trapos y mechones de algodón impregnados de barniz. Se dio un proceso de autoignición y después el fuego se extendió por todo el edificio”.
Entre los planes de los comunistas estaba derrumbar lo que había quedado del edificio o reconstruirlo para que albergara las instalaciones del Comité Regional del Partido Comunista y de otras instituciones burocráticas.
Al final se decidió devolver al edificio su sentido original, pero no fue hasta en los años 90, ya derrotado el comunismo, cuando el Palacio Ferial abrió nuevamente sus puertas al arte.