Una estatua del mariscal soviético Iván Kónev tensa las relaciones entre Praga y Moscú
La estatua praguense del mariscal soviético Iván Kónev sigue tensando las relaciones entre Chequia y Rusia. Personas opuestas al legado del militar lanzaron pintura roja al pedestal de la escultura a manera de protesta y recordaron a las víctimas de la bota soviética en Hungría y Checoslovaquia.
El monumento al mariscal soviético Iván Kónev, en el distritito municipal de Praga 6, ha sido blanco de vándalos anónimos en más de una oportunidad. En el último incidente individuos desconocidos vertieron pintura roja sobre la estatua y escribieron “¡No al sangriento mariscal! No olvidaremos” con fechas históricas relacionadas con su vida.
El ataque más reciente fue perpetrado días antes de que los checos rememoraran los acontecimientos del 21 de agosto de 1968. Entonces las tropas del Pacto de Varsovia, encabezadas por el Ejército Rojo, invadieron Checoslovaquia para asfixiar la intentona democrática que deseaba poner “rostro humano” al socialismo.Tras el incidente con la pintura, el alcalde de Praga 6, Ondřej Kolář, escribió en su sitio de Facebook un texto que decía que el monumento permanecerá sin lavar y terminando con las palabras de que "rojo en ruso, después de todo, significa hermoso en checo".
La reacción no se hizo esperar. La embajada de Rusia presentó quejas oficiales por lo ocurrido y empezó un nuevo tire y afloje entre Praga y Moscú. El momento de mayor tensión se ha vivido a raíz de las declaraciones del ministro de Cultura ruso, Vladímir Medinsky, quien comparó al alcalde de Praga 6 con un líder regional del partido nazi (NSDAP).
El primer viceprimer checo, Jan Hamáček, lamentó las declaraciones del ministro y dijo que complicaban más la difícil situación.
“Citando a Jacques Chirac puedo decir que el ministro de Cultura ruso no aprovechó la oportunidad de quedarse callado. Sus palabras empeoran la complicada situación”.
El monumento dedicado al mariscal Iván Kónev fue erigido en Praga 6 en 1980 para recordar su papel en la liberación de Praga durante la Segunda Guerra Mundial.Durante el comunismo en Checoslovaquia, era habitual mantener viva la memoria de personajes ligados con la Unión Soviética. En el caso de Kónev este cayó en desgracia entre la población después de que un grupo de historiadores publicara documentos que demostraban que el general había sido uno de los estrategas de la invasión de Checoslovaquia en 1968.
Desde la Revolución de Terciopelo de 1989 que acabó con el comunismo en Checoslovaquia, la imagen del mariscal Kónev ha sido manchada al menos en cinco oportunidades.
Las autoridades de Praga 6 ofrecieron a la embajada rusa que colocara la escultura en el jardín de la sede diplomática, pero la idea no ha terminado de gustar al Kremlin.
Una posibilidad para poner fin a la embarazosa situación fue planteada por Natalia Kónev, hija del mariscal, que sugirió trasladar la escultura a Rusia. La idea fue aplaudida por el alcalde de Praga 6, pero todavía se espera la respuesta de Moscú.