El futuro incierto de la clase amenazada
Un 22% de la población checa forma parte de la llamada “clase amenazada”, según el estudio sociológico recientemente encargado por la Radio Checa.
Entre los grupos sociales definidos por el estudio “Separados por la Libertad”, uno de los que cuenta con un mayor número de integrantes es el que los sociólogos han llamado “clase amenazada”, que supone el 22% de la población checa.
La clase amenazada corresponde en gran parte con lo que muchos conocen como clase media-baja. Este grupo está formado, por ejemplo, por familias con niños donde solo hay un sueldo o por personas que han pasado por un divorcio. Es habitual que vivan de alquiler y tienen unos ingresos por debajo de la media.
Para acercarse a la realidad de este grupo social, la Radio Checa entrevistó a Filip Šimandl, un jardinero y conserje que vive en Bohemia Central. Aunque originalmente era guardabosques, con el paso del tiempo descubrió que le apasionaba más la jardinería, a la que ahora se dedica como trabajador autónomo.
“Estuve 10 años trabajando en un bosque, pero sentía que me faltaba algo. Después encontré trabajo en el Jardín Dendrológico de Průhonice, y eso me sirvió como escuela de jardinería”.
De su trabajo indica que le hace feliz el hecho de poder trabajar al aire libre y en movimiento, al mismo tiempo que tiene cierta libertad para decidir cuándo empezar y cuándo terminar.
“No podría sentarme en una oficina o trabajar en una fábrica, no me va eso”.No obstante, el señor Šimandl cuenta que no siempre es fácil. Ofrece sus servicios como jardinero en internet y su éxito depende de si recibe muchos encargos de los clientes o no.
“Todo tiene sus pros y contras. Cuando uno tiene que buscarse los clientes es muy inestable. Ahora no sé cómo será el otoño, si tendré encargos o no. Por ahora no tengo muchos”.
Por el momento, su trabajo como autónomo es solo una fuente secundaria de ingresos. Normalmente trabaja como conserje en una clínica privada, donde corta el césped, hace de chófer y ayuda en todo lo que le piden.
Es bastante frecuente encontrar en la clase amenazada a personas que tras pasar por un divorcio se quedan en una situación económica inestable. Este fue precisamente el caso de Filip Šimandl, quien pidió una hipoteca con su esposa, pero ahora está en proceso de divorcio.
“Los pagos son bajos, porque la tenemos a 30 años. Pero ahora es un problema porque nos estamos divorciando. Las cosas no han funcionado entre nosotros y vamos a separarnos, así que habrá que dividir el piso de alguna manera y que uno pague su parte al otro”.
Šimandl manifiesta que en su tiempo libre no utiliza mucho el ordenador ni se conecta con frecuencia a internet. Su forma de mantenerse al día de la actualidad pasa por las noticias que sigue en televisión. Aunque destaca que su programación favorita son los documentales.
“Lo que pasa en el mundo lo sigo principalmente por la televisión. Intento seguir las noticias regularmente. La política me interesa poco, a veces veo algo de deporte, pero lo que más me interesa son los documentales de viajes y naturaleza, es lo que más veo”.
En el pasado, Filip Šimandl tuvo un grupo de música donde tocaba la guitarra, un instrumento que a día de hoy sigue siendo uno de sus pasatiempos preferidos. Ocasionalmente, toca en algún evento o en el bar para sus conocidos. Aunque admite que el dinero es importante, confiesa que componer canciones le hace muy feliz porque al menos le permite tener algo que siente que realmente es suyo.“El dinero y las propiedades son importantes en la vida. Pero también le doy mucho valor a mis canciones, porque siento que es algo mío que nadie puede quitarme”.
La clase amenazada, como su propio nombre indica, se ve perjudicada por la evolución del mundo actual, ya que su menor conocimiento de lenguas y de las tecnologías hace que difícilmente encaje con las nuevas tendencias laborales. Sus miembros pertenecen a todos los grupos de edad.