Aunque está por cumplir un siglo y fue publicada ocho años antes de que se jugara el primer campeonato mundial, El once de Klapzuba es una historia muy actual y entretenida que revela la pasión de los checos por el fútbol.
Uno de los grandes aportes checos a la cultura del fútbol es el llamado penal a lo Panenka. El término, que fue incorporado en muchos países y aun está en vigencia, rinde homenaje al suave tiro por elevación con el que Antonín Panenka terminó convirtiendo el penal que definiría la serie contra Alemania durante la final de la Eurocopa de 1976, quizás el máximo logro de la selección checoslovaca.
Sin embargo, y a pesar de que muchos no lo sepan, la pasión de los checos por el fútbol es muy importante y empezó mucho antes. Así lo demuestra, al menos, el libro El once de Klapzuba de Eduard Bass, una apasionante historia de fútbol publicada en 1922, en un contexto muy especial, tal como explica el profesor en lengua checa y literatura Ondřej Janeček.
“Hay que ver que estamos en el principio de los años 20 cuando todavía no existe, por ejemplo, el mundial de fútbol ni las ligas europeas, aunque el fútbol está empezando a hacerse famoso. Y los checos y checoslovacos, desde los años 20 por ejemplo, tenían una afición muy grande por el fútbol. En 1934 salimos segundos en el mundial, entonces es una época en que los checos están muy interesados”.
Y si bien ya existía por ese entonces tal interés por el fútbol, agrega Janeček que quizás Eduard Bass, el autor de este libro, generó el impulso por escribir sobre otros deportes en general. Ondřej Sekora, por ejemplo, un autor conocido por la serie de libros infantiles Ferdy la hormiga, tradujo el reglamento de rugby que, durante mucho tiempo, se usó en todo el país.
Eduard Bass integraba el grupo Viernes Hombres, un círculo humanista muy importante que se reunió cada tarde de viernes entre 1921 y 1938 en la casa de Vinohrady de sus fundadores, los hermanos Čapek. Con ideas democráticas claras, solían apoyar las políticas del primer presidente checoslovaco Tomáš Masaryk.
El autor de El once de Klapzuba también se caracterizó por tener múltiples trabajos: además de escritor fue periodista, actor y hasta tuvo a su cargo la organización de eventos en varios cabarets.
“Fue una persona muy interesante y muy activa en el contexto cultural desde su juventud, muy interesado en los cabarets y en los circos, como podemos ver en uno de sus libros más famosos que se llama El Circo Humberto. Y también se sabe muy bien que, de joven, trabajó en cabarets e incluso llegó a ser director de algunos de ellos. También tenía mucha actividad en algunos pequeños teatros y sobre todo se destaca su carrera de redactor en Lidové noviny, el periódico que reunía, desde los años 20, una gran cantidad de nuevos escritores de importancia internacional”.
El once de Klapzuba es otro de sus libros célebres, al menos en República Checa: inspiró una película allá por 1938, una serie de televisión en 1968 con un elenco muy destacado y varias obras de teatro. Sin embargo, a más de una persona le puede causar curiosidad la existencia de un libro sobre fútbol publicado varios años antes que el primer campeonato mundial, que se celebró en Uruguay en 1930. Ondřej Janeček ofrece, a continuación, un resumen muy completo.
“Nos damos cuenta que estamos en un pueblo que, aunque no es real, se dice que queda en Bohemia Central y, como una pareja tiene once hijos, el padre decide hacer un equipo de fútbol. Entrenan muchísimo y se ven cosas que aun hoy son muy modernas: por ejemplo, que los mismos jugadores pueden jugar en diferentes posiciones. Y gracias a su esfuerzo y preparación, el equipo de fútbol va ascendiendo con una velocidad increíble, desde las categorías más bajas hasta ser los campeones del país, y ganan todos los partidos por goleada”.
Explica Janeček que, en esa época, no existían todavía términos futboleros en checo. Por lo tanto abundan en este libro distintas expresiones inglesas como, por ejemplo, “offside” entre muchas otras. A pesar de que no son, por supuesto, invención de Bass el hecho de haberlas utilizado en este libro incrementó mucho su popularidad.
Por otro lado, a pesar de que en la época en que fue escrito, el fútbol no tenía nada que ver con el profesionalismo de hoy, ya empezaban a insinuarse ciertas cuestiones que el protagonista -y gran director técnico del libro- decide rechazar de plano.
“Se nota claramente que el viejo Klapzuba, que es el jefe de todo y el único personaje que tiene descripción de su propio carácter, se auto determina como un hombre de pueblo que no quiere estar muy influenciado por la fama y el dinero, aunque sí les sucede a sus hijos, por ejemplo en la forma de vestir. Hasta hay momentos donde otras personas les dicen a los propios jugadores que traicionaron las ideas del amateurismo y que ya lo hacen por la fama y por el dinero”.
Justamente ahí radica la importancia del padre que, todo el tiempo, trata de llevarlos a la realidad y decirles que ese no es el camino que tienen que seguir. En definitiva, lo que muestra, según Janeček este relato, es el idealismo por el amateurismo que enlaza la unión familiar con la pasión desinteresada por el fútbol, mientras que los demás equipos, por el contrario, no cuentan con una persona que los dirija tan bien y les enseñe a ser humildes. Pero también es cierto, reconoce Janeček, que el viejo Klapzuba es muy exigente y, por momentos, difícil de llevar.
“A mí me gusta mucho la escena cuando les hacen el primer y único gol, y el viejo Klapzuba muerde tanto su pipa, muy característica de él, que la termina rompiendo, y eso que la había recibido del rey de Inglaterra”.
Es decir que, además de ganar, gustar y golear, tal como indica el buen fútbol, el equipo casi no recibe goles. Y, por lo tanto, pronto alcanza fama internacional. Luego realizan una muy exitosa gira por Europa que incluye un encuentro especial de Klapzuba con el rey de Inglaterra y el príncipe de Gales que se suma al equipo como suplente. Pero tras cumplir ese desafío, quieren ir por más y en un viaje fuera del viejo continente enfrentan varios obstáculos como, por ejemplo, un encuentro con caníbales que deben resolver también con talento y solidaridad de equipo.
Janeček aclara que como el fútbol cambió mucho durante todos estos años, varios de los equipos que se mencionan en este libro ya no existen o cambiaron de nombre. Sin embargo algunos otros se mantienen, como por ejemplo los dos equipos más fuertes del país, y otro club muy conocido de España que quizás hoy sea mucho más importante y, sobre todo, más limpio de lo que mostraba Eduard Bass por aquel entonces.
“Pero sí: hay Sparta, Slavia, cuando van a Europa juegan en Berlín y hay un momento interesante cuando se tienen que enfrentar con el fútbol club Barcelona que tiene muy malas intenciones y busca lesionar a los jugadores, lo cual resuelven creando un traje especial con el que sorprenden a sus rivales”.
Explica Janeček que, en cuanto a la descripción de los partidos, sucede algo interesante: mientras algunos encuentros son descriptos en su totalidad por el narrador, luego aparecen una serie de locutores que resumen algunos otros juegos y, por último, hay partidos de los que solamente nos enteramos del resultado a través de las noticias que recibe en su casa la madre de los jugadores. Ese tipo de recursos simples y muy eficaces, explica Janeček, convierten a este libro en una obra muy legible y entretenida.
“El subtítulo del libro es: ‘un cuento para los chicos y también para los grandes’. Entonces es una literatura muy fácil de leer, se lee bastante rápido porque no hay nada muy complicado en la sintaxis y estamos hablando de un libro que ya tiene prácticamente cien años de existencia. El vocabulario es coloquial y la narración bastante simple. Quizás eso sea lo bonito del libro: no hay que esperar un lenguaje muy sofisticado, y es una especie de cuento de hadas para los aficionados al fútbol y los interesados en el deporte”.
El once de Klapzuba viene acompañando casi desde el comienzo la pasión de los checos por el fútbol y, al igual que el equipo que triunfa a lo largo de sus páginas, quizás ahora empiece también a conquistar el mundo.