Hijas "de los enemigos del Estado" expresan solidaridad con las familias de los presos políticos en Cuba

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El régimen comunista les obligó a crecer con el estigma de "hija de un enemigo del Estado". Sus padres se convirtieron en víctimas de los procesos políticos en los años 50 en Checoslovaquia. Hoy son señoras mayores, pero los recuerdos de la infancia oscurecida por el encarcelamiento injusto de sus seres más cercanos no se han borrado de sus memorias. Las hijas de los presos políticos checos de los años 50 se saben imaginar muy bien lo qué sienten las familias de los presos de conciencia de Cuba.

Al leer Eva Langrová en el diario checo Mladá Fronta Dnes las declaraciones de las esposas de los presos políticos cubanos acerca de la situación de sus familiares, se sintió profundamente conmovida.

"Quisiera expresarles apoyo por lo menos a distancia. Nuestra mala suerte consistió en que el régimen en los 50 dividió a las familias, nos arrastró del ambiente familiar y nos trasladó a lugares ajenos. Sé que fue una situación muy complicada y difícil, y mucha gente sufrió problemas psíquicos al no ser capaz de enfrentarse a todo aquello y superarlo".

La situación actual en Cuba se parece en muchos aspectos a la de Checoslovaquia en los años 50, sin embargo, el punto de partida fue distinto. Así opina la hija de otro preso político, Eva Vláhová.

"Cuba vivió de una manera absolutamente diferente a la de nuestro país. Había trabajo duro en los campos de caña de azúcar, prostíbulos y casinos, Cuba servía de destino de recreo de EE. UU. Quizá por ello Castro se volvió loco e hizo la revolución para ayudar a los pobres. Pero sus ideales se fueron al cuerno, todos sabemos lo que es el comunismo. Así que los intelectuales de Cuba lo tienen ahora mucho más difícil que los nuestros".

Dagmar Stachová, a la que los comunistas le encarcelaron a sus dos padres, se cuestiona si los cubanos de a pie se enteran de lo que pasa en las cárceles de su país.

"La gente en Checoslovaquia en los años 50 no sabía, o aparentaba que no sabía, de los procesos políticos, de las minas de uranio en Jáchymov, aunque en las fábricas se firmaban peticiones por la muerte de Milada Horáková, sin saber que había hecho esa mujer. Creo que en general los checos no sabían, así como hoy no saben probablemente los cubanos. Saben que tienen un tal comunismo, eso lo sabíamos también, pero que la gente es encarcelada injustamente, que hay campos de trabajos forzados ..., ¿lo sabrá la población común y corriente?".

Eva Vláhová comparó la situación de la Checoslovaquia comunista y la Cuba actual con los acontecimientos en la antigua Yugoslavia.

"Yo no puedo viajar ya a la antigua Yugoslavia. La gente me resulta sumamente antipática por la guerra que llevaron a cabo uno contra el otro. Fue lo mismo que en nuestro país - nuestra gente liquidó a nuestra gente. Si lo hicieron los nazis con los checos, uno tuvo que conformarse con ello, pero ¿si uno lo hace con los propios? Lo mismo pasó en Yugoslavia, y lo mismo pasa en Cuba. Y lo peor en el comunismo es que se aniquila la inteligencia, la élite de la nación".

A los ignorantes y a los pobres se les domina fácilmente, agregó la señora Dagmar Stachová.